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La vorágine de las redes sociales y los XV años de Rubí

A inicios de diciembre de 2016 el tema de los XV años de Rubí se mantuvo como tema principal, llamó la atención de muchos

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La fiesta por lo los XV años de Rubí.

Generalmente las llamadas “tendencias” en las redes sociales ocurren durante uno, dos, tres días, una semana a lo mucho. Sin embargo, cuando a inicios de diciembre de 2016 el tema de los XV años de Rubí se mantuvo como tema principal, llamó la atención de muchos. Como se recordará, una joven de la comunidad de La Joya en el municipio de Villa de Guadalupe en San Luis Potosí, se preparaba para el tradicional rito de paso que la convertiría de niña en jovencita ante la sociedad en la que se desenvolvía. Parte de la tradición en su comunidad incluye además de la misa, una comida, un baile, y una carrera de caballos. Una fiesta entre conocidos que comparten valores y símbolos culturales.

Aprovechando la novedad de publicar avisos en FaceBook, la empresa que realizó el estudio fotográfico sugirió a la familia realizar un video – invitación. Y así ocurrió, los padres accedieron a que el video se publicara y éste pronto se “viralizó”, primero en el norte del país, luego allende la frontera, posteriormente en el centro y al final en todo México. Fue tal la respuesta, un tanto en broma, de que habría una concurrencia espectacular –un evento en FaceBook registró 1.3 millones de posibles asistentes- que los padres pidieron retirar el video. Ya era demasiado tarde, pues la broma, el meme y las intenciones serias de acudir se hicieron presentes.

Los organizadores aprovecharon la coyuntura y en menos de un mes, la fiesta fue tema internacional. Un grupo de investigadores de El Colegio de San Luis tomamos nota a mediados de diciembre y decidimos acudir a la fiesta celebrada el 26 de diciembre, a documentarla y en la medida de lo posible evaluar el efecto de las redes sociales en la sociedad, ver cómo se corresponde la realidad de lo virtual con la realidad de lo tangible. Al final pudimos comprobar que, efectivamente, lo virtual tiene un ancla en lo real, en este caso los XV años, pero al entrar al mundo de lo virtual los asuntos se vuelven impredecibles e incontrolables.

La enorme dimensión de la fiesta de 15 años de Rubí con sus más de 10 mil asistentes, y de sus efectos ocurrió gracias a la concatenación de hechos. Fue un fenómeno sociológico al que contribuyeron diferentes actores, cada uno en su ámbito: la familia, las autoridades, los medios de comunicación, las empresas, los ciudadanos, pero cuyo resultado no se tenía previsto con claridad. Fue una construcción sin propósitos claros, cuya plataforma de operación oscilaba entre el mundo de lo virtual y el mundo de lo tangible.

El semblante de congoja de la festejada, el de sus padres y allegados durante la ceremonia y la fiesta fue un claro indicio del nerviosismo originado por las circunstancias impredecibles y de lo alejados que estaban de las prácticas a las que fueron orillados (o en las que incursionaron): la prensa, la fama fugaz, los reflectores, los regalos no anhelados, la seguridad extrema, las ofertas de patrocinio, etcétera.

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La fiesta de 15 años es una celebración muy arraigada entre los mexicanos, prácticamente se lleva a cabo en todos los estratos socioeconómicos, con variantes de acuerdo con costumbres y posibilidades económicas. Se trata de un ritual de transición en el que se pasa de niña a mujer joven, se le refiere como la “presentación en sociedad”. Es un momento de cambio que sirve para preparar a las mujeres para dejar la infancia y adentrarse en la vida adolescente previa a la adultez. Pero en esta ocasión, la quinceañera no estaba preparada para verse frente a una sociedad abrumadoramente enorme, distante y sobre todo a la que no conocía y a la que no pertenecía en el ámbito de su vida cotidiana.

Miles de desconocidos aprovecharon la vorágine, entre ellos personajes políticos, artistas, representantes de firmas comerciales, integrantes de medios de comunicación y el insensible mundo de las redes sociales desempeñaron un rol definitorio. No había manera de estar preparado para desempeñar el rol de quinceañera famosa cuando ese no fue nunca el propósito de la celebración. El fenómeno sociológico comenzó con una invitación audiovisual enviada a través de medios electrónicos por la vía de las redes sociales; estaba dirigida a un conjunto de personas que paradójicamente ¡no tienen acceso a internet! El mensaje no llegó a quienes iba dirigido, sino a miles de desconocidos al entrar en el mundo impredecible de lo virtual. Hubo un rebote en la realidad tangible, en una región donde los mensajes se transmiten de boca en boca, y en donde tardan más tiempo en difundirse.

Hasta ahora no se ha cuantificado el efecto económico de la fiesta, pero podemos suponer que fue millonario, tan solo pensar en los traslados, alojamientos, consumos de alimentos, pagos de servicios. Hay que considerar que los gobiernos municipales de Matehuala, Charcas y Villa de Guadalupe destinaron recursos económicos y humanos para hacer posible la logística. Lo mismo hay que decir para el caso de los gobiernos estatal y federal que estuvieron presentes y destinaron parte de su fuerza pública y protección civil para prever la seguridad. Recordemos incluso que por esos días el país entero padecía una severa crisis de abastecimiento de combustible. En este sentido, no se distingue con claridad el lindero entre lo público y lo privado, por lo que caben las pregunta ¿cuándo un gobierno estatal o municipal debe destinar recursos para resguardar, proteger y brindar apoyo logístico para una fiesta privada? ¿la difusión en redes sociales y su supuesta magnitud (a priori) la convierten en un asunto público materia de gobernabilidad?

En cuanto a la estructura familiar, se podría suponer que el fenómeno tuvo también un efecto en las formas de convivencia y en el rol que cada quien desempeña ¿cómo se gestionó el impacto psicológico derivado de las múltiples noticias que les rodean? En un instante se colocó a la chica como una quinceañera reina de la fama y de pronto esa condición podría ser otra de golpe. De llevar un ritmo pausado en el corazón de La Joya, Rubí comenzó a vivir a un ritmo social acelerado. Pensemos en la propia comunidad, cuyos habitantes esperaban que los reflectores de la fiesta les trajera algún beneficio. Tras 6 años de que la fiesta ha concluido ¿ya hay agua potable, se tiene acceso a telefonía, la sociedad se ha transformado?

Todo el impacto social que provocó en las vidas de la quinceañera y en el de la comunidad no es fácil de olvidar. La “tendencia” duró casi un mes, no se ha repetido un fenómeno de esta magnitud, pero algunos seguimos pensando en el tipo de fenómenos y efectos que generan las redes sociales, que a pesar de ser efímeros y superficiales trastocan la vida privada y pública.