Hablar de relaciones horizontales y verticales conlleva la necesidad de identificar la frontera México – Estados Unidos como una zona de división, intercambio,diferenciación e integración entre los estados y el resto de sus respectivos territorios.

Dado el dinamismo económico de la región, se puede analizar la relación existente entre los diez estados fronterizos desde dos perspectivas: la horizontal y la vertical, en un espacio en donde confluyen una serie de elementos como la política, la economía, la cultura, el desarrollo urbano y, por supuesto, el comercio que en su conjunto, construyen toda una red de relaciones basadas en los acuerdos e intereses de cada uno de ellos.

Las relaciones horizontales, que son de carácter nacional entre los seis estados fronterizos mexicanos y los cuatro norteamericanos respectivamente, se caracterizan por ser de carácter institucional más que cultural, y se dificultan más debido a que las ciudades suelen estar en constante competencia por obtener la mayor actividad comercial.

Por su parte, las relaciones verticales en la frontera México – Estados Unidos se asocian más a las denominadas ciudades gemelas que a los propios estados; en ellas, se identifican catorce pares de ciudades que, gracias al intercambio y a las interacciones existentes entre ellas, han construido relaciones de tipo económico, político, social y cultural entre los estados fronterizos,promoviendo así la cooperación, la construcción de acuerdos y la conformación de lo que se conoce como microrregiones transfronterizas.

De estos catorce pares, destaca el caso de Jerónimo – Santa Teresa, en los estados de Nuevo México y Chihuahua. El desarrollo de la región ha sido resultado del incremento del comercio en este cruce fronterizo, que, a partir de 2012, tuvo un aumento del 13%, con más de 81 mil camiones comerciales que cruzaron hacia ambos lados de la frontera.

Lo anterior ha sido una piedra angular para la expansión económica de Chihuahua y Nuevo México, quienes han promovido la cooperación transfronteriza como una forma de desarrollo conjunto en la zona binacional.

Resultado de ello son las Reuniones Plenarias de la Comisión Nuevo México – Chihuahua, en la que el aparato gubernamental de ambos estados se reúne para tratar los temas de interés binacional como salud, seguridad, sequía y desarrollo económico, a través de la búsqueda de inversiones conjuntas.

La formalización de un Plan Maestro Fronterizo Nuevo México – Chihuahua constituye en materia comercial, una iniciativa integral en la planificación, coordinación y ejecución de los puertos fronterizos, considerando que más del 90% de las exportaciones de Chihuahua son para Estados Unidos.

Finalmente, se infiere que este tipo de relaciones fomentan una mayor cooperación transfronteriza cuando hablamos de relaciones binacionales verticales, que cuando hablamos de relaciones nacionales horizontales.

Lo anterior implica un conflicto de integración y aislamiento en la frontera, en la cual, las ciudades gemelas de ambos países promueven la cooperación transfronteriza, mientras que la integración de ellas con sus respectivos interiores nacionales avanza mucho más lenta y desigual debido a la competencia existente entre ellas.

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