Escenario

Venecia recuerda la muerte de Wilma Montesi, una víctima de la Hollywood del Tíber

COBERTURA. Finalmente l'Alba, que compite por el León de Oro de la Mostra, se ambienta en aquella Roma de los años cincuenta que dejaba atrás los horrores de la aún reciente guerra mundial

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Fotograma de 'Finalmente l'Alba'.

ESPECIAL

Una madrugada de 1953, en una Roma obsesionada con el cine, la joven Wilma Montesi apareció muerta en la playa. El caso sacudió a la opinión pública, al involucrar a famosos de los Estudios de Cinecittà, y ahora ha inspirado la cinta Finalmente L'Alba, presentada en el Festival de Venecia.

“Aquel homicidio fue un punto de inflexión en la historia italiana o al menos de su opinión pública. Las crónicas de aquel entonces no cuentan que, en un cierto sentido, Italia perdió la inocencia”, relató su director, Saverio Costanzo, en una rueda de prensa.

Finalmente l'Alba, que compite por el León de Oro de la Mostra, se ambienta en aquella Roma de los años cincuenta que dejaba atrás los horrores de la aún reciente guerra mundial para obsesionarse con el cine, en una Cinecittà alzada como la Hollywood del Tíber.

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Mimosa (Rebecca Antonaci), una muchacha romana de familia humilde, es elegida para participar en una colosal producción sobre el Antiguo Egipcio junto a rutilantes estrellas del momento.

Sin embargo, lo que en un primer momento parece un sueño, acabará en una noche de locura con directivos y estrellas del cine en la que la joven protagonista cambiará para siempre, como testigo de primera mano de la crueldad y el machismo de aquella industria en auge.

Como telón de fondo, el realizador ha recurrido al asesinato de Montesi, que aún hoy sigue siendo un caso sin resolver en Italia.

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En la película actúan los estadounidenses Lily James, Joe Keery y Willem Dafoe, ausentes en Venecia por la huelga en Hollywood.

“Mi intención era trabajar en la idea de que, después de poco tiempo, a nadie le importó aquella chica muerta porque las personas involucradas pertenecían a la política y al mundo del espectáculo. En cuanto la prensa publicó los nombres de los presuntos autores, la víctima desapareció”, sostuvo Costanzo.

Y agregó: “Esta era una costumbre que en realidad hemos ido perfeccionando con los años, la de no tener empatía hacia las víctimas, sino solo interesarnos por poco tiempo, cada vez menos, hasta que llega otro caso”.