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Pacientes con enfermedades crónicas, en alto riesgo de tener problemas de salud mental

Niveles altos de cortisol pueden confundirse con síntomas del padecimiento, lo cual perjudicará pronóstico y tratamiento. Estas afectaciones a nivel mental impactan el proceso salud-enfermedad del paciente

salud fisica y mental

Enfermedades crónicas como diabetes o desórdenes cardiacos podrían detonar o complicar enfermedades como estrés y depresión

Enfermedades crónicas, como diabetes mellitus, cáncer y desórdenes cardiacos pueden aumentar la probabilidad de desarrollar alguna afección a nivel mental como el estrés agudo que a largo plazo puede volverse crónico, o provocar ansiedad, así como depresión que impactarán en el proceso salud-enfermedad del paciente.

Así lo señaló Karen Talavera Peña, investigadora del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Lerma, quien precisó que la mayoría de los datos en este sentido, reportan que hay una alta comorbilidad de esos trastornos, que son muy frecuentes en personas con males crónicos y en la generalidad de los casos en donde se presenta ansiedad hay depresión, con diferencias que tienen que ver con el tipo de padecimiento, de tratamiento e incluso con el sexo, la edad, las creencias en salud y las expectativas.

Por lo tanto, dijo, es importante saber que si una persona tiene alguna de estas enfermedades, va a provocar estos síntomas psicológicos; es decir: si atraviesa por un proceso de estrés crónico en donde hay una respuesta fisiológica, aumentarán los niveles de cortisol con señales que pueden confundirse con los del padecimiento, lo cual estropeará el pronóstico y el tratamiento”.

La docente, cuya línea de investigación es la evaluación de factores de riesgo psicosocial en gente con estrés, ansiedad y depresión, ejemplificó que la diabetes es un problema crónico de salud que no se cura y puede provocar estas molestias.

Abundó que, cuando un paciente cursa con estrés y además padece diabetes mellitus, registrará un impacto en el sistema inmunológico que estará perturbando la absorción de insulina, y en consecuencia inducirá a que los síntomas de la diabetes se compliquen, “de ahí que la atención es cíclica, porque si se atiende la parte psicológica se tendrá un impacto a nivel del padecimiento.

En este mismo sentido, señaló que algunos estudios asocian la ansiedad con procesos inflamatorios en personas con enfermedades crónicas que tienen dolor y existe evidencia de que la depresión y el estrés están vinculados a que haya una mayor ingesta de fármacos y al aumento de la frecuencia cardiaca, dificultad para respirar, cansancio, fatiga, indicios que si bien tienen que ver con el desorden psicológico pueden ser propios del padecimiento frecuente.

ESTRÉS CRÓNICO Y AGUDO

La también secretaria académica de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud de la UAM-Lerma, señaló que el estrés crónico y el agudo son una respuesta psicofisiológica “que nos hace responder ante un estímulo del ambiente interpretado como agresivo o amenazante”.

El estrés agudo puede ser adaptativo en términos de que al cruzar la calle veo que viene un automóvil que me provoca una respuesta para correr y salvar la vida”. En tanto, el crónico se mantiene a través del tiempo con manifestaciones de estar cansados, con la respiración agitada, aumento de la frecuencia cardiaca que llevará a desarrollar trastornos mentales.

CUIDADOR, QUE TENDRÁ QUE SER CUIDADO

En este mismo sentido, indicó que para el caso de los cuidadores primarios se han detectado altos índices de afectaciones psicosociales asociadas a la presencia de angustia y depresión, “porque ellos dejan a un lado sus necesidades y privilegian las de su paciente”.

“Un dato muy importante es que la o el cuidador de un enfermo crónico tarde o temprano se va a convertir en alguien que precisa la atención, tanto a nivel físico como psicológico, debido a que usualmente es un familiar que comparte el factor genético sumado al estímulo de presión que lo lleva a acentuar su malestar”.

ESTRÉS LABORAL

En este contexto, la investigadora Talavera Peña, refirió que uno de los principales tipos de estrés en México está relacionado con lo laboral y en el caso de ansiedad y depresión, después de la pandemia por COVID-19, se registró un importante incremento en los casos.

Señaló que antes del COVID-19 se hablaba de que era un problema de salud pública, posteriormente los “datos se dispararon, se duplicaron al tiempo de que se triplicaron los casos de zozobra y desánimo en el país, más que por el confinamiento fue la incertidumbre de qué iba a pasar, asociados al aspecto económico”.

Recomendó que ante casos de ansiedad y depresión, es necesario buscar ayuda profesional, tanto para el paciente como para el cuidador y realizar actividades recreativas y ejercicio, así como una alimentación sana y organizar el tiempo para reunirse con amigos y familiares que puedan apoyar de diferentes maneras al enfermo crónico.

“Ejercicios de respiración, además la risa ha sido comprobada que favorece a estas personas”, resaltó, al tiempo que reconoció que “se habla mucho de estrés, angustia y desaliento, tal pareciera que son términos que están de moda”.

Sin embargo, “avanzamos como sociedad en detectar que se tienen dificultades de salud mental y lo que sigue es poder atenderlos, porque estamos en ese punto en que ya identificamos que hay consecuencias tanto para enfermos crónicos como para cualquier gente con ansiedad y depresión, pero hace falta buscar cómo solucionar para contribuir a erradicar el problema”.