Opinión

La ciudadanía más joven (I)

El pasado 2 de junio, cerca de 15 millones de jóvenes de entre 18 y 24 años tuvieron, por primera ocasión, la oportunidad de votar por quien ocuparía la Presidencia de la República. De ellos, 6.6 millones no habían tenido oportunidad de votar en los comicios intermedios de 2021, por lo que la elección presidencial significó su primer contacto con la democracia electoral. A este segmento de la población pertenecen las y los jóvenes que estudian una carrera universitaria, que se incorporan a su primer empleo o que inician una vida independiente. Los nacidos entre los años 2000 y 2006 son, en sentido estricto, los más jóvenes integrantes de la ciudadanía mexicana y serán ellos quienes, de manera más directa resentirán, para bien o para mal, los efectos de las decisiones políticas asumidas a lo largo del presente gobierno y del que está por venir.

Jóvenes que votaron por primera vez

Cuartoscuro

Sin lugar a dudas, las decisiones de los gobiernos afectan, de una u otra manera, a toda la población. No obstante, políticas públicas como las relacionadas con el desarrollo económico y la creación de empleos, la seguridad social y los servicios de salud, la educación y su vinculación con el mercado laboral, el cuidado del medio ambiente y el manejo de los recursos naturales, entre otras, suelen tener un mayor impacto entre la juventud. Si tomamos como referencia la esperanza de vida de quienes nacieron entre 2000 y 2006, en promedio vivirán hasta el año 2080, lo cual contrasta con los más viejos de nuestra sociedad, aquellos que morirán en los próximos años y en quienes los efectos de las decisiones políticas más recientes tendrán un impacto marginal. A pesar de lo crudo de los datos, lo que resulta preocupante, no de ahora sino de siempre, es la ligereza con la que una parte importante de la juventud suele asumir su papel en la participación política y en la construcción de ciudadanía.

Si queremos que los próximos años México genere mejores condiciones de desarrollo integral de las personas, es fundamental que las y los más jóvenes asuman su papel como ciudadanos y participen en la construcción de un Estado democrático de Derecho sustentado en el respeto a los derechos humanos, la igualdad ante la ley, la inclusión de todas las personas, la generación de oportunidades económicas y de autorrealización, entre otras condiciones necesarias para una vida individual y colectiva plena. Para ello, es fundamental que las y los jóvenes asuman una serie de valores esenciales que les permitan construir un mejor porvenir que el que la realidad pareciera ofrecerles. Sin importar si se trata de una joven aspirante a odontóloga, un entusiasta obrero que inicia su carrera en alguna industria, una artesana que adapta sus tradiciones a las modas actuales o un joven que termina de formarse como profesor normalista, todas y todos ellos deben asumir el papel que les corresponde como el sector más joven de la ciudadanía.

A lo largo de las próximas colaboraciones pretendo ofrecer algunas cifras y datos sobre la juventud en México y distintos argumentos respecto de las razones por las cuales es necesario que las y los más jóvenes ciudadanos adopten un ideario distinto al que asumimos muchos de quienes hoy estamos en los cuarentas. Para bien o para mal, parte importante de lo que hoy sucede en nuestro país se debe a la actitud que asumimos quienes fuimos los ciudadanos más jóvenes al iniciar el siglo XXI. El avance tecnológico, la lucha por los derechos humanos, el respeto a la inclusión y la diversidad se deben, en buena medida, a aquello por lo que entonces luchamos. La inseguridad rampante, el alto consumo de sustancias nocivas, la depredación ambiental, la fragmentación social, son también, en una gran parte, consecuencia de lo que fuimos.

La ciudadanía más joven debe comenzar a preguntarse qué espera de los próximos años y cuál quiere que sea su destino. Debe elegir el foco de su lucha y las metas de su apuesta. Para ello, será indispensable que lo hagan con un enfoque distinto de lo que hoy se tiene. Para lograr lo que se propongan se requerirá de un catálogo de valores que, al paso de los años, los definan como generación.

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Profesor y titular de la DGACO, UNAM

Twitter: @JoaquinNarro

Correo electrónico: joaquin.narro@gmail.com