Opinión

Capicúa

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La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El pasado 9 de noviembre, ya conocido como el 11/9, fuimos testigos de un suceso histórico inesperado con la victoria del candidato republicano Donald Trump. Sus propuestas han sido motivo de alarma en todo el mundo y especialmente para México y la frontera común entre ambos países. La región fronteriza enfrenta un panorama adverso como el que afrontó tras los ataques terroristas del 9/11, el 11 de septiembre. 11/9 y 9/11, como si fuera una jugada de dominó,capicúa,en la que una ficha puede colocarse en cualquiera de los dos extremos para ganar, la radicalización nuevamente le gana a la realidad.

La región se ha caracterizado por una integración impulsada por el creciente intercambio comercial, la integración de cadenas de producción y por la propia convivencia entre los habitantes. Sin embargo, después del 9/11, Estados Unidos estableció el tema de la seguridad como prioridad y fortaleció el control fronterizo a través de medidas que impactaron negativamente en la integración de la región fronteriza.

El argumento principal fue que la frontera no era segura y que los terroristas podían entrar por ahí. Aunque no existieron evidencias de tal cosa, el resultado ha sido el endurecimiento de las normas para el cruce de bienes, una exhaustiva revisión de personas y vehículos, y la militarización de la frontera, impactando negativamente en el flujo de personas y de bienes.

Ahora con el 11/9, la frontera enfrenta nuevamente un escenario adverso. El presidente electo Donald Trump ha dicho durante su campaña que establecerá más controles contra la migración, que incluy en la multiplicación de los elementos que custodian la frontera y la construcción de un muro desde el primer día de su presidencia, que pagaría México. Las medidas de presión contra México serían el congelamiento de las transferencias de dinero de migrantes indocumentados, el incremento de aranceles y el aumento en los costos para la obtención de las visas estadunidenses o su cancelación.

Además, propone la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), bajo términos que no ha establecido y amenazando que, de no cumplirse lo que pide, se retiraría del tratado. También establecería un arancel del 30% a las importaciones desde México para terminar con el déficit comercial estadunidense.

Un arancel de tal magnitud impactaría fuertemente. Tan sólo el año pasado la industria automotriz, la más integrada regionalmente, cruzó la frontera un estimado de 118,000 millones de dólares en vehículos y piezas de automóviles, libre de aranceles, de acuerdo al Departamento de Comercio de Estados Unidos.

Esto es lo que representa la elección de Donald Trump como presidente, para México y la región fronteriza. Pero también es lo que representa para Estados Unidos. Con el nivel de integración económica-comercial con Canadá y México, los tres países resultarían seriamente perjudicados ante tal decisión.

Como sucedió con el 9/11, las propuestas de Trump son irracionales. El bloque económico-comercial del TLCAN, el creciente comercio bilateral y la integración en la frontera, piden una mayor conectividad, no más muros.

cpi@prodigy.net.mx