Escenario

Reyno hizo vibrar las fibras más delgadas de su audiencia en el Auditorio BlackBerry

COBERTURA. Entre gritos, aplausos, piropos y mucha euforia, la audiencia recibió al dueto que tras dos años de ausencia regresó para presentar ‘El eco de la nada’

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Imagen del segundo concierto en el Auditorio BlackBerry ofrecido este sábado.

OCESA/Liliana Estrada

Christian Jean y Pablo Cantú hicieron vibrar a la colonia Condesa con su primer show en la Ciudad de México tras dos años de ausencia. Como lo habían anunciado en la semana, presentarían su más reciente proyecto musical en vivo El eco de la nada, pero claro que también tocarían lo más popular y nostálgico de su discografía.

El pronóstico del clima nublado y la lluvia no fue impedimento para que los fanáticos de Reyno comenzaran a llegar al Auditorio BlackBerry en punto de las 19 horas. A las afueras del recinto se encontraban pequeños puestos con playeras, pulseras, gorras, etc. Poco a poco la gente ingresó a las instalaciones, ya que se tenía previsto que el concierto comenzara a las 20 horas, sin embargo, el dueto se retrasó un poco.

Christian y Pablo subieron al escenario junto con algunos otros músicos (amigos suyos), para reencontrarse con su público; entre aplausos y gritos fueron recibidos. Cuando la pantalla que se encontraba en medio del escenario se encendió para mostrar un cielo rojo, la banda interpretó “No tengas miedo”, de inmediato todos los asistentes comenzaron a corear la canción.

“Dualidad”, “Fluye”, “Pacífico” y “Nunca Me Dejes” fueron melodías que inundaron el auditorio en los primeros momentos, los cuales hicieron vibrar las paredes y por supuesto, al público. 

Christian Jean y Pablo Cantú aseguran que hay banda para rato para callar los rumores de su separación.

OCESA/Liliana Estrada

“Química” le dio un giro a la noche, la audiencia no dudó en gritar de la emoción durante los primeros segundos de la melodía y de inmediato cantaron con todas sus fuerzas, además se podían apreciar decenas de luces provenientes de celulares, definitivamente un momento lleno de nostalgia y romanticismo.

Christian bebió agua e hizo una pausa para agradecer a los asistentes: “Es una sorpresa hermosa haber puesto una publicación en Instagram anunciado esto, nos hemos mantenido muy al margen de las redes sociales, pero la verdad es que es la música lo que nos tiene aquí a todos juntos y quiero agradecer por estar aquí. Gracias”.

Durante todo el concierto se podía notar la pasión de Pablo en la batería, transmitía una energía incomparable y su cabello seguía los pasos de las notas. El cantante cambió el lugar con Christian, tomó el micrófono y la guitarra acústica para cantar “Musa”, más adelante, “Magnitud”, creando una mágica atmósfera.

Pablo volvió al micrófono y de repente el recinto se oscureció, luces blancas iluminaban de forma intermitente al público, cuando de pronto aplausos y gritos acompañaron “Amarrados”, una pieza que llenó los corazones y las paredes de buena vibra. 

Con este concierto también regresaron los eventos en vivo al Auditorio BlackBerry.

OCESA/Liliana Estrada

El dueto continuó con temas como “No necesito más”, “Nunca Me Dejes” y “Ahrimán”, en todo momento regalando una experiencia audiovisual increíble y a pesar del tiempo, seguían con toda la buena energía.

Antes de marcharse, se abrazaron frente a la audiencia y agradecieron por todo el cariño y el apoyo, remarcaron que esto no era una despedida, sino el comienzo de algo nuevo. Para cerrar con broche de oro, tocaron “Dos mundos”, la gente saltó, cantó y todo el auditorio retumbaba con decenas de voces.

Cuando se apagaron las luces, Christian gritó “Hay Reyno para mucho tiempo” y en la pantalla apareció el símbolo tan popular de la banda, sus fanáticos los despidieron con la tradicional mano cornuta.

Tras unos minutos de espera, la audiencia evacuó el Auditorio BlackBerry, todavía llena de euforia y seguramente guardando esta refrescante velada en sus recuerdos.