Opinión

¿Instrumentar una zona franca?

¿Instrumentar una zona franca?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Una de las propuestas de la nueva administración federal mexicana que impactará directamente en la relación bilateral con Estados Unidos es el establecimiento de una zona franca en la frontera de ambos países, con la finalidad de incentivar el comercio, promover el empleo, disminuir la migración internacional y generar dinamismo económico en la zona.

La propuesta incluye, un programa de estímulos fiscales a la inversión productiva, el aumento del salario mínimo y la reducción de la mitad del Impuesto al Valor Agregado (IVA), pasando de 16% a 8%, en una franja de unos 30 kilómetros de extensión que tendrían un IVA diferenciado, y que incluye a las ciudades de Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez y Reynosa, entre otras.

Sin embargo, la formulación de una propuesta de esta naturaleza nos lleva a reflexionar acerca de qué es una zona franca y cómo instrumentarla considerando el impacto que ésta supone para la economía fronteriza, la nacional y la relación comercial con Estados Unidos.

Lo primero que se debe decir es que una zona franca es un área geográfica específica que se destina a la industrialización con fines de exportación; en este territorio, delimitado por un país, se gozan de algunos beneficios tributarios, como la exención de algunos impuestos, o bien, una regulación diferente de estos, por ejemplo, la exención del pago de derechos de importación de las mercancías.

El establecimiento de la zona franca que pretende establecer la próxima administración tendría que considerar forzosamente los siguientes aspectos fundamentales derivados de un análisis profundo y especializado, tales como: 1) la focalización de la zona franca en puntos estratégicos de la frontera México – Estados Unidos en relación con los cruces y puentes internacionales para iniciar y 2) la delimitación de la zona franca en el perímetro de los propios recintos fiscales que se pudieran crear en dichos puntos fronterizos. En este sentido, es también de considerarse la posibilidad de llevar a cabo programas piloto en los cruces y puentes internacionales estratégicos con la participación del desarrollo industrial maquilador del punto fronterizo que se trate. Tan solo estos dos aspectos elementales dan cuenta del carácter binacional de una acción política aplicable al espacio fronterizo donde convergen los intereses domésticos y exteriores de México y Estados Unidos.

Por lo anterior, es importante señalar que impulsar la zona franca en la frontera norte del país debe contener un planteamiento realista y de amplio conocimiento sobre cómo instrumentar dicha zona franca en la frontera México – Estados Unidos en beneficio del desarrollo regional y la competitividad de la cuarta economía del mundo que constituye esta región fronteriza; y al mismo tiempo mitigar los impactos negativos que todo proceso de instrumentación trae consigo y obtener los resultados esperados.

cpi@prodigy.net.mx