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‘Bebé reno’: El monstruo de mil cabezas

CORTE Y QUEDA SERIES. Crónica Escenario analiza la narrativa detrás del fenómeno mundial de las series en el último mes

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Fotograma de 'Bebé reno'.

CORTESIA NETFLIX

El primer monstruo al que se enfrenta el protagonista de Baby Reindeer (Bebé reno) no es Martha (Jessica Gunning), la mujer de mediana edad, obesa y desquiciada que lo acosa sin piedad, sino el público, ese monstruo de mil cabezas cuyo comportamiento es impredecible y cruel. Cuando lo vemos por primera vez, Donny (Richard Gadd) agoniza arriba de un escenario tratando de hacer reir a una audiencia que permanece impasible.

Desde el punto de vista de Donny, ese pequeño número de clientes presentes en el bar de mala muerte son figuras difusas, grises, envueltas en humo de cigarro. Verlas desde su vulnerable posición arriba del escenario portando un traje tan ridículo como los accesorios que trae en una maleta. Ese es el verdadero horror.

Solo el dramaturgo inglés, John Osborne había creado en The entertainer (1957) una visión tan amarga de la desolación de un artista tratando de “seducir” inútilmente a su público. La primera instancia de rechazo queda así firmemente establecida. Este es el marco emocional que explica la nefasta relación de Donny con Martha.

La serie fue adaptada del espectáculo autobiográfico unipersonal de Richard Gadd del mismo nombre. Donny (Gadd), sobrevive como cantinero en un bar en Londres. No le alcanza ni para rentar su propio espacio. A punto de cumplir los 30, vive con la madre de una exnovia que lo ve como el reemplazo de su hijo muerto recientemente. 

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Escuchamos los sombríos pensamientos de Donny en voz en off y así sabemos que pasa exactamente por su cabeza cuando ve entrando al bar a una mujer descuidada, con severo sobrepeso y la expresión más patética de nadie que haya visto entrar al bar antes. Donny se compadece de ella y le invita una soda, a cuenta de la casa.

Ese pequeño gesto parece destapar ahí mismo todas las ilusiones de Martha, quien de pronto emite ese sonido que tanto anhela y no consigue Donny en su público, una sonora carcajada. La risa de Martha es cristalina, fresca, exuberante; parece venir de otro cuerpo. Es lo opuesto a lo que proyecta su patética figura.

La risa cautiva de inmediato a Donny y se siente animado a sacarle platica y tratar de aliviar su tristeza. La mujer responde como si de pronto todo dolor se hubiera disipado y se aparece todos los días en el pub feliz y con su burbujeante carcajada.

Aunque la intensidad de Martha se acrecienta, no hay en realidad nada realmente amenazante. Hace cosas curiosas como terminar sus mensajes con un “enviado desde mi iPhone”, pero Martha, cuya situación económica es aún más precaria que la de Donny, carece de uno. 

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En voz en off Donny nos revela sus pensamientos y, aunque no lo entiende bien, continúa la relación que cada vez toma un cariz más peligroso. Martha le manda cientos de mensajes al día, donde curiosamente se refiere a él como mi “bebé reno”. (Hasta el último episodio se revela el por qué del apodo). Martha actúa como si ya fueran novios y lo cela, espía y amenaza de vez en cuando.

Donny se pregunta porque termina cediendo y no la denuncia a la policía. Pero en alguien tan desesperado por aceptación, los halagos que ella le hace no lo dejan indiferente. Además, Martha empieza a aparecer en los antros donde él se presenta y su carcajada es lo único que parece animar las tétricas veladas. De alguna manera, el caos que Martha trae a su vida, le da material para inspirarse y mejorar ligeramente su comedia.

Sin embargo, nada justifica las acciones cada vez más agresivas de Martha que ponen a Donny en riesgo incluso de que lo echen de esa casa donde lo tratan como a un hijo. Cuando parece que Donny llegó a su límite, vuelve a tratar de hacer las paces con Martha. Donny llega a la conclusión que su principal móvil es la compasión.

Aquí habría que mencionar el tratado que escribió sobre los riesgos de la compasión el escritor austriaco, Stefan Zweig en su novela, Impaciencia del corazón (1939), también conocida como Cuidado con la Piedad (1939). En la historia que cuenta Zweig, Hofmiller, un joven oficial del ejército austriaco cede a la compasión que siente por la hija inválida de uno de sus superiores y le da falsas esperanzas de matrimonio.

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La compasión, nos dice Zweig en la novela, es como un duende djinn de Las mil y una noches; se hace pasar como un indefenso anciano que solo requiere ayuda para cruzar un camino, pero una vez que lo subes a tus hombros revela su verdadero carácter malvado y ya nunca logras deshacerte de él.

Los tres primeros episodios están narrados con un toque de humor. Sin embargo, a medio camino, en el cuarto, la historia se convierte en un drama aparte. Donny recuerda como en sus tiempos de juventud desesperadamente buscando una oportunidad en su natal Escocia, cae en manos de Darrien, un productor de televisión que lo droga y abusa de él prometiéndole oportunidades que no llegan.

Los hechos se muestran con lujo de detalle y entendemos de dónde puede venir el carácter casi autodestructivo de Donny. A partir de ahí, Baby Reindeer deja atrás casi cualquier viso de comedia y se convierte en un drama de abuso y trauma.

Baby Reindeer se estrenó en Netflix el 11 de abril sin grandes expectativas, pero la publicidad de voz en voz la ha llevado a convertirse en un verdadero fenómeno mundial. Inexplicable todo lo difícil que es categorizar a Baby Reindeer.

El cambio de tono a mitad de camino podría desanimar a muchos, pero hasta cierto punto, el éxito de la serie prueba una vez más que el público es un monstruo de mil cabezas y su comportamiento es tan caprichoso como impredecible. Un poco, sí, como la conducta de Martha.

Creación: Richard Gadd

Guion: Richard Gadd (basado en su experiencia con una acosadora)

Reparto: Richard Gadd (Donny), Jessica Gunning (Martha), Nava Mau (Teri) y Tom Goodman-Hill (Darrien)

Duración: Siete episodios de media hora cada uno.

Plataforma: Netflix