Escenario

‘Si el humo no da señales’, un proyecto que incita a no olvidar a la Guardería ABC

ENTREVISTA. La cineasta Marisa Vélez presentó su estremecedor cortometraje en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato, que retrata el impacto de la tragedia en las familias

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Fotograma de 'Si el humo no da señales'.

ESPECIAL

Dentro de los cortometrajes que compitieron en el marco del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), destacó uno que, aunque no se llevó algún reconocimiento, dio mucho de qué hablar entre los asistentes que pudieron verlo. Este fue Si el humo no da señales de Marisa Vélez, que busca retratar lo sucedido la noche del día del trágico incendio en la Guardería ABC en Sonora.

Crónica Escenario charló con la directora sobre este duro reencuentro con un duro recuerdo de nuestra historia reciente.

“El corto nació con Tania Díaz, una muy buena amiga mía, que nos señaló el artículo en los periódicos y en Aristegui en su momento salió por todos lados, la autora era la psicóloga Olga González, que desafortunadamente por mucho que le intentamos rastrear y entrevistar, pues nunca dimos con ella. Hablamos hasta con los periódicos en donde había trabajado y nunca la pudimos encontrar. Así que lo que siguió fue hacernos nuestra propia idea sobre lo que pasó”, explicó Marisa.

La verdad es que su carta abierta a los medios es bastante clara pues abarca punto por punto lo que pasó durante esa noche y no necesitas más información que eso. Ahora, el caso ABC, afortunada y desafortunadamente, es un caso muy documentado. Hay información en vivo, al momento, horas después, un año después, diez años después con los sobrevivientes”, comentó.

“Está todo en internet, pero no siempre las voces reportando eran las más neutrales o conscientes, sin criticar el trabajo de los demás. Pero son casos que dan lugar a opiniones fuertes, tanto a revictimizar a las personas como a juzgar cómo han sanado o cómo han recorrido el camino”, añadió la realizadora.

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La cineasta destacó la importancia del cine para retratar realidades aunque sean crudas: “Es un caso que desafortunadamente abre muchas líneas para dar opiniones. Y pues esas las tenemos todos. Entonces, con los recursos que tuvimos y con las capacidades de hacer cine que tuve como directora, porque mis compañeros tienen muchas más capacidades, no me alcanzó jamás para poder retratar lo doloroso que fue”, dijo.

“Porque el espectador tiene cierto aguante, no puedes cortar de dolor a dolor constantemente. A lo mejor no me alcanzó la pericia para hacerlo súper hermoso y poético, pero te aseguro que las personas que entraron a la SEMEFO esa noche no tuvieron un break”, complementó Vélez.

Uno de los puntos más destacados del proyecto es la capacidad de mostrarnos las diferentes caras de esta tragedia alejándose de cualquier juicio previo. “Más allá de eso, se trata de contar lo que pudo ser en un imaginario bastante documentado y lo que pudieron haber transitado las personas que pasaron por ahí, desde cualquier lugar. Porque no se va a encontrar un culpable, ya que sabemos quién es realmente”, señaló Marisa.

Pero esa labor no fue sencilla para transmitirla en el cortometraje. “Sentimos bastante presión porque además no se ha abierto el tema nuevamente desde un lugar artístico. Siempre ha sido político o policial o de investigación, de los padres contra la sociedad. Se ha abierto el tema desde muchos ángulos, pero no ha habido una puesta en escena en cine”, comentó.

“Para ser el primer tema que uno toca, hay que hacerlo desde un lugar de mucho respeto y de mucha responsabilidad para todos porque luego no es que digas cosas hirientes, es que no tenías la pericia o el tacto para decirlo en el tono y se te puede salir de las manos y causar más dolor del que ya había”, enfatizó la también fotógrafa.

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Marisa Vélez destacó que desde el inicio se buscó la honestidad: “Sí fue un ejercicio muy consciente todo el tiempo, de ser muy cuidadosos con las palabras puestas y sobre todo las no puestas. Trabajamos mucho el guion y nos aproximamos a los actores con el texto en la mano y enteramente bajo su decisión. Y la verdad, ninguno dijo que no, todos dijeron que sí”, explicó.

“Fueron muy generosos con su tiempo, hicimos muchos ensayos, más de los que a lo mejor se les concede a proyectos así de chiquitos y pues creo que dio la oportunidad de explorar lo que los personajes estaban sintiendo así como su valentía”, continuó.

“A mí siempre me ha dado curiosidad cómo un ser humano se puede desconfigurar enteramente en minutos o segundos y tener que rearmarse antes de salir para seguir viviendo. Tratamos de encontrar esas llaves a través de las experiencias ajenas que nos pueden ayudar en nuestras propias vidas”, sumó.

El ensamble actoral de la historia cuenta con talentos como Adriana Llabrés, Krystian Ferrer, Sonia Couoh y Leonardo Alonso, por mencionar algunos, con los que Marisa está completamente agradecida por su participación:

“Ellos entraron desde ese lugar vulnerable y gracias a ellos, se logra captar. Todos fueron súper generosos y descubrimos cosas súper bonitas y fue un proceso muy lindo. La verdad es que no hubo ni ansiedad ni estrés sino más bien mucha empatía entre todos. Es de esos proyectos que la verdad dices, ojalá vuelva a tener uno así de bonito en la vida. Estoy agradecida por esa experiencia”, declaró.

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Si bien Si el humo no da señales habla de la tragedia y sus consecuencias, muestra también las voces de aquellos trabajadores que tuvieron que poner cara y ayudar a los afectados. Al respecto, Marisa mencionó:

“Ese punto de vista nos lo regaló el escrito de Olga pues lo narra a través de su experiencia atendiendo a los padres de familia, el preciso momento de arribar a la SEMEFO. A partir de ahí vas reconstruyendo y te vas dando cuenta que a muchas personas y años de distancia, afecta lo que vivieron. Eso significa que aunque no vivas la tragedia en primera persona, te llega de alguna manera”.

“Además, la gente en México es maravillosa porque sacan las manos sin capacitación emocional, pero ahí estaban. Desde los guardias de seguridad o recuerdo muy bien a los taxistas poniendo sus unidades al servicio de la gente y a ellos no les sobra un peso ni energía en sus días. Encontrar en ese momento tan desesperado estos actos tan bonitos de ir a ayudar, a poner su tiempo, su esfuerzo, sus recursos, es muy impresionante”, continuó explicando la directora.

Y es que, para ella, el apoyo y la consciencia de toda la gente resulta fundamental para evitar que esos incidentes lamentables sigan sucediendo. “Hay que aprender unos de otros y evitar que nos sigan pasando cosas como el Colegio Rébsamen o esta tragedia, hay que ver qué podemos hacer para mejorar la vida tuya y la de aquel que está al lado”, explicó.

Esa es la reflexión final que se tiene cuando aceptas y reconoces que la tragedia ajena también te toca. Es un punto de vista que te hace responsable y te lleva a la empatía y me gustaría explorar más en el futuro sobre ello, porque veo resultados”, añadió.

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Vélez destaca por su gran ojo como directora, combinándose con su oficio de fotógrafa, sabiendo captar momentos tan dolorosos como emotivos en esta historia. “Se trata de estar observando activamente todo el tiempo. No llegar con una idea tan predeterminada que no la puedas cambiar en el día”, señaló.

“Porque a lo mejor tú mismo cortas algo maravilloso que pudo haber pasado por no estar abierto a lo que está pasando y creo que los actores nos regalaban cosas increíbles. De mis imágenes favoritas son las manos de Krystian sobre su rostro, sabiendo lo que están ocultando mientras sabes lo que él está sintiendo. Esos son detalles muy humanos que nos delatan siempre. Creo que es algo a lo que hay que poner atención”, expresó.

Justamente, el punto final del corto es una fotografía de cómo quedó por dentro el ABC, reforzando la memoria y el ojo de algo que es necesario no olvidar. “No necesitamos mostrar niños o padres llorando. Mostrar el lugar y él cómo quedó y que cada quien se imagine lo que ahí pasó ya son secuelas bastante impresionantes”, explicó.

“Esa imagen del final en realidad está muy difícil de conseguir en buena calidad, porque todas las fotos del interior de la guardería fueron tomadas con celulares de esa época. Entonces es una reconstrucción que, para la calidad del día de hoy, es muy difícil de leer”, enfatizó.

“Entonces eso duele más de pronto porque de repente, con una imagen de tres pixeles quieres encontrar a tu hijo y te aferras. Así que es reconstruir una imagen dañada y mostrar el resultado de cómo quedó y que cada quien reconstruya la historia junto a los datos duros. A veces una imagen es suficiente, muy de fotoperiodismo, y a mí es algo que me encanta y que seguiré retomando siempre”, agregó.

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Finalmente, Vélez no ocultó la alegría que le da poder compartir este cortometraje con la gente, a pesar del duro tema. “Estoy muy contenta y destaco que, aunque tomes e intentes agarrar temas densos y oscuros, eso no tiene por qué reflejarse en el día a día de tu set”, dijo.

“Y creo que podrías hablar con cualquier persona del crew y te van a decir que había un gran ambiente, súper cariñoso, muy atento a qué estaba pasando en los otros y la verdad es que la pasamos súper bien y creo que son las maneras de hacer las cosas distintas lo que te hace poder hablar de un tema así desde un lugar de más tranquilidad como cineasta”, concluyó.