En misa de Catedral piden por las personas desaparecidas
Colectivos de desaparecidos llenaron el recinto para pedir que regresen sus familiares; el cardenal pidió que “cese" ese flagelo.
En Guadalajara
El domingo 24 de julio, los feligreses que llenaron las bancas e incluso algunos pasillos de la Catedral de Guadalajara fueron integrantes de colectivos de búsqueda y familiares de personas desaparecidas. Ellos acudieron a la misa que ofició el cardenal Francisco Robles Ortega, para pedir que cesen las desapariciones y se localice a las personas que están ausentes.
Las personas que están en búsqueda de sus familiares llenaron la principal sede de la religión católica en el occidente de México. Llevaron flores y mantas con los nombres y fotografías de sus desaparecidos y así participaron en la Jornada de Oración por la Paz, convocada por la Conferencia Episcopal Mexicana y la Compañía de Jesús, a escala nacional, durante el mes de julio.
“El motivo que nos reúne hoy en esta celebración, en comunión con todos los hermanos y hermanas que en este domingo en todas las misas, estamos pidiendo por la misma intención: que cesen las desapariciones de hermanos y hermanas”, expresó el arzobispo de Guadalajara.
“Queremos el don de la paz y la reconciliación en nuestra patria queremos que cese la violencia y la injusticia”, subrayó el jerarca católico, quien lamentó la desaparición tan cruel “de tantos hermanos y hermanas y que ha marcado con el dolor y el sufrimiento a tantas familias”, continuó.
Guadalupe Aguilar, fundadora del colectivo Familias Unidos por Nuestros Desaparecidos Jalisco (Fundej), subió al altar para leer una de las lecturas de la misa dominical. Ella traía la fotografía de su hijo, José Guadalupe Arana Aguilar, quien desapareció hace más de diez años. La última vez que lo vio fue en el cruce de las avenidas Tonaltecas y Tonalá, de donde varios sujetos lo bajaron de su auto y se lo llevaron.
La desaparición de un hijo, de un padre, de una hija, de una tía, de una pareja o de una madre, “marca el corazón de las personas de las familias que viven la tragedia y la incertidumbre de sus seres queridos desaparecidos para ellos no hay noche, no hay día, no hay semana, no hay mes, ya no hay tiempo para otra cosa más para que buscar llenar ese vacío de la ausencia del ser que injustamente ha sido ha desaparecido ha sido arrebatado del seno de sus seres queridos”, manifestó el cardenal.
“No podemos considerarnos un país sano, un país próspero, un país en desarrollo, mientras carguemos en nuestras conciencias y en nuestras espaldas, el número tan grande de hermanos y hermanas caídos en la violencia y desaparecidos por la violencia. No podemos estar en paz”, dijo el clérigo, durante la homilia.
El arzobispo señaló que tenemos que “darle otro rumbo a nuestro país” en el sentido de “respetar la vida, la sacralidad de la vida y en el sentido de promover y de buscar juntos la solución de nuestros problemas”.
“Hagamos lo nuestro, pidamos con confianza a nuestro Padre Dios que mire por esta necesidad tan grande que tenemos, no es imaginaria. La necesidad no es ocurrencia. Es una realidad lacerante y dolorosa de nuestras familias y de nuestra sociedad”, oró.
El próximo domingo, en la misa de las 12:00 horas en las parroquias de la ciudad se dedicará la celebración a pedir por el regreso de las personas desaparecidas.