Opinión

Cuando no se sabe, que no se sabe

La semana pasada una familiar desarrolló COVID. Parece que esta cepa del virus vino por los invictos, porque he escuchado más casos en personas que nunca habían tenido COVID, que de reinfecciones. El caso es que, esta conocida se sintió mal, acudió a una farmacia para la realización de la prueba de antígeno, que resultó positiva, y de ahí, pasó a visitar al médico que tiene cerca de su domicilio. Por la noche me mostró la receta para preguntar si era correcto lo que le indicaron. Me transporté a los primeros meses del 2020 y me pregunto: ¿por qué en este país somos refractarios a adquirir nuevos conocimientos y cambiar conductas en consecuencia?

Ciprofloxacino 500 mg y azitromicina 500 mg cada 12 horas por cinco días, y dexametasona 8 mg intramuscular por dos días. El mundo ha invertido miles de millones de dólares en investigación alrededor del COVID, y a la persona que hizo esta receta le tiene sin cuidado.

Cuando inició la pandemia, ante la desesperación y sin sustento alguno, muchos médicos se dieron a la tarea de indicar azitromicina e hidroxicloroquina para el tratamiento del COVID. El ciprofloxacino se utilizó menos. En México, la ivermectina se volvió muy popular. Ninguno de los cuatro tiene sentido. Los primeros tres son antibióticos que sirven para tratar infecciones por bacterias. La ivermectina es un antiparasitario. El SARS-CoV-2 es un virus. Es tan ridículo como tratar una úlcera péptica en el duodeno, colocando clavos en el húmero o en el fémur. Pero en fin, la desesperación hizo que se tuvieran que hacer ensayos clínicos controlados y todos mostraron que NO tienen utilidad.

De esta receta, la peor es la dexametasona. Este es un análogo de la cortisona con efecto antiinflamatorio muy potente que, en el estudio de RECOVERY que llevó a cabo la Universidad de Oxford en el Reino Unido, mostró ser útil en pacientes con COVID grave que tienen baja oxigenación y están hospitalizados, para evitar la intubación y la muerte. No mostró tener efecto benéfico en pacientes con COVID leve a moderado cuya oxigenación es buena. Administrarlo en este momento no tiene ningún beneficio y, por el contrario, si el paciente desarrollara un cuadro grave en los siguientes días, ya le negamos la posibilidad de recibir un beneficio con este medicamento cuando de verdad lo hubiera requerido. Ahora que el COVID es leve a moderado en la mayoría de las personas, hay que insistir en NO tomar ningún medicamento que no sea para reducir síntomas como el paracetamol, ibuprofeno o antitusígenos.

Cuartoscuro

Los resultados negativos con los antibióticos, antiparasitarios y los de ROCOVERY, no solo se publicaron en revistas médicas científicas, sino que se difundieron ampliamente en todos los medios de comunicación. Los médicos que siguen recetando esto, ¿en dónde estuvieron durante la pandemia? ¿En la selva lacandona? ¿No tienen radio, televisión o internet? ¿No leen periódicos, ni revistas? ¿No platican con colegas?

Lo que tienen estos médicos (entre otros profesionales) es un mal que aqueja gravemente a los habitantes de este país. Creen que saben y, por lo tanto, no están dispuestos a escuchar, procesar argumentos y cambiar conductas. Como muchas personas en nuestro medio, son refractarios a la educación. Es la forma más peligrosa de ignorancia. Cuando una persona decide que sabe algo y ni siquiera sabe, que no lo sabe. El no saber que no se sabe, es el fundamento del fanatismo que tanto daño le hace a México.