Cultura

Miguel Hidalgo, “el bribón, el cabrón”, un dolor de cabeza para Allende y los insurgentes

FESTEJOS PATRIOS. José Luis Trueba publica la novela Hidalgo. La otra historia, obra que contribuye a la desmitificación del personaje independentista

Miguel Hidalgo, “el bribón, el cabrón”, un dolor de cabeza para Allende y los insurgentes

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

*reynapazavendano@gmail.com

Un Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811) que caía mal tanto a insurgentes como a la milicia española, un hombre autoritario, un personaje que gozaba de mujeres y del alcohol, cuyo contexto fue un escenario de guerra indeseable para cualquier persona, es así como José Luis Trueba retrata al Padre de la Patria en su reciente novela Hidalgo. La otra historia.

“¿Es posible que haya un héroe tan impoluto? Revisé qué pensaban los contemporáneos de Hidalgo sobre él, entonces me metí a buscar y a leer lo que decía Bustamante, Zavala, Lucas Alamán y descubrí algo que me sorprendió: los que estaban a favor y en contra de la Independencia estaban de acuerdo en que Hidalgo era una calamidad, y los que eran unos patriotas y ‘los que eran traidores’ también decían lo mismo, es decir, a nadie le caía”, expresa el autor.

De acuerdo con Trueba esa poca simpatía se debió a la serie de asesinatos y saqueos que ocurrieron a partir de 1810, además de que personajes como el insurgente Ignacio Allende veían que el movimiento no tenía pies ni cabeza.

“Un día empecé a leer el juicio de Allende y en algunos documentos encontré que se refieren a Hidalgo como el bribón, como el cabrón, resulta que no eran íntimos, en la vida real hubo grandes pleitos entre ellos, incluso Allende trata de asesinarlo y termina despojándolo del mando e incluso, prácticamente, lo encarcela”, comenta.

La gente del pueblo que se unió a Hidalgo lo hizo por diversas razones: algunos van por hambre, por miseria, otros van para correr una aventura, otros van para acompañar a sus amigos, unos se suman para cobrar venganza, otros dicen que es la oportunidad del saqueo, narra el autor.

“Cuando hemos tenido un hombre que se piensa predestinado a salvarnos, las cosas terminan mal”

“Era un grupo de personas variopinto que estuvo por las razones más distantes y diferentes que podemos pensar. Hidalgo tuvo ese don maravilloso de magnetizar al pueblo, o por lo menos a una parte, y lo acarreó. Entonces cuando tomó Valladolid, Morelia, uno de sus amigos le preguntó qué estaba haciendo, Hidalgo respondió que él también quisiera saberlo. Es decir, encabezó un movimiento y al cabo de pocos meses se dio cuenta que aquello no tenías pies ni cabeza, pero tampoco se podía echar para atrás, ya ocurrieron batallas, ya ocurrieron matanzas, ya ocurrieron saqueos”, expresa.

Eso choca con la visión de Ignacio Allende, el jefe insurgente pensaba que los enfrentamientos tenían que ser entre ejércitos, con tropas entrenadas y en donde los saqueos y las violaciones no se permitieran.

“La gente que va con Hidalgo mata españoles con singular alegría, entonces los asesinan, los degüellan, los torturan. Allende se da cuenta que cada muerto de esa manera y cada saqueo perpetrado, lo único que logra es alejar a la gente que los puede apoyar. Imagínate que tú eres criolla y tus papás españoles y llega la turba de Hidalgo y los degüella evidentemente no te unirías a la rebelión”, señala.

--¿Qué tanta ficción hay en que a Hidalgo le gustaba oírse a sí mismo?

--Pensemos que es un cura del siglo XVIII e inicios del XIX, su palabra es la ley. Hidalgo fue un hombre acostumbrado a ser obedecido y más cuando tenía a hombres armados, esa noción se vuelve más notoria, esa sensación debe ser muy mareante.

“Y, por supuesto, alguien que manda a matar gente, alguien que en algunos momentos se empezó a mirar como un ser predestinado tiene que ser un personaje muy autoritario, muy lejano al diálogo, alguien que no se preocuparía ni un segundo por pedirle opinión a los otros. Tienes un apoyo, tienes armas y una parte de la gente te quiere, lo que sigue es una catástrofe”, responde.

“Creo que Hidalgo en algún momento empezó a creerse que era una suerte de salvador”  

Datos históricos, chismes y tauromaquia

En la novela editada por Océano, Trueba recoge los chismes sobre los hijos que tuvo el Padre de la Patria y sus amoríos, también narra cosas verificables como que a Hidalgo le gusta tomar y los toros, además de las formas en que financió la guerra de Independencia.

“Las guerras se vuelven heroicas después de que pasan, las guerras se vuelven patrióticas después de que sucedieron, cuando ocurren son espeluznantes, no te queda más que pasarla mal, vivir una guerra y una revolución no se lo puedes desear a nadie”, señala.