Cultura

“Kahlo sin fronteras” muestra una Frida de carne y hueso con partes difíciles y dolorosas

La exposición presenta los documentos el paso de la artista por el hospital y  un par de obras de Cristina Kahlo y una serie fotográfica de los objetos que se encontraron en uno de los baños de la Casa Azul, realizadas por Graciela Iturbide en 2005

exposición

Algunas de las piezas que se exhiben en la muestra “Kahlo sin fronteras”.

Ana P. Amador Castillo

A veces perdemos de vista que Frida Kahlo no es un personaje de novela, ni una persona ficticia, de acuerdo con Cristina Kahlo, sobrina nieta de la artista y co-curadora de la muestra. En la inauguración de “Kahlo sin fronteras” señala que los visitantes podrán ver una “Frida de carne y hueso con partes difíciles y dolorosas”.

“Todos estos documentos son el testimonio: el paso de Frida por el hospital deja de ser anecdótico, se convierte en realidad”, manifiesta sobre la muestra, que se puede visitar en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo hasta el mes de noviembre.

“En los expedientes se dice que le daban insulina, pero según me explicó un médico no era porque fuera diabética, sino porque la insulina ayuda a la cicatrización”, comenta sobre el historial de cirugías que marcó la vida y personalidad de la artista.

Desde su perspectiva, lo que hay que resaltar del carácter de la artista es “que aun estando en una cama de hospital pintaba, se mantenía, leía. Es alguien que supo, a través del arte, sanar muchas heridas. Las físicas no se podía, pero es una manera de exorcizar los demonios, lo que acontece, y eso la hace muy valerosa”.

En el 2015, Cristina Kahlo tuvo oportunidad de fotografiar los archivos médicos históricos del hospital ABC.

“La doctora Mari Carmen fue la que me hizo el favor de decirme que ahí estaba el archivo, fue el contacto con el hospital para que yo pudiera consultar y fotografiar los archivos. Ella escribió un texto para una revista médica sobre los padecimientos de Frida hace muchos años y por eso sabía que estaban ahí los expedientes”, relata.

Para poder revisar los archivos, la descendiente de Frida Kahlo tuvo que comprobar su parentesco con la artista. Un par de años después, el proyecto comenzó a tomar forma, aunque la exposición se pospuso un par de veces.

De acuerdo con los recuerdos de Cristina Kahlo, la gente del archivo del hospital tardó aproximadamente un mes en encontrar los microfilms y, cuando se logró, fue un momento muy conmovedor, “el recibimiento de la gente de los archivos fue muy lindo, hasta lágrimas, a ellos les conmovía mucho que alguien relacionado directamente a Frida Kahlo se interesara en eso que ellos han conservado durante tanto tiempo. Para mí también fue conmovedor”.

Por su parte, el co-curador Javier Vázquez considera que en la historia del arte es importante hacer referencia a la biografía de los artistas, ya que esto “da cuenta de cómo otros elementos alrededor de un personaje influyen de manera determinante para lo que están realizando, para lo que está ocupando sus mentes, y Frida Kahlo evidentemente no es la excepción”.

La curaduría busca despertar una reflexión respecto a “qué es lo que sucedía con un cuerpo enfermo como el de Frida Kahlo y cómo es que esos límites que tenemos todos a partir de nuestra propia piel -que podría ser el primer límite físico que podemos encontrar en una persona- se rompen”, explica.

“Entonces creímos que el título tenía que hacer referencia precisamente a estos límites -o no límites- en los que Frida Kahlo interviene de manera presencial y ausente”.

El recorrido de esta exposición propone un recorrido a través de su vida y hace una pausa en los últimos años de vida de la pintora, para poder dar un recuento de lo que fue y de lo que sucedió en estos sitios: en la Casa Azul, en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, en el hospital ABC.

A través de los documentos exhibidos nos enteramos que el tipo de sangre de Frida Kahlo era A +, que pidió dinero prestado, que no solo estuvo enamorada de Diego Rivera y que su creación artística estuvo profundamente ligada a su condición de salud.

“Vamos a ver a Frida Kahlo en el hospital. Son unas imágenes muy poco vistas, son fotografías de registro, sin embargo, ahora nos sirven a nosotros para poder conocer también ese otro lado de Frida Kahlo y verla como una persona enferma en un hospital”, agrega Javier Vázquez.

Documentos médicos.

RECORRIDO.

La idea del recorrido es que el público pueda hacer conexiones entre documentos, historial médico y obra artística de Frida Kahlo. “De esa forma se puede visualizar mucho más la historia”, considera Cristina Kahlo.

Entre los elementos expuestos hay una especial importancia de la fotografía, que fue un elemento presente en la vida de Frida Kahlo desde niña hasta su muerte.

“Su padre fue fotógrafo, ella fue ampliamente fotografiada por muchísimos artistas de la lente. Nos detenemos en algunos momentos muy particulares y presentamos también una serie de materiales fotográficos y, sobre todo, documentos del archivo”, ahonda Javier Vázquez.

Asimismo, el co-curador señala que a partir de estas referencias y datos se podría hacer una investigación del seguimiento que se dio a las enfermedades y padecimientos que tuvo Frida Kahlo durante muchos años.

“Eso también me parece un tema interesante porque creo que, en el estricto sentido de lo médico, podríamos hacer una investigación. Nosotros destacamos sobre todo el ámbito artístico”.

Para los curadores, este esfuerzo permite tener una idea “mucho más terminada de la biografía de Frida Kahlo y a partir de esto podemos también entender por qué pensaba de cierta forma, cuáles eran los temas que le ocupaban en aquellos momentos y podríamos entender por qué pinta lo que pinta, al final de su vida”.

En ese sentido, Javier Vázquez recuerda una obra muy tardía de 1954, donde Frida pinta una serie de hornos de ladrillos. “Si nosotros hacemos referencia a la biografía y al momento que está viviendo, podemos entender que estos hornos hacen alusión a la muerte”.

También sobresalen un par de obras de Cristina Kahlo y una serie fotográfica de los objetos que se encontraron en uno de los baños de la Casa Azul, realizadas por Graciela Iturbide en 2005.

“Cuando se abrió el baño de la Casa Azul, ella fue invitada a registrar los vestidos de Frida Kahlo y por cuenta propia hizo registro de algunos de los objetos. Hicimos una selección de esas fotografías que consideramos que venían a cuento y que completan esta historia”, elabora el co-curador.

Estas fotos le parecen una interpretación “mucho más contemporánea de lo que han sido los objetos” y de “cómo es que un artista del siglo 21 se enfrenta a esta serie de objetos que tienen la carga simbólica de haber pertenecido a un personaje fundamental para la historia del arte universal”.

A modo de homenaje, “Kahlo sin fronteras” se inaugura en el marco del 70 aniversario de la muerte de la pintora, ocurrida el 13 de julio de 1954. Se puede visitar hasta el mes de Noviembre en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo (Diego Rivera s/n, San Ángel Inn, Álvaro Obregón, CDMX)