Opinión

Es Claudia

La doctora Claudia Sheinbaum hizo buenos los pronósticos. Ganó la elección presidencial 2024 de manera por demás holgada. Será la primera mujer en la historia que asuma la titularidad del Poder Ejecutivo nacional. Un hecho que acepta, sin regatear, el calificativo de histórico.

Claudia Sheinbaum, virtual presidenta de México

EFE

La campaña de Sheinbaum, candidata de la coalición gobernante, giró en torno a la oferta de la continuidad. Ofreció edificar el Segundo Piso de la Transformación. O sea, seguir la misma ruta del actual gobierno, pero circulando un poco más arriba.

Consciente del ambiente de crispación imperante desde hace años, la doctora Sheinbaum externó su decisión de gobernar para todos. Se cuidó de no descalificar a los ciudadanos que prefirieron otra opción, en lo que puede ser el inicio de un estilo personal de gobernar distinto del imperante en los últimos años.

Sheinbaum Pardo ha sido protagonista del quehacer político nacional en los últimos años, conoce fortalezas y debilidades del país, riesgos y oportunidades. Hacemos votos porque haga un buen gobierno.

Triunfadores precoces

La civilidad política es una asignatura pendiente. Actores políticos y dirigentes nacionales de partidos políticos hicieron ayer gala de irresponsabilidad. Algo inadmisible.

Su actitud contrastó con la civilidad mostrada por millones de ciudadanos que hicieron fila por horas, en orden, bajo un sol inclemente. La conducta ciudadana exhibió de manera grotesca a los políticos que salieron a cantar victorias, reales o imaginarias, antes de tiempo para dar una sensación de victoria sin tener prueba alguna.

Se dejaron llevar por sus apetititos insaciables de poder. Pudieron generar inestabilidad, incluso violencia.

¿Qué castigo merecen los triunfadores precoces? ¿Se saldrán con la suya a pesar de haberse saltado todas las trancas? Los irresponsables quedaron al descubierto.

Reconciliación en la diversidad

La competencia electoral del 2024 fue particularmente áspera porque se llevó a cabo en un contexto de hostilidad que domina, desde hace años, la vida pública del país.

Una vez que ganadores y perdedores emerjan de los conteos oficiales, todos tendrán una responsabilidad: bajarle a la rijosidad que alcanza niveles peligrosos y buscar una reconciliación en la diversidad.

La elección, el entusiasmo popular, ha dejado en claro que existe el afán compartido de dirimir democráticamente la formación de los nuevos gobiernos en el país.

Ese es un denominador común, un punto de partida para retomar el diálogo que debería ser permanente entre las fuerzas políticas. El actual gobierno muestra, como timbre de orgullo, que el presidente no se ha reunido nunca con la oposición. Es un error, el diálogo es el camino de la reconciliación.

El Plan C aterriza

Parte central de la estrategia de Morena para la elección 2024 era contar una mayoría calificada en el Congreso de manera que tuvieran los votos necesarios para pasar cambios al texto de la Constitución.

La elección le abrió la posibilidad de conseguirlo. Es un triunfo arrollador, que no puede regatearse. Conforma una situación política que pocos esperaban pero que hay que asumir como la nueva realidad política del país.

La coalición gobernante está a muy pocos votos de conseguir la mayoría calificada lo que supone un escenario que pocos esperaban. El Plan C, que parecía una aspiración lejana hoy está al alcance de la mano.

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