Opinión

Brugada, oportunidad de reconciliación en la CDMX

Ha sorprendido el cuidado que ha tenido Clara Brugada para preparar su llegada a la jefatura de Gobierno de la CDMX. Después de los jaloneos del proceso interno de Morena para elegir candidato no quedó en una posición cómoda. Sin embargo, con el paso de las semanas ha demostrado que era, desde el principio, la mejor opción.

Su paso por la alcaldía de Iztapalapa no pasó desapercibido para nadie, comenzando por los vecinos de esa demarcación que, sin importar los partidos políticos que prefieran, reconocieron que hizo un trabajo efectivo. El tiempo puso a cada uno en su lugar. La conformación de su gabinete dejó en claro que hará un gobierno serio, sin aventuras. Recurrió a cuadros probados, con experiencia en cientos de batallas políticas, no todas ganadas, pero que muestran que son personas que dominan su oficio, confiables. César Cravioto, Pablo Yanes, Pablo Vázquez, Juan Pablo de Botton, Inés González, Alejandro Encinas, Alejandra Frausto, entre otros, pueden competir sin desdoro alguno con cualquier otro equipo de gobierno a nivel estatal o incluso federal.

Más allá de esto, en los meses posteriores de la elección tuvo el tino de bajarse del circo de la sucesión federal que por momentos dio pena ajena. También tomó distancia de los cambios en Morena donde una generación de nuevos valores tomó un atajo riesgoso para llegar a puestos que otros pelean por décadas. Acaso a eso se deba la madurez mostrada por Clara, a que durante su carrera no tomó atajos, ha recorrido las calles a ras de suelo.

Por su larga experiencia en Iztapalapa sabe qué es lo que les duele a las alcaldías, cuáles son sus resortes reales de poder y conoce los beneficios electorales que brinda el contacto diario con los ciudadanos, que se sienten tomados en cuenta, no solo con los programas sociales, que son sustantivos, sino una amplia gama de servicios públicos.

Para que firmara su nombramiento, el personal le acercó una mesita, para que cómodamente, no se tuviera que levantar del asiento más importante del recinto.

Claro mostró su músculo en la ciudad e impuso su candidatura sin ser la preferida de quienes tomaron las principales decisiones, pero ya tiene todo listo para llegar al Palacio del Ayuntamiento que es, no descubro nada, la mejor plataforma para aspirar a la nominación presidencial. Cárdenas, López Obrador, Ebrard, Claudia, ya lo ratificaron sin lugar a duda. Lo que necesita Clara para meterse a la pelea en una eficiente estrategia de comunicación política. La doctora Sheinbaum tuvo el acierto de detectar desde el principio que era la favorita de López Obrador y alrededor de esa idea construyó su candidatura. El meollo de su estrategia de comunicación política fue esa: expandir la certeza de que era la única en la que López Obrador confiaba plenamente.

Clara tendrá que encontrar su propia carta de presentación tanto para la ciudad como a nivel nacional. Ha logrado algo interesante, bajar el nivel de hostilidad entre los habitantes de la CDMX por diferencias políticas. Que ella y su próximo secretario de Gobierno repitan que trabajarán en total coordinación con los alcaldes surgidos de la oposición es un buen principio. Por ahí podría ser, que Clara represente una oportunidad real para la reconciliación.

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