Cultura

José Emilio Pacheco fue, ante todo, un poeta: Juan Villoro

En sus poemas de José Emilio Pacheco encontramos la naturaleza, es el gran poeta ecológico de la modernidad mexicana, añadió

homenaje

El homenaje a José Emilio Pacheco en el Colnal.

José Emilio Pacheco fue un polígrafo que cultivó e incursionó en todos los géneros, “pero fundamentalmente fue un poeta”, afirmó el escritor mexicano Juan Villoro, miembro de El Colegio Nacional, durante el recital homenaje dedicado al autor de Las batallas en el desierto (1981), recordado a diez años de su partida.

Pacheco “cultivó todos los géneros, incursionó en todos ellos con fortuna, pero fundamentalmente fue un poeta” dijo el colegiado en el Aula Mayor de la institución, donde se llevó a cabo el encuentro “José Emilio Pacheco. Poesía a dos voces”, en el que participó otro poeta, Hernán Bravo Varela.

José Emilio, agregó Villoro, “con cierta coquetería se oponía a los recitales de poesía, y claro, ahí se burlaba de cómo la poesía se convierte en otra cosa cuando es impostada, declamada, cuando el poeta quiere cautivar al público, pero, al mismo tiempo, José Emilio reconocía el sentido original de la poesía que es el canto: durante mucho tiempo la poesía no se escribió, es decir, la poesía escrita es una excepción posterior a la poesía de los rapsodas griegos que recitaban y la gente memorizaba los poemas. Él mismo, en El Colegio Nacional solía recitar a sus autores favoritos, especialmente de la poesía mexicana”.

Pacheco solía decir: “somos nuestras contradicciones”. Entonces, prosiguió Villoro, “a este poeta que decía no gustarle los recitales, yo lo vi participar en muchas ocasiones en recitales de poesía”.

Villoro dio paso a enumerar los temas e intereses que Pacheco —miembro de El Colegio Nacional desde 1986—, cultivó en sus versos. “Su poesía es vastísima en cuanto a repertorio de temas. Posiblemente es uno de los autores, en ese sentido, más enciclopédicos de la literatura mexicana”.

“En los poemas de José Emilio Pacheco encontramos la naturaleza, es el gran poeta ecológico de la modernidad mexicana, siempre está hablando de la intervención humana para destruir la biosfera antes de que se mencionara el Antropoceno, que es una categoría crítica porque tiene que ver con la influencia perniciosa del ser humano en la naturaleza. Él, en sus poemas, estaba eludiendo a esto”.

“Lo mismo a través de sus muchos poemas de animales, que suelen ser fábulas negativas porque si en muchas fábulas el animal representa una conducta humana, que puede ser incluso encomiable o no tanto, pensemos en las fábulas, desde Esopo hasta Augusto Monterroso, en Pacheco hay un temple negativo: aprendamos lo que los seres humanos le estamos haciendo a los animales y cómo ellos nos permiten entendernos a nosotros”, señaló Villoro.

La historia con mayúsculas fue otro gran tema de la poesía del homenajeado. “Muchos de los poemas de Pacheco aluden a circunstancias históricas puntuales, a cómo la historia se ha contado de manera oficial y, también, a la verdadera historia que pueden contar los poetas, lo sabe nuestro historiador de cabecera en El Colegio Nacional Javier Garciadiego, muchas veces la historia que se escribe desde los edictos y las actas oficiales no es exactamente la misma historia que perdurará, ¿quién nos puede decir a nosotros que Ricardo III no es como lo retrató Shakespeare? Ya es difícil que se le vea de otra manera, aunque quizá haya falseado un poco la verdad histórica. Este es uno de los grandes temas de Pacheco: cómo sucede la historia y cómo se cuenta”.

Comentarios políticos, que incluso podrían llamarse “editoriales”, también se pueden encontrar en la poesía de Pacheco: “En otro tipo de escritor irían a dar a una columna política que tuviera en un periódico, y en el caso de Pacheco aparecen entre dos versos en el poema”.

Pero más aún, los versos de Pacheco recurren a la sensualidad, “que casi siempre asocia con oportunidades perdidas. Es un gran poeta del amor desaparecido, desaprovechado, imposible, eso es una constante. Podemos pensar también en su discusión con otros poetas, me parece que hay, y esta es una de las cosas más interesantes, por ejemplo, para quienes empiezan a hacer poesía, cómo hacer poesía propia con poesía de otros y Pacheco incorpora a sus poemas citas y paráfrasis de otros poetas y esa es parte de su grandeza, hay un continuo taller literario en su poesía, lo cual nos lleva a la reflexión de varios de sus versos del Ars poética, cómo se genera la poesía, cuál es su misterio”.

También están los viajes: “Hay muchos poemas relacionados con los lugares a los que él ha asistido, pueden ser zonas arqueológicas, lugares en el extranjero, lugares que frecuenta y a los que regresa muchas veces, por ejemplo, Veracruz, donde ubica varios de sus cuentos, una novela breve donde tiene familiares, es un sitio que le parece totalmente familiar, pero también sitios donde ha estado una vez y no entiende muy bien lo que sucede y que dan lugar a un poema”.

El intento de entender las cosas pequeñas y también el derrumbe de todas las cosas, dijo Villoro, son temas de la poesía de Pacheco: “La inutilidad de los afanes humanos, la imposibilidad de ser un gran poeta, la tragedia general del mundo y, al mismo tiempo, desde esta concepción un tanto apocalíptica de la realidad, la necesidad de resistir, lo cual engrandece este gesto de perdurar en medio de la tragedia”.

“A él le gustaba mucho citar una frase de Quevedo que es ‘la imaginación del desastre’ y él fue un experto en imaginar desastres”. En este sentido, Villoro recordó que cuando hablaba por teléfono con Pacheco y le preguntaba ‘¿cómo estás?’ El poeta, después era una visión apocalíptica del presente, en medio de la conversación donde parecía que no había futuro, encontraba motivos de humor, felicidad y de confianza en el ejercicio literario.

Un hilo conductor más, citó el colegiado, es el paso del tiempo en la poesía de Pacheco. “Lo podemos ver tan sólo en los títulos de sus libros: Tarde o temprano, No me preguntes cómo pasa el tiempo, Desde entonces, Siglo pasado, Tarde o temprano, La fábula del tiempo, en fin, y tiene incluso poemas dedicados justamente a los misterios del tiempo, uno de ellos Contraelegía, donde tiene dos de sus versos más famosos: ‘ya somos todo aquello contra lo que luchamos a los veinte años’, un poema amargo sobre el envejecimiento y sobre la traición que mucha gente tiene a sus sueños de juventud”.

El destino de la poesía

Para el poeta Hernán Bravo Varela, Pacheco sabía que, si bien la poesía es un ejercicio solitario, su gran destino era público: “En cada uno de los libros, desde Los elementos de la noche hasta sus dos títulos testamentarios: La edad de las tinieblas y Como la lluvia, Pacheco entendió con mucha generosidad para sus lectores que, si bien la poesía es una vocación solitaria, el destino de la palabra poética es público”.

“La poesía de José Emilio es de uso público, de transmisión pública y gratuita, y también incorpora todo aquello que interviene en ese proceso de transmisión: las filas de origen, los chismes, el teléfono descompuesto, en buena medida, la poesía también se compone de eso y es una alegría haberlo demostrado con su escritura, cómo podíamos tener un panorama totalmente distinto y que José Emilio ayudó a cambiar, junto con otros autores de su generación, que nos ayudaron a entender y pensar la poesía bajada de cierta estratosfera, que mantuviera un contacto vivido y que pasara su fuego elemental a los otros”, dijo.

Las lecturas que el propio José Emilio Pacheco hizo de sus poemas siempre eran “comentadas, salpimentadas por una robusta cantidad de referencias, datos biográficos, todo aquello para que los lectores se sintieran no sólo cobijados por el poema, sino José Emilio permitía dar claves de primerísima mano que pudieran apoyar a la comprensión, a la memoria, pero también al fenómeno de la emoción, que resulta ser algo profundamente complejo”.

Desde la mirada de José Emilio, en palabras de Bravo Varela, parecería que los poemas que avanzan con una mano en la cintura por las aguas de la claridad, no haría falta ofrecer claves, mas con él se daba un fenómeno de una enorme generosidad y de una enorme empatía extraordinaria: “Cada vez que leía un poema, incluso a la mitad misma del poema José Emilio Pacheco decretaba una pausa, una tregua y comenzaba con la prosificación o la glosa de ese poema”.

“José Emilio Pacheco. Poesía a dos voces” se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.