Cultura

Silvia Ortega: “Lo que el viento a Juárez”, una obra para repensar lo que significa la patria


“Todo se puede encontrar, aunque hay mucho juego con teorías de conspiración”, añade la dramaturga

teatro

La obra tiene temporada en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque.

La historia oficial siempre ofrece huecos que se prestan a la imaginación: al revisarla, uno podría pensar que algunos hechos fueron “matificados o justificados para crear los grandes mitos patrios”, según expresa la dramaturga Silvia Ortega Vettoretti, autora de “Lo que el viento a Juárez”, obra de teatro que repasa el pensamiento político de Benito Juárez.

Una de las principales intenciones de esta obra es criticar lo que la política nacional ha tenido que hacer para construir una identidad patria. “Volver a pensar qué es la patria, un héroe nacional, la soberanía… Si Juárez tomó la decisión correcta o no”, profundiza Silvia Ortega Vettoretti.

Así presenta su tercera temporada, con interpretaciones a cargo de Baltimore Beltrán, Arturo Reyes y Salvador Hurtado. Las funciones son los jueves y viernes a las 20:00 h, sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00, hasta el 6 de octubre, en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque.

En conversación por esta puesta en escena, la autora asegura que todo es verdad, en cierta medida.

“Todo se puede encontrar, aunque hay mucho juego con teorías de conspiración”, dice a Crónica.

LO QUE EL VIENTO A JUÁREZ.

La obra se sitúa en un momento ficticio, pero históricamente contextualizado: la noche en la que Juárez se debate sobre fusilar a Maximiliano de Habsburgo.

El entonces-presidente se encuentra en un dilema al que se suma la aspereza del desierto de Samalayuca, donde se refugia de mercenarios imperialistas que lo persiguen, así como la presencia de su secretario —personaje ficticio, que bien podría ser su conciencia—, de quien teme una traición.

Si bien la dramaturga asegura que hay una extensa y profunda investigación detrás de esta obra de teatro, también se permite rellenar aspectos de la historia que no están comprobados.

Por ejemplo, la leyenda y teoría de que Maximiliano de Habsurgo nunca murió, sino que escapó y se cambió el nombre a Justo Armas.

“En realidad nunca se pudo verificar si el cuerpo de Maximiliano era suyo porque su madre jamás lo reconoció, dijo que no era el cuerpo de su hijo y eso se quedó muy clavado en la historia. De ahí empezaron a surgir muchas teorías, entre ellas que Maximiliano tuvo un salvoconducto”, detalla Silvia Ortega Vettoretti.

Asimismo, la situación de partida -en la que Juárez se esconde con su secretario porque los buscan unos cuatreros y duda de su decisión sobre fusilar al último emperador de México- es 100% hipotética.

“Sin embargo, es verosímil, Juárez sí pasó mucho tiempo huyendo, había cuatreros que los estaban buscando… se buscaba la cabeza de Juárez como en el oeste”, comenta la dramaturga.

Desde su perspectiva, la obra retrata la ideología del momento y los personajes que existían: liberales radicales, liberales moderados y conservadores imperialistas.

“Después de investigar me busqué la asesoría de un historiador, con el que yo he trabajado en otras ocasiones haciendo documental, justamente”, agrega.

Esta exploración surgió del proyecto de hacer una trilogía histórica sobre personajes que atraviesan una confrontación y deben tomar decisiones fundamentales: “es un punto de bifurcación histórica”, ahonda la autora.

-¿La elección del personaje de Juárez como símbolo patrio y de una política mexicana es una elección azarosa o tiene algo que ver con que en este sexenio se haya cambiado a Juárez del billete de 20 al de 500?

“No, fíjate que no tiene nada que ver, el texto lo escribí en 2017, en ese entonces estaba Peña Nieto. Obviamente cuando haces teatro histórico, siempre hay un espejo en la actualidad, para que los espectadores dialoguen con la historia en el presente. A mí lo que me interesó fue un documento que casi no ha sido público, que es el Manifiesto Justificativo de los Castigos Nacionales de Querétaro que hace Juárez y que casi nadie hemos leído. Lo encontré y es una oda a la soberanía nacional”, explica Silvia.

Le parece importante que esta obra no pretende ser un proyecto aliado a la 4T, sino criticar a los liberales radicales, los liberales conservadores y pensamiento ultraderechista.

“Estoy intentando ver cuáles son las decisiones dónde nos dividimos, dónde aumentan las ideologías y de dónde viene nuestro pensamiento, porque a veces no sabemos ni por qué pensamos de cierto modo. Tomamos decisiones políticas o ciertos arraigos y no sabemos nuestro pasado, como para decir ah, mira de ahí viene esta polarización”, destaca.