Escenario

Jang Jae-hyun rinde homenaje a las aventuras de ‘La momia’ en ‘Exhuma’

COBERTURA. El cineasta coreano presentó su más reciente obra en el Festival de Cine Fantástico de Sitges

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El cineasta Jang Jae-hyun en Sitges.

EFE/ Quique García

El director coreano Jang Jae-hyun traslada el universo misterioso de películas de aventuras como The Mummy (La momia) a la tradición coreana en su último trabajo, Exhuma, que ha presentado en la sección oficial competitiva del Festival de Cine Fantástico de Sitges (España).

En una entrevista con EFE, Jang Jae-hyun explica que el origen de Exhuma se remonta a su propia infancia en un pueblo pequeño, en el campo, cuando “a raíz de la construcción de una autopista se tuvo que trasladar una tumba” y observó que los familiares del muerto hicieron el mismo ritual que sale en la película antes de exhumar los cadáveres, algo que le causó “un gran impacto”.

La cultura funeraria del mundo occidental es muy diferente a la de Corea, asegura el cineasta, pues en su país no hay grandes cementerios, sino que los enterramientos se hacen en espacios privados.

En Exhuma una renombrada chamana (interpretada por Kim Go-eun) y su aprendiz son contratados por una enigmática familia adinerada para investigar la enfermedad sobrenatural que afecta a su hijo primogénito.

Con la ayuda de un embalsamador y el experto en feng shui más famoso del país (Choi Min-sik), rastrean una tumba familiar oculta, ubicada en tierra sagrada.

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Percibiendo un aura ominosa alrededor del lugar, el equipo opta por exhumar y reubicar los restos ancestrales de inmediato. Pero algo mucho más oscuro emerge en la remota montaña, desatando fuerzas sobrenaturales que amenazan con destruirlos a todos.

Más que Indiana Jones, Jang Jae-hyun tenía presente “películas que le influyeron en su juventud como La momia”.

Los primeros fantasmas que aparecen en Exhuma son iguales a la idea cinematográfica que todos tenemos, “medio visibles, medio invisibles, intocables”, pero “en la segunda parte del filme aparecen unos fantasmas más tangibles, como vampiros”.

Esa trama, común en sus tres películas, apela a “la necesidad de una sociedad más espiritual, que se va olvidando poco a poco en favor de un culto a la ciencia”.

Hay también en la película referencias al pasado histórico violento de Corea: “El primer ataúd exhumado data de hace unos cien años, aproximadamente de cuando Corea fue invadida por Japón durante la Segunda Guerra Mundial, y el segundo ataúd data de hace unos 500 años, cuando se vio envuelta en una guerra entre Japón y China”.

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Observa el director que “el hecho de que la industria cinematográfica coreana no esté todavía muy desarrollada permite que haya muchas películas creativas y de autor, pero paradójicamente el éxito internacional, como pasó con Parásitos, puede atraer más inversiones de fuera y que el resultado sean películas más comerciales”.

En sus inicios como cineasta, Jang Jae-hyun quería ir a Estados Unidos y triunfar allí, pero ha cambiado su percepción: “Se puede hacer una película con un contenido más coreano y tener éxito internacional, por tanto, no tiene sentido cambiar mi vida, tener que adaptarme a una nueva sociedad y al idioma”.

Jang Jae-hyun ya trabaja en un nuevo proyecto, del que avanza que girará en torno al tema de los vampiros en relación con la religión ortodoxa.

El director coreano no tiene intención de cambiar de género, al que no quiere etiquetar como terror. “Me gusta más ‘misterio grotesco’”, añade.