Cultura

“Hay que permitir que las infancias experimenten y tomen sus decisiones”

Tener demasiadas expectativas en ellas, las limita, añade Andrea Salmerón. Presenta la obra “Konrad, el niño…”

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La obra “Konrad, el niño que salió de una lata de conservas” tiene temporada en el Teatro del Bosque Julio Castillo, del Centro Cultural del Bosque.

A la casa de la señora Bartolotti, adicta a las compras por internet, llega un nuevo paquete: un niño de fábrica que no recuerda haber pedido. Sin más remedio, ella junto con su novio, el farmacéutico Egon, inician la odisea de educar a un niño perfecto en un mundo imperfecto.

Esa es la trama de “Konrad, el niño que salió de una lata de conservas”, obra de teatro que se presentará sábados y domingos a las 12:30 horas hasta al 5 de marzo en el Teatro del Bosque Julio Castillo, del Centro Cultural del Bosque.

“¿Por qué los niños tienen que ser perfectos de acuerdo a lo que otras personas creen?, ¿por qué todo mundo se mete con las mamás diciéndoles que no son buenas mamás?, ¿por qué pensamos que hay una sola forma de ser buen padre o buen hijo? De esas preguntas partimos para argumentar la obra”, comenta en entrevista la directora Andrea Salmerón Sanginés.

En palabras de la artista, las compañías Teatro en Fuga y Armarmedia pensaron en que esta puesta en escena no sólo es para los niños, también es para los padres.

“Las niñas y los niños no viven solos, no toman sus propias decisiones, sí en algunos sentidos, pero por lo general viven inmersos en las decisiones que las personas adultas toman por ellos”, expresa.

Entonces hay algunos mensajes dirigidos a las mamás y a los papás, añade Salmerón Sanginés.

“Preguntas como ¿a quién quieres más, a la mamá o el papá? donde el niño queda en medio, o las prohibiciones de no externar sus sentimientos, nos orillaron a hablar de las infancias necesitan un espacio propio para jugar, que los adultos deben respetar su tiempo, sobre todo, sus tiempos de desarrollo”, indica.

La directora señala que la infancia es la etapa de la experimentación y de la exploración del mundo.

“Somos seres sociales, no vivimos aislados, hay que permitir que las infancias experimenten y tomen sus propias decisiones y posturas con respecto a diferentes cosas. Cuidarlos demasiado o tener demasiadas expectativas en ellos, como el hecho de que sean lo que uno no pudo, los limita”, opina.

En la obra, Konrad aprende a entender por qué sus padres no viven en el mismo departamento y hace amistad con Kitti, una niña que lo defiende y lo invita a hacer travesuras, cosas que a Konrad le gusta hacer pero que se siente culpable porque “no es correcto”.

“Sus padres tienen diferentes formas de pensar en cómo es la educación pero afortunadamente aparece Kitti quien le ayuda a lidiar con la sociedad y quien lo defiende pero Konrad se cuestiona si una niña debería de defenderlo porque está educado en forma tradicional donde el papá es proveedor y los niños defienden a las niñas, donde las muñecas son sólo para los niños pero descubre que el mundo no es así”, narra la directora.

Kitii jugará un papel importante en la reeducación de Konrad, añade Salmerón Sanginés.

“Tiene que reeducarse para adaptarse al mundo imperfecto y entender que la gente dice mentiras, que llega tarde, que pone pretextos y que no come sanamente porque el placer es importante en la vida de las personas”, expresa.