Cultura

Bibliotecas públicas de la CDMX, cerradas, descuidadas y sin impacto social

Algunas no han sido reabiertas tras el sismo de 2017, otras se encuentran en remodelación y algunas más se volvieron Pilares · Esa invisibilidad nos revela a qué grado las han abandonado, es penoso decirlo: Juan Domingo Argüelles

Infraestructura cultural

Iztapalapa es la alcaldía con más bibliotecas públicas, 8 en remodelación.

Un total de 17 bibliotecas públicas están cerradas en la Ciudad de México, en su mayoría porque desde el 2017 resultaron afectadas por los sismos y no hay presupuesto para atenderlas, otras porque se encuentran en remodelación desde hace tres años y algunas porque en su lugar se construyeron Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación, y Saberes (Pilares) y oficinas de gobierno.

A esos espacios cerrados se suman varias carencias en las bibliotecas que sí están abiertas al público: bajo voltaje de luz, horarios que no incluyen servicio fines de semana y falta de renovación de acervos e internet.

A manera de radiografía, “Crónica” solicitó a las 16 alcaldías de la Ciudad de México el listado de bibliotecas públicas que tienen registradas y en total las demarcaciones reportaron 252, de las cuales, casi todas pertenecen a la Red Nacional de Bibliotecas de la Secretaría de Cultura Federal.

Sobre las 17 que están cerradas, es en la alcaldía Iztapalapa donde se concentra el mayor número de clausuras con ocho bibliotecas porque están en remodelación y porque los sismos de hace seis años afectaron los inmuebles. Le siguen las alcaldías Azcapotzalco, Cuajimalpa y Xochimilco con dos bibliotecas públicas cerradas y finalmente las demarcaciones Coyoacán, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza tienen una biblioteca sin servicio.

En específico, llama la atención la desaparición de la Biblioteca Estado de México que se ubicaba en Calle 22 y Calle 19 sin número, en la colonia Pro Hogar, Azcapotzalco, domicilio que desde 2019 recibió la instrucción de cerrar porque se construiría el Pilares Pro Hogar, espacio que en febrero de 2020 inauguró Claudia Sheinbaum, ex jefa de gobierno capitalino.

Algunas bibliotecas se convirtieron en Pilares, como la Biblioteca Estado de México en Azcapotzalco.

La Biblioteca Estado de México se fundó en 1989, ofrecía servicio de lunes a domingo de 8:00 a 20:00 horas, en 2012 recibió 619 mil pesos para su remodelación y actualmente su acervo está embodegado, esperando que los libros sean reubicados.

Otro caso de cierre es la Biblioteca Raúl Anguiano que se ubicaba al interior del Parque Ecológico Huayamilpas, en su lugar la alcaldía Coyoacán instaló oficinas. Dicho espacio estaba frente al mural “Historia y leyenda de Coyoacán” hecho en 1917 por el artista Raúl Anguiano. Esta biblioteca extinta nació en 1995 y contaba con 3 mil 212 libros para su consulta.

También resalta el caso de dos bibliotecas clausuradas por disputas territoriales. La primera se trata de la Biblioteca San Juan Tlihuaca, ubicada al interior de un deportivo en Av. Manuel Salazar s/n., esquina Francisco I. Madero, colonia Providencia, Azcapotzalco. Ahí en octubre de 2018 llegaron unos supuestos invasores a desalojar las instalaciones provocando un enfrentamiento con los habitantes. Hasta la fecha continúa el conflicto por el espacio y una consecuencia es que la biblioteca creada en el 2000 está en busca de un nuevo espacio.

La segunda es la Biblioteca Palo Alto, ubicada en el centro comunitario de la Cooperativa Unión de Vivienda de Palo Alto de la alcaldía Cuajimalpa, fue creada en 1988 y resguarda 12 mil 426 libros y 283 revistas. El problema en esta biblioteca que fue vandalizada en 2020 es que a la cooperativa le cancelaron su registro en 1994 y se ordenó su proceso de liquidación en 2002, no obstante, sus integrantes han tramitado amparos. La alcaldía externó a Crónica que la biblioteca está en proceso de “recuperación mediante procedimiento judicial” (oficio ACM/DGASCyD/1025/2023).

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Las que resultaron afectadas por los sismos de 2017 son: Biblioteca Enrique Ramírez y R, en la alcaldía Venustiano Carranza (Eje 1 Norte y Vidal Alcocer, colonia Morelos) y tiene un acervo de 1515 revistas; Biblioteca Benito Juárez, en el barrio San Luis Tlaxialtemalco de Xochimilco (calle Miguel Hidalgo 5) creada en 1986; Biblioteca Alonso de Axayacatl, en la alcaldía Iztapalapa (3ª. Calle de José Barragán, colonia U.H. Vicente Guerrero) espacio con un acervo de 14 mil 681 libros y que atendía un bibliotecario.

El resto de las bibliotecas que las alcaldías reportaron cerradas se debe a que están “en remodelación”, es el caso de: Faro del saber Escandón, en la Miguel Hidalgo; Biblioteca Nepoulzinzqui, en Xochimilco; Biblioteca Acamapichtli, Biblioteca Encuentro de dos mundos, Biblioteca Huizachtepetl, Biblioteca Las rosas, Biblioteca Melchor Ocampo y Biblioteca Prados Churubusco, en Iztapalapa.

SIN HORARIOS

“La biblioteca puede estar abierta unas cuantas horas o cerrar cuando a los empleados se le antoje, a veces carecen de personal adecuado para atender al público y algunas se cuidan del vandalismo. Desafortunadamente eso pasa en la capital y también ocurre en los estados de la República”, señala en entrevista el escritor Juan Domingo Argüelles.

Esa afirmación del también editor fue corroborada por este diario. La Biblioteca Centro Histórico Tepito, ubicada en Florida 10, alcaldía Cuauhtémoc, está abierta de lunes a viernes de 8:00 a 14:00 horas y el día que “Crónica” acudió no había personal y estaba cerrada. Lo mismo sucedió con la Biblioteca José María Pino Suárez, situada en Calzada de la Viga, alcaldía Venustiano Carranza, a unos pasos del metro La Viga.

Otro caso es la alcaldía Tláhuac que de sus 20 bibliotecas públicas sólo tres abren sábados y domingos. En esa demarcación, la Biblioteca Las Arboledas, ubicada a unas cuadras del metro Olivos, enfrenta problemas de bajo voltaje, entonces sus horarios de atención se reducen porque la energía eléctrica no es suficiente para tener todas las computadoras encendidas y para que los sanitarios siempre tengan agua.

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ENVEJECEN LAS BIBLIOTECAS

Un dato que observó “Crónica” es que en este sexenio únicamente se crearon dos nuevas bibliotecas. En 2020, en la alcaldía Álvaro Obregón se inauguró la Biblioteca Tezontla (colonia Acuilotla) y en 2021, en la alcaldía Coyoacán, se abrió la Biblioteca Remedios Varo (colonia Pedregal de Santo Domingo) con un acervo de mil libros y 266 revistas.

En las otras alcaldías, las bibliotecas más recientes son de los sexenios administrados por Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera. Por ejemplo, en 2012, se abrió la Biblioteca Alonso Lujambio en la colonia Insurgentes Mixcoac de la Benito Juárez, con 7 mil 500 libros. Ese mismo año empezó el servicio de la Biblioteca Faro del Saber Reforma Social, en la Miguel Hidalgo, con 3 mil 600 libros disponibles.

Además, está el caso de la demarcación Milpa Alta que desde 1999 no ha abierto ninguna nueva biblioteca o como el de la alcaldía Cuauhtémoc que desde el año 2000 no hay nuevos espacios de consulta bibliográfica.

La mayoría de las bibliotecas públicas de la Ciudad de México se crearon entre los años 70 y 80 del siglo pasado. La más antigua es la Biblioteca Fray Bartolomé de las Casas, ubicada en el centro de Azcapotzalco, fue creada en 1925 y alberga el mural “Paisaje de Azcapotzalco” de Juan O’Gorman. Después de ésta, en 1955, se abrió la Biblioteca Rosendo Arnaiz, en la alcaldía Álvaro Obregón.

Muchas bibliotecas más carecen de servicios o tienen horarios arbitrarios.

La gente no se identifica con las bibliotecas públicas, indica Juan Domingo Argüelles.

“La gente no suele decir: nos vemos en la biblioteca tal que está en la calle tal. Eso revela que no es una posibilidad de encuentro. Si uno va por la calle y pregunta a cualquiera: ¿acá cerca hay una biblioteca? La gente no lo sabe porque la biblioteca no está presente dentro de su información, pero si le preguntan por una iglesia, un gimnasio o centro comercial sí dan la referencia inmediata”, afirma.

Esa invisibilidad nos revela a qué grado las han abandonado, es penoso decirlo, no tienen un impacto social como deberían, añade Argüelles. “En Estados Unidos son referentes por su acervo y porque son centros de lectura, porque tienen actividades como una bolsa de trabajo, clases para aprender ingles”.

Creer que una instancia como Pilares puede sustituir una biblioteca es una equivocación, enfatiza el autor. “Lo hemos enfrentado en otros sexenios, pero en éste es decir: arrasen con todo que vamos a poner lo nuestro. Eso hicieron los españoles cuando llegaron al país, se desconoce todo lo que se hizo antes para poner cosas nuevas. Si una biblioteca se fue a la bodega ahí el acervo envejecerá y caducará”.

“PIDIENDO PARA LIBROS”.

Argüelles recuerda el texto de Gabriel Said, “Pidiendo para libros”, quien plantea como errónea la idea de que las bibliotecas públicas se pueden hacer con donaciones en lugar de que el gobierno compre los libros.

“El dinero que se invierte para la compra de libros es mínimo, lo sé porque los propios bibliotecarios dicen que llegan acervos a cuenta gotas y ellos trabajan con acervos obsoletos. El expurgo o descatalogación tendría que hacerse con frecuencia y a cambio tener la renovación de acervos”.

Número de bibliotecas reportadas por alcaldía:

Iztapalapa: 41Álvaro Obregón: 23Venustiano Carranza: 23Gustavo A. Madero: 22Tláhuac: 20Tlalpan: 19Xochimilco: 17 Azcapotzalco: 12Coyoacán: 12Miguel Hidalgo: 12Milpa Alta: 12Cuauhtémoc: 10Iztacalco: 10Cuajimalpa: 7Benito Juárez: 6Magdalena Contreras: 6
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