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La muerte es indispensable, señala Ruy Pérez Tamayo

Sin ésta, no hay renovación ni forma de inventar soluciones diferentes para adaptarse al entorno, añade. Inicia encuentro “Pensar la muerte” en El Colegio Nacional

Sin ésta, no hay renovación ni forma de inventar soluciones diferentes para adaptarse al entorno, añade. Inicia encuentro “Pensar la muerte” en El Colegio Nacional

La muerte es indispensable, señala Ruy Pérez Tamayo

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Pensar la muerte. Desde ayer y el resto de la semana, El Colegio Nacional es un punto de referencia para hacerlo a través de las palabras de los intelectuales mexicanos más destacados. El encuentro se conforma por conferencias, charlas y conciertos que ayer, en la jornada inaugural, inició con la mesa de diálogo “Muerte, parte de la vida”, encabezada por el decano del Colegio, Ruy Pérez Tamayo.

“De todos los fenómenos por los que atraviesan los seres vivos, la muerte es el más inevitable (…), es la puerta del más allá, el umbral de lo desconocido. Ha ocupado la atención de pensadores, ha sido objeto de muchas literaturas, dogmas, elocuencias imaginarias, pero casi nunca es vista desde la realidad ni objetividad científica como un fenómeno natural”.

El médico y profesor emérito de la UNAM, Premio Crónica, refirió que las definiciones existentes acerca de la muerte son insuficientes para explicar la complejidad del fenómeno. No sólo se puede definir como la ausencia de la vida, como dijo Sócrates, sino como otro proceso biológico similar a la síntesis de proteínas o la percepción de la vibración sonora, por ejemplo.

Hay definiciones como las de la Real Academia Española que la definen sólo como “el término de la vida”, “la separación del cuerpo y el alma” o “la cesación definitiva de la vida”. “Son términos que no satisfacen e incluso nos hace pensar ‘¿qué es la vida?’”. Según diccionarios terminológicos de ciencias médicas, la muerte es “la extinción y termino de la vida”, en tanto que la vida “el estado de actividad de seres organizados”.

“Pero en la realidad todo es más complejo. La vida no es una cosa, sino un proceso que existe en el espacio y tiempo. Este proceso se encuentra en diferentes jerarquías y diferentes niveles de organización con una probabilidad termodinámica baja, se mantiene estable a la inversión de energía… Si la vida no es una cosa la muerte tampoco, muestra de ello son las representaciones de la muerte, siempre dinámicas y no estáticas: la muerte baila, se retrata, ríe, y hasta toma vacaciones”.

La muerte vista a otra escala, añadió Ruy Pérez, ocurre a distintos niveles de organización, las sociedades mueren antes que los sujetos, o éstos mueren antes que sus células (…) La definición de muerte debe poseer distintas modalidades diferentes estructuras.

¿Pero, por qué existe la muerte? Biológicamente todo tiene sentido, refirió el médico. “En biología es útil al analizar procesos y ventajas selectivas de las especies que poseen una respuesta inmune, un papel brillante contra infecciones y principalmente una explicación a partir de la selección natural: la multiplicación y reproducción de individuos y una población determinada”.

La muerte, agregó, permite la renovación de la población que participa en la selección natural, que es un mecanismo de eliminación de quienes cumplieron con su función biológica significativa. Entonces, la definición de Sócrates no es exacta, la muerte es necesaria e indispensable para la vida.

“Para la vida, sin la muerte no hay renovación ni forma de inventar soluciones diferentes para adaptarse al entorno. No hay muerte sin vida y no hay vida sin muerte, es un requerimiento esencial de la biología. Sin muerte no podría existir la riqueza y el esplendor que ocasionalmente la vida puede alcanzar”.

ARNOLDO KRAUS. Durante la mesa inaugural del encuentro Pensar la muerte en El Colegio Nacional, el médico y escritor Arnoldo Kraus participó en la mesa de diálogo junto con Ruy Pérez Tamayo y Asunción Álvarez. En su participación, el también miembro de El Colegio de Bioética de México, habló sobre la relación del médico y paciente frente a la muerte.

“Los pacientes necesitan que los escuchen, toquen y sepan quién son, algo que no sucede y menos con los moribundos”. Jonh Donne, citó, decía que una de las más grandes miserias de la enfermedad es la soledad.

Agregó que si bien la tecnología médica ha sido muy importante y ha salvado vidas, también ha distanciado a los médicos de los pacientes. Incluso, en países como EU, ha borrado la relación entre ellos.

El médico añadió que en este contexto se pierde la práctica clínica –del griego “al pie de la cama”— porque cada vez más los médicos en vez de preguntar a los pacientes “cómo han estado”, preguntan “dónde les duele”.