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Caifanes vuelve al Auditorio Nacional: “Estar en casa es algo realmente mágico, gracias”

COBERTURA. La noche de ayer se celebró una de las dos presentaciones que Caifanes ofrecerá en el Coloso de Reforma, regalando un recorrido musical por más de 30 años de trayectoria artística

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Caifanes en el Auditorio Nacional.

ADRIÁN CONTRERAS

La noche de de este viernes, Saúl Hernández, Alfonso André y Diego Herrera recibieron a su raza en el Auditorio Nacional con un pequeño set acústico que incluyó “Antes de que nos olviden”, “Debajo de tu piel”, “Metamorféame” y un silencio absoluto por parte del público, que por momentos se rompía para acompañar a la banda con algún coro. “Así es como trabajamos normalmente en nuestros ensayos, libres y sin pretensiones”, comentó Saúl al finalizar el set.

“En silencio, así todo se quedó” y acompañado de la penumbra del recinto, un mensaje invadió las pantallas. “La música es una extensión de la ciudad, un reflejo que detona la necesidad de una expresión, de una denuncia, de una existencia. La ciudad encuentra en la música su identidad. La ciudad suena bajo esa piel que son sus paredes. La piel de la ciudad suena, retumba, explota, vive”. Luego de unos minutos, la noche explotó con el tema más reciente del grupo “Sólo eres tú” (2022). 

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La primera vez que Caifanes pisó el escenario del Coloso de Reforma fue en 1989, cuando se convirtió en la primera banda de rock en lograr agotar las localidades del recinto en dos fechas consecutivas. En aquella ocasión La Maldita Vecindad y Fobia participaron como invitados especiales previo al concierto de la banda capitalina, nacida originalmente bajo el nombre Las Insólitas Imágenes de Aurora en 1986.

Para esa primera vez en el Auditorio, la banda contaba únicamente con un álbum de estudio, Caifanes (también conocido como Vol. I o el Disco negro) un trabajo que marcó un antes y un después en la historia del rock mexicano, pues hasta aquel momento el mapa musical de habla hispana lo dominaban artistas españoles y argentinos. El disco producido por “los caifanes” y Óscar López logró que las disqueras voltearan a ver a los artistas mexicanos.

Diego Herrera en acción.

ADRIÁN CONTRERAS

Del disco debut del grupo sonaron “Mátenme porque me muero”, “Cuéntame tu vida”, “Viento” y “Nunca me voy a transformar en ti”, cada una con un arreglo distinto al que se aprecia en el disco, puesto que si por algo se caracteriza Caifanes es por jugar con los sonidos y los tempos cuando se trata de una presentación en vivo.

En los ochentas, el rock mexicano “hizo un silencio” tras la prohibición de presentaciones de grupos de este género en la ciudad, decisión que tomó el gobierno luego de acontecimientos como Tlatelolco en 1968 o el Festival Rock y Ruedas de Avándaro de 1971, “será por eso” que Caifanes lleva tatuado en la piel el discurso contestatario, revolucionario y socialista, como lo demostraron en el concierto de ayer en el que no solo se pronunciaron en contra de la “militarización” del país sino también de los feminicidios. 

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“Hay algo que no dejaremos de hacer hasta que se termine y es la denuncia por los feminicidios en este país, nosotros como género somos responsables de todo lo que está pasando y nos da mucha pena ver hombres tan estúpidos, tan ignorantes tan enfermos mentalmente que hacen cosas terribles e inhumanas, que no tienen conciencia (...) estamos en un problema grave hay mucho enfermo en la calle. Necesitamos más hombres y menos machos”, destacó Saúl.

El discurso dio paso a la proyección del videoclip de “Canción sin miedo”, himno feminista creado por la cantautora originaria de Coahuila, Vivir Quintana, al que le siguieron “Mariquita” y continuando en la línea del momento emotivo y reflexivo sonó “Ayer me dijo un ave”, tema dedicado a los niños y niñas presentes. 

Saúl Hernández regaló momentos emocionantes.

ADRIÁN CONTRERAS

Estar en casa es algo realmente mágico gracias, muchas gracias, el aplauso sigue siendo tuyo, raza, esto es gracias a ti”. El grupo regresó al Auditorio en 1992, año en el que salió El silencio considerado el mejor trabajo del grupo pues contiene gran parte de sus temas más representativos de los que también se hicieron presentes “Nubes”, “No dejes qué”, “Hasta morir” y “Para que no digas que no pienso en ti”.

Por parte de El diablito (Caifanes Vol. II) el antecesor de El silencio sonaron “La célula que explota”, que fue el sencillo que impulsó al disco y además fue uno de los primeros guiños a la fusión que más tarde haría la banda entre la música mexicana, con trompetas y mariachi y el rock. El diablito marcó el sonido de caifanes y es aquí en donde la banda se aleja del sonido gótico y oscuro de su primer material. Cabe mencionar que uno de los acontecimientos más relevantes para la banda en ese momento es la incursión de Alejandro Marcovich, quien en El silencio se encargó de desarrollar un sello particular en la guitarra lo que más tarde se convertiría en un distintivo de la banda.

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Es con El diablito que Saúl encuentra una voz mucho más poética reflejada en letras de canciones como: “Los dioses ocultos” o “De noche todos los gatos son pardos”, interpretadas la noche de ayer, esta última resonó luego de que Saúl dijera. “La libertad de expresión es nuestro derecho. No tengas miedo a decir lo que piensas, no tengas miedo a escribir lo que piensas (...) ser uno mismo es lo más chingón que podemos tener, sé tú y que te valga madre lo que esté a tu alrededor, defiéndete, amate, tenemos el derecho de ser, decir, opinar y confrontar por eso Borges escribió ‘Dios creó al gato para poder acariciar al tigre’”.

Corría 1994 y con él llegó El nervio del volcán y una presentación más de Caifanes en el Auditorio Nacional. Recordando este disco, la banda regaló a su público “Afuera”, “Miedo”, “Aviéntame” y “Aquí no es así”. El nervio del volcán es uno de los materiales más comerciales, el disco les valió ser con abridores para los conciertos de los Rolling Stones en el país.

Alfonso André en la batería.

ADRIÁN CONTRERAS

En 2012 Caifanes regresa una vez más al Auditorio Nacional con dos fechas, (un año después de su reunión para el Vive Latino tras separarse en 1995), luego pisó de nuevo el Coloso en 2014 (cuándo anunciaron su regreso oficial), y más tarde, en 2018 se dio otra presentación, esta vez con motivo de la celebración de sus tres décadas de trayectoria musical.

Cinco años después volvieron con dos fechas agotadas, la de ayer (y la del 25 de marzo) que cerró con la clásica “La negra Tomasa” (uno de los temas que mejor muestra la fusión de ritmos latinos con rock que la banda ha trabajado desde El silencio), Diego Herrera bailando en todo momento y la euforia de la gente que no paro de entonar junto a la banda los más de 20 éxitos que presentaron pesé a dificultades técnicas que Saúl adjudicó a los fantasmas, duendes, aluxes y la cantidad de energía que se percibía en el ambiente.

La banda agradeció la presencia de sus fanáticos.

ADRIÁN CONTRERAS