Cultura

Bonifaz Nuño halla el hilo conductor entre nuestras tradiciones plásticas antiguas y contemporáneas

Pensó dedicarse a la pintura e incluso realizó una escenografía para la bailarina y coreógrafo universitaria Magda Montoya, añade Lilian Álvarez Arellano

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Lilián Álvarez fue una de las presentadoras de la segunda edición del libro "Elogio del Espacio. Apreciaciones sobre Arte", de Rubén Bonifaz Nuño.

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“A Bonifaz Nuño le interesaba que el pueblo mexicano fuera capaz de identificar los elementos que caracterizan, en lo general y en lo particular, el patrimonio legado por las culturas originarias de México”, expresó Lilian Álvarez Arellano, directora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM a propósito de la presentación del libro “Elogio del Espacio. Apreciaciones sobre Arte” hecha en El Colegio Nacional.

Esta obra que tuvo una primera edición en 2011, a cargo de El Colegio Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana y la Universidad Nacional Autónoma de México, y ahora es reeditada por El Colegio Nacional y la Universidad Veracruzana.

El libro reúne escritos de Rubén Bonifaz Nuño (1923-2013) sobre piezas prehispánicas y de artistas contemporáneos como: Ricardo Martínez, Santos Balmori, Pedro Cervantes y Ángela Gurría; así como un poema escrito para esta última artista plástica y otro para Elvira Gascón.

En esta nueva versión permanecen los textos del primer acercamiento seleccionados por el poeta Miguel Ángel Muñoz, pero se agregan dos secciones que la enriquecen: numerosos textos de Bonifaz Nuño sobre la obra de Ricardo Martínez y un apéndice de 62 imágenes, lo que hace que el libro crezca de 214 a 407 páginas.

En palabras de Álvarez Arellano, con este libro, el escritor Bonifaz Nuño quería que los mexicanos tuvieran bases para rechazar “argumentos falaces y descuidados con que a veces se ha intentado caracterizar a las culturas precolombinas y a sus descendientes como pueblos primitivos, supersticiosos violentos, indolentes, derrotistas y sin libre albedrio”.

“Esta antología hace evidente una línea de trabajo del escritor desarrollado en más de 40 años y que tal vez es menos conocida que sus trabajos de traducción, su poesía y sus estudios iconográficos. Sugiere también que Bonifaz Nuño encuentra un hilo conductor entre nuestras tradiciones plásticas antiguas y las contemporáneas, de las que están aquí seleccionadas es el caso de todas salvo la de Santos Balmori cuya propia tradición plástica estudia e interpreta Bonifaz como un ejercicio de aprendizaje crítico de apropiación y libertad”, dijo.

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Álvarez Arellano narró que a los 15 años, el autor de “Fuego de pobres” y “Trovas del mar unido” pensó dedicarse a la pintura, un poco más tarde realizó una escenografía para la bailarina y coreógrafo universitaria Magda Montoya, además preparó el catálogo de Ricardo Martínez y más tarde el de Santos Balmori, siguieron los catálogos de Ángela Gurría, Federico Silva y Pedro Cervantes”.

“Hubo una circunstancia histórica que llevó a Rubén Bonifaz Nuño a cobrar conciencia de la necesidad de estudiar las producciones culturales de los antiguos mexicanos en sus propios términos. Las exploraciones del Templo Mayor mostraron de golpe la insuficiencia del aparato de la historia del arte de occidente para dar cuenta cabal de lo que se descubría, empezando por la imponente Coyolxauhqui, se debía recurrir, sin duda, al mito recuperado por la historia oral y la literatura, así como las cronologías y análisis de estilo”, añadió.

En su participación, el poeta e historiador Miguel Ángel Muñoz comentó que “de entre los escritores que se han dedicado a escribir sobre arte”, siempre tuvo la idea de “que los poetas han sido los mejores intérpretes del arte y la mejor muestra de ello es Rubén Bonifaz Nuño y Octavio Paz”

“Bonifaz fue un apasionado del arte, del arte precolombino mexicano y, sobre todo, del contemporáneo, en particular por esa complicidad que tuvo con dos artistas como Ricardo Martínez, sobre el que más escribió, y Ángela Gurría”, añadió el encargado de la selección de los textos y del escrito introductorio.

Finalmente, el crítico Carlos Blas Galindo expresó que este libro muestra el conocimiento del poeta por describir de manera formal la obra y de su mirada minuciosa por la composición.

“Esto ya casi nadie lo hace y allí se eslabona un contubernio para bien de Bonifaz con quienes hacen arte y pueden ahondar en esta posibilidad de describir lo geométrico, lo que llamamos en arte la composición”, dijo.