Durante la 12va edición del FICUNAM, la sección Ahora México presentó diversos proyectos de realizadores nacionales que proponen visiones diferentes dentro del mundo del séptimo arte. Uno de los filmes que llamó la atención fue, sin duda, Donde duermen los pájaros, del zacatecano Alejandro Alatorre. En la Crónica Escenario tuvimos la oportunidad de hablar con él acerca de su ópera prima, los sueños y la pérdida de la inocencia durante la adolescencia.

Antes de dar el salto al formato del largometraje, Alejandro probó suerte con un cortometraje llamado Fuego que lleva, algo que fue un paso destacado para animarse a hacer su primera cinta. “Después de hacer ese cortometraje, que fue mi proyecto de tesis de la escuela donde estudié, me estaba preguntando cual sería mi siguiente paso. Durante un par de años traté de escribir un guion que no tiene nada que ver con Donde duermen los pájaros, me sentí frustrado y tuve un bloqueo creativo. En esa etapa de frustración, me tocó vivir el temblor del 2017 en la CDMX y después de esos días caóticos hubo un momento donde estaba acostado tratando de relajarme y descansar”, comentó.

“De ahí comenzaron a surgir algunas memorias de cuando era adolescente, aunque me gustaría aclarar que la película no es autobiográfica, pero sí tiene cosas personales en cuanto a los lugares dentro de la filmación y personas que participan. Estas memorias fueron las primeras nociones de lo que después se convertiría en el guion de la película que tenía que ver con irse de pinta, porque cuando tenía esa edad había un grupo de chicos que querían golpearme y para evitarlos no iba a la escuela y en estos momentos yo me iba a caminar por Zacatecas y fue en estas caminatas que descubrí distintos espacios y conocí algunas personas. Eso es un poco como lo que sucede en la película, pero todo lo demás no tiene que ver conmigo”, añadió.

Después de esa transición y el difícil bloqueo, se abrió paso al proceso creativo, algo que el joven zacatecano considera inherente en nosotros. “Todos buscamos realizar nuestros anhelos y el hecho de tener esta oportunidad es algo increíble, son procesos largos y a veces difíciles en que se atravesaron muchos problemas, fueron cuatro años y medio y con la pandemia ninguno de nosotres lo pudimos visualizar ni en sueños más locos, nos afectó por supuesto. Pero después de todo este tiempo siento satisfacción estar dentro de estos festivales reconocidos y que mi equipo de trabajo pueda sentirse feliz de lo que logramos juntos”, expresó.

A pesar del sinuoso camino que es realizar cine, Alatorre confesó que es algo que lo cautivó desde que era pequeño. “Desde niño siempre me gustó el cine, ver las películas en Canal 5 y luego, durante la adolescencia como nos pasa a muchos, comencé a descubrir películas que me hicieron cuestionarme más y es con ellas que surge en mí un deseo de tratar de crear de alguna manera. Se desarrolló en mí una necesidad de acercarme más a este mundo, me considero privilegiado por poder llevarlo a cabo y de haber estudiado cine porque es algo que desafortunadamente no todas las personas pueden hacerlo y andamos dando todo por ello”, dijo.

La sinopsis oficial define así a la película: “La línea entre realidad y sueño está desapareciendo para Leonardo, un adolescente que ha sido traicionado por sus mejores amigos. Mientras camina solitariamente por la ciudad, Leonardo encuentra misteriosos personajes que lo hacen cuestionarse acerca de la libertad, el amor y el paso a la adultez”.

Donde duermen los pájaros presentó muchos retos para Alejandro Alatorre, algunos de los cuales dejaron dolorosos aprendizajes. El director explicó cuál consideró el más grande de ellos. “Sin duda la falta de experiencia de varios de nosotres, éramos un crew de ocho personas de las cuales el 70% no tenía ningún tipo de experiencia ni siquiera de cortometraje, los actores y actrices que vemos en la película no son profesionales, excepto por el papá y la mamá que si llevan ya un tiempo dedicándose a esta industria, pero los demás me hicieron el favor de actuar en la película y creo que justo eso, la falta de tener mayor noción muchas veces nos hizo improvisar sobre la marcha, incluyendo por supuesto los recursos limitados con los que contábamos, hubo un momento en que se me acabó el dinero y para poder continuar nos acercamos con los restaurantes, les pedíamos que nos apoyaran, que nos regalaran los alimentos para comer durante la grabación, fue un apoyo como de 15 distintos restaurantes, sobre esto era tratar de solucionar cada obstáculo conforme fuera apareciendo”, mencionó.

Hay un elemento que parece ser de suma importancia para la visión cinematográfica de Alatorre: los caballos, mismos que aparecen tanto en su corto anterior como en este filme. Al respecto, el director explicó: “Desde mi imaginario los caballos también representan un poco nuestro ímpetu, nuestros anhelos y también en mi caso, otro poco de mis miedos, en el sentido de que a veces se desemboca mi terror y tengo que frenarlo como si fuera a detener un caballo para tranquilizarme, dentro de la película tiene que ver mucho con el papá y su ausencia en los momentos donde aparece esta imagen del caballo, están sucediendo cosas referentes al padre de Leonardo y tiene que ver mucho con la parte inconsciente de él y con cómo se siente al respecto con la relación paterna”, comentó. 

Otro punto destacado de la realización de esta ópera prima es la poca cantidad de personas que formaron parte de la filmación. “Tuve el privilegio de rodearme de personas que les interesa la creación. Por ejemplo, Cristina Hernández, que es la diseñadora de producción, ella escribe poesía, hace escultura, pinta, me ayudó en el vestuario, casting, prácticamente todo, y su novio Alejandro es una persona que hace arte, varios de los involucrados no tenían una preparación en cuanto a la cinematografía, pero eran sobre todo personas que tenían ganas de crear algo junto conmigo y con los cuales estoy sumamente agradecido de que hayan confiado en mí, sin saber el rumbo o resultado y todos le pusieron su mayor empeño hasta el punto que se ve reflejado dentro de la película”, afirmó Alatorre.

Una parte clave de ser cineasta es querer que el público vea lo que haces, ser reconocido por sus historias y su visión particular. Por ello, llegar a festivales de la talla del FICM y el FICUNAM son grandes logros de los cuales se siente orgulloso. “Lo que más deseo es que la película pueda verse donde sea, por la mayor cantidad de personas posibles, ahorita las ventanas con el streaming ha democratizado más que las salas, las plataformas grandes ya tienen sus contenidos y harían bien que abrieran sus contenidos a un corte de narrativas diferentes o con un montaje distinto o menos comercial, pero también sé que hay otras como FilminLatino o Mubi que son otra opción para darnos a conocer y que siento permite al público tener una variedad más rica en cuanto a contenido, gracias al internet desde mi experiencia he podido ver películas desde muchas partes del mundo y me gusta tener esa oportunidad para que accedan a cine de todo el mundo”, declaró el entusiasta realizador.

Parece que los sueños comienzan a materializarse para Alejandro Alatorre, quien está dispuesto a trabajar en más proyectos que podremos ver pronto. “Justo volviendo al tema de la pandemia, en este tiempo de reflexión y de introspección pude ponerme a escribir acerca de cosas que me preocupan y de las cuales me gustaría que fueran distintas en nuestra realidad, escribí un guion de largometraje que me gustaría empezar a levantarlo pero llevará tiempo, pero por lo menos salió algo bueno dentro de estos dos caóticos años, tengo esperanza de que comenzarán pronto realizarse y contar con la gente adecuada para cumplirlo”, concluyó.