Escenario

Luciana Kaplan pone la mirada en las injusticias a las trabajadoras de la limpieza

ENTREVISTA. La reconocida documentalista habló con Crónica Escenario sobre su proyecto que forma parte de la edición 39 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara

cine

La cineasta en la presentación de ‘Tratado de invisibilidad’ en el FICG

Cortesía FICG

Luciana Kaplan está de vuelta con un nuevo documental que propone una dura reflexión en torno al concepto de invisibilidad, narrada por mujeres que limpian espacios públicos en la Ciudad de México en Tratado de invisibilidad.

A través de un mosaico íntimo de testimonios y experiencias que ponen en evidencia la precariedad laboral en el ramo de limpieza, la realizadora estrena este proyecto en el marco de la competencia del FICG 39 y Crónica Escenario charló con la realizadora sobre este interesante proyecto.

“Todo empezó hace unos años en el Centro de Capacitación Cinematográfica, donde yo trabajaba, donde veía a las mujeres que limpiaban esta escuela subsidiada por el gobierno que es un espacio público. Pensaba que ellas estaban contratadas por la escuela, pero no. Una colega me contó toda su historia, que vivían todas estas penurias que se pueden ver en la película y que laboraban por medio de otras empresas, es decir, por subcontratación”, recordó la directora sobre la génesis de esta cinta.

Su situación era tremenda porque la compañía cambiaba de nombre cada año, entonces las dejaban dos meses sin pagos, o no les daban los artículos, o las amenazaban. La verdad es que a mí me impresionó mucho porque no sabía que todo el ramo de limpieza del gobierno y que trabajan para el sector público tuvieran esas condiciones de trabajo. Me pareció un escándalo y nadie hablaba de eso. Entonces pensé en hacer un proyecto sobre el tema”, señaló Kaplan.

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Fue la invisibilidad de la problemática, pero sobre todo, de ellas como personas, la que más motivó a Luciana a seguir con esta investigación. “Me di cuenta de que nadie realmente reparaba en estas mujeres, nadie las volteaba a ver, había como una invisibilidad también creada por nosotros mismos, no solamente por el gobierno y estas compañías de limpieza sino por los mismos usuarios de los espacios, realmente es como si realmente no existieran”, dijo.

“Ahí es donde empecé a trabajar con este título de Tratado de invisibilidad, con el blanco y negro que implica una cuestión un poco atemporal para mostrar que esto sigue pasando y las cosas no cambian. Entramos así en este mundo en el cual las cosas están como detenidas por el tiempo”, agregó.

El primer paso para dar forma a éste, su cuarto documental, fue el acercamiento a las protagonistas. “Lo que empecé a hacer fue ir a los espacios con las chicas de los chalecos verdes que están en todos lados, por ejemplo al Aeropuerto o en la Cineteca y pedimos un permiso especial, ya que a estas mujeres no las dejan hablar y es un problema que lo hagan pues si el supervisor de cualquiera de estos espacios ve que están hablando con una persona en la calle, pues les asustan y tratan de decirle que se calle porque obviamente saben lo que están haciendo. Yo sabía eso así que trataba de platicarles un poco de que estaba haciendo esta investigación”, explicó.

“Les pedía sus teléfonos celulares para hablar fuera, les hablaba a todas ellas y era un poco como una entrevista anónima en la que no se iba a ver su cara. Entonces hice entrevistas con el celular con audio, les preguntaba y ellas me contestaban. Después transcribí todas ellas y empecé a tener un poco más de conocimiento de cómo funcionan las cosas, qué tipo de personajes podían funcionar, quiénes estaban dispuestos a hablar y así empecé a invitar a algunas para filmarlas en un foro”, añadió la realizadora nacida en Buenos Aires.

Fotograma del filme.

Cortesía

Esto fue determinando el camino para la realizadora sobre quienes serían las que dieran voz a la dura realidad que se vive en este ramo de la limpieza, en especial aquellos que trabajan en el Sistema de Transporte Colectivo:

“Las que eran más interesantes y que estaban dispuestas a hablar son con las que acabé trabajando. También me di cuenta de lo grave que estaba todo en el Metro y ahí es donde decidí que tenía que meter actrices para representar los testimonios reales, esto porque no podían dar la cara porque si no las corren. Es una situación muy cruel la que atraviesan”, afirmó Kaplan.

Esto añadió un reto más para la cineasta y el poder lograr captar los testimonios necesarios para este Tratado de Invisibilidad. “Con el Metro obviamente fue muy complicado porque era imposible filmar a las mujeres de limpieza ahí. Así que decidimos plantearlo como si estuviéramos filmando ficción porque no las dejan hablar y era un tema muy tenso”, enfatizó.

Presentamos el proyecto donde había estas mujeres y así es como pudimos filmar, no con las mujeres reales, sino con actrices que están haciendo las mismas actividades pero nada más. Hay todo un juego de locaciones y de representación porque hay cosas que no se pueden contar y eso también habla de otro tipo de invisibilidad, esa que no les permite ni hablar de lo que hacen ni de lo que está pasando, mucho menos quejarse porque no sólo hay un maltrato laboral sino una prohibición de manifestarse”, aseveró la cineasta.

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Asimismo, el tema de la subcontratación en el sistema de Gobierno es algo que permea la esencia de este Tratado de invisibilidad. “Es un tema muy importante y creo que está ahí durante toda la película, porque finalmente las trabajadoras ni siquiera saben para quién trabajan, no hay una cara de quién es quien las contrata ni quién es la empresa porque cambia de nombre constantemente”, explicó.

“Por eso vemos a esta mujer que está buscando con quién hablar y no sabe a dónde ir. Esa práctica es una idea muy neoliberal de las compañías donde todo el mundo se deslinda de sus responsabilidades. Todo el mundo dice que ya no hay outsourcing con la aplicación de la ley, lo que es totalmente mentira”, declaró tajante Luciana.

No es que uno quiera inventar las cosas, es que ahí está, lo estoy viendo y si eso no es subcontratación, entonces ¿qué es? Todas las oficinas y espacios públicos están subcontratados, entonces claro que el outsourcing sigue existiendo”, continuó.

Creo que es un punto que hay que discutir y denunciar de alguna manera porque si no pueden controlarlo, por lo menos que regulen a estas empresas. Sé que es muy difícil, pero si no lo hacen entonces lo que están haciendo es que están lucrando con la pobreza de estos trabajadores. Es parte de su realidad y creo que es una cosa muy grave que se tiene que empezar a discutir, empezando por cuestionar”, agregó.

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Esto inevitablemente pone en el ojo del huracán al Gobierno y los servicios públicos en su incumplimiento con la ley, algo que para la directora va más allá de partidos políticos. “Esto ha existido con todos los políticos. Realmente es una situación del Estado. No estamos haciendo una propaganda contra Morena o Vicente Fox, que fue quien le abrió la puerta realmente a esta práctica”, expresó.

Lo que ha pasado es que se lo han pasado de bolita en bolita porque es la gallina de los huevos de oro, esto genera mucho dinero por lo que hay una complicidad entre las empresas y el gobierno, entre unos que no quieren hacer nada y no escuchan con los que están ganando una gran cantidad de dinero”, apuntó tajante.

Creo que hay una especie de pacto entre ellos y con este documental estamos yendo contra esta idea en general, mostrándoles que tienen la gran oportunidad de cambiar esto. Apenas están entrando los nuevos candidatos, entonces creo que hay que tomarlo por ahí, mostrar que es inaceptable tener a trabajadores sin contrato, sin seguro, sin dinero, sin seguro social, sin vacaciones. Eso es inaceptable y tiene que cambiar. Existe este discurso justamente de que lo más importante son los pobres, pues empecemos a hacer cosas por ellos”, complementó la documentalista.

Luciana también confesó por qué suele enfocar sus historias en mujeres como protagonistas. “Siempre me ha parecido que sus historias son mucho más complejas, por lo tanto son mucho más interesantes en diferentes aspectos pues siempre hay una lucha más grande que implica un proceso más complejo. Por lo tanto es mucho más contradictorio y más enriquecedor”, dijo.

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“En este proyecto, las mujeres son las que están peor dentro de toda esta situación porque además tienen esta cuestión de estar todo el día trabajando, llegan a su casa y tienen que ser las que cuidan, las que limpian, las que son responsables de sus familias y de lo que los hombres no hacen”, continuó.

Para acotar un poco el tema, porque es muy grande, las tomé a ellas porque además enfrentan el acoso, muchas de ellas son madres solteras o tienen a alguien que cuidar. Hay toda una serie de situaciones que ponen a la mujer siempre en un punto más vulnerable, complicado y por lo tanto, más atractivo”, complementó.

Finalmente, Kaplan hace un llamado a que la conversación acerca de este tema se aclare. “Ellas están todo el tiempo amenazadas con que las van a correr o a descontar dinero, realmente es un trato de esclavo, de tener totalmente mal pagada y aterrorizada a la gente y me parece que eso es algo que el Gobierno tiene que empezar a cuestionar y realmente regular a estas empresas, lo que están haciendo y cómo”, enfatizó.

Son nuestros trabajadores y hay que respetar esa ley laboral que existe. Sé que la cinta va a causar revuelo y provocará cuestionamientos pero bueno, estamos generando una campaña de impacto y la idea es que la cinta se estrene en cines a finales de año, generando una campaña mediática por la cual se pueda generar esta conversación, mesas de trabajo y así hablar de esto para que los usuarios de estos espacios, que somos nosotros, sepan lo que está sucediendo”, concluyó reflexiva.