Cultura

“Mirar la CDMX en forma vertical y no horizontal, ayudará a conocerla mejor”

Milton Montejano señala que podría derivar en una idea de su vulnerabilidad y de las zonas que pueden densificarse o no

entrevista

Milton Montejano recibió una mención honorífica en la XVII Bienal Nacional de Arquitectura Mexicana.

El libro “La ciudad en líneas. Corredores urbanos en la Ciudad de México” (2021) nace de una observación aparentemente sencilla: en las ciudades existen zonas con edificios y construcciones más altas que otras.

Al indagar los motivos fundamentales por los que sucede este fenómeno, el arquitecto y urbanista Milton Montejano Castillo produjo una base de datos para futuras investigaciones de morfología urbana, además de arrojar nuevas perspectivas sobre la manera en que se hace análisis urbano en la CDMX.

“Las funciones y forma de las ciudades, así como su crecimiento, tradicionalmente han sido analizados como superficies horizontales o puntos, ¿por qué no analizarlas como líneas? La forma de la ciudad podría ser una fuente de información útil para llegar a comprender otros fenómenos”, comenta en conversación sobre el proyecto que recientemente recibió una mención honorífica en la XVII Bienal Nacional de Arquitectura Mexicana, en la categoría “Medios Impresos Libros y Revistas de Difusión de la Arquitectura”.

VERTICALIDAD.

En una ciudad sísmica como la nuestra, quizás resulta natural preguntarse por qué alguien querría construir estructuras verticales con muchos pisos.

La teoría urbana indica que existe un mercado en competencia por ciertas localizaciones en una ciudad. “Es decir, la gente que puede adquirir o rentar un pedazo de suelo lo va a buscar en relación a lo que quiere obtener de ganancia, es una lógica económica”, explica el investigador.

Al seguir esa lógica, una persona que invierta dinero en adquirir o rentar un pedazo de suelo en una localización privilegiada –por conectividad, accesibilidad o prestigio- intentará sentirse retribuida.

“Una forma de tener esa retribución es multiplicar el suelo hacia arriba: producir suelo, digamos, de manera artificial, que nos da como efecto el fenómeno de la altura en ciertas partes”.

En la tasación del valor del suelo que el gobierno hace de la CDMX, Milton observó que franjas de suelo aledañas a las avenidas principales de la ciudad, así como el de dichas avenidas tienen un ‘valor catastral’ diferente del interior de las colonias.

“Las líneas y avenidas originalmente se han usado para entender el transporte y trama de una ciudad pero ¿qué pasa si esas líneas son líneas de edificios? Que si los vamos descomponiendo en características como uso, alturas, edad de esos predios y avenidas... quizás nos pueden dar otra información también sobre la ciudad”, ahonda el urbanista, para quien las centralidades de la CDMX son más bien líneas que puntos.

“Decidí tomar como unidad de observación esas colonias que designan un valor más alto y empecé a documentar las alturas de esas franjas, predio por predio. A partir de una base de datos de más de 10mil observaciones, lo que quería era poner a prueba esa lógica fundamental: si las zonas que gozan de más accesibilidad y mejor localización van a ser las más verticalizadas. Lo que intenté fue explorar tipologías de corredores”.

UTILIDAD DE LA LINEA.

Identificar este tipo de fenómenos se vuelve relevante en el contexto de permisos y autorizaciones que se priorizan para ciertas zonas de la ciudad con ciertos tipos de uso de suelo, a pesar de que muchas veces no se tienen los servicios o capacidad de infraestructura pre-instalada.

Milton indica que una línea de utilidad asociada a verticalizar una ciudad es hacerla más compacta – un discurso de ahorro de viajes y consumo de energía-, pero que no puede aplicarse como receta a todas las ciudades. Sin embargo, los problemas vienen cuando se construye de manera indiscriminada y sin supervisión.

“Tener idea de dónde están las zonas verticalizadas de la ciudad y cruzar eso con otras informaciones, como el tipo de suelo, podría derivar en una idea de la vulnerabilidad de la ciudad y de las zonas que pueden densificarse o no. Por ahí va el libro, lo que seguiría es cruzar estas informaciones sobre la verticalidad con otras capas de información para obtener otras perspectivas”.