Opinión

Vía crucis migratorio

La tragedia en la estación migratoria de Ciudad Juárez no detiene, ni siquiera inhibe, el flujo migratorio. Cientos, miles de personas, atraviesan nuestro país con la intención de llegar a la frontera con Estados Unidos y una vez ahí jugarse el todo por el todo para intentar cruzar.

Conforman un Viacrucis Migrante. Su cruzada lleva ese nombre para visibilizar, dicen, el calvario que para ellos supone cruzar México. Un contingente de 4 mil personas dejó Chiapas y emprendió camino hacia el norte.

El Vía crucis Migrante partió rumbo a la Ciudad de México

Cuartoscuro

El impulso crece ante el anuncio del fin del llamado Título 42, nombre que se le dio a las restricciones del gobierno norteamericano a la migración con el pretexto de la pandemia por Covid. Ese título está a punto de cancelarse y los migrantes creen, sin fundamento, que tendrán mejores oportunidades de cruzar la frontera.

La responsabilidad del gobierno mexicano en el acompañamiento y custodia de los migrantes es enorme. Hay muchísimo por hacer, pocos recursos y escasa voluntad política.

El secretario de Gobernación dijo que México recibe a los migrantes con los brazos abiertos. ¿De veras? La realidad lo contradice. Llegó el momento de ajustar la narrativa.

La prueba del estadio

Dicen en Coahuila que el político mejor calificado por la población no es alguno de los candidatos que busca la gubernatura, sino el gobernador en funciones, Miguel Riquelme, que sigue teniendo niveles altos de aceptación a nivel nacional.

Se dirá que las casas encuestadoras responden a ciertos intereses, pero casi ningún político se atrevería a hacerse la prueba del estadio como lo hizo Riquelme que asistió al partido entre Algodoneros y Sultanes y se tomó la foto con el equipo de casa.

La campaña en Coahuila avanza hasta ahora sin sobresaltos porque la gente le agarró gusto a la paz y no quieren contagiarse de la violencia de algunos de sus estados vecinos.

Todavía falta más de un mes de campaña y aunque hay una clara tendencia a favor de Manolo Jiménez nada se puede dar por consumado. Hay que sudar la camiseta todos los días. Lo más importante es que la entidad está en paz.

¿Y de la oposición, qué cuentan?

Las corcholatas están desaforadas, los columnistas pelotean las posibilidades reales de cada uno, sus alianzas, sus campañas adelantadísimas. Tal parece que la sucesión es un asunto que compete solo a los aspirantes de Morena, porque la oposición está desde hace muchos meses a bajo impacto, casi imperceptible.

El PRI dio una noticia buena y otra mala. La buena para ellos es que el gobernador de Durango, Esteban Villegas, se decantó tricolor y ya hasta la credencial le dieron, de modo que el partido tiene hasta hoy tres gubernaturas, Durango, Edomex y Coahuila. Ya se verá la noche de la jornada electoral del primer domingo de junio cuántas le quedan.

La mala es que sigue sin saber qué hacer rumbo al 2024. La muestra es que su dirigente, Alito Moreno, anunció una serie de foros nacionales para ver por donde sopla el viento. O sea, nada.

No se crea que PAN y PRD están más avispados. Nada de eso todos están en voto de silencio por lo que las corcholatas morenistas dominan la plaza. Ni siquiera tienen que preocuparse porque la oposición los descalifique, no los toca ni con el pétalo de una crítica.

A las puertas de la Corte

Los promotores de la presión física, a través de un plantón frente a las puertas de la Suprema Corte, están jugando con fuego.

¿Qué pretenden? Acaso que uno de los más acelerados agreda físicamente a los ministros por el pecado de no obedecer a AMLO.

El gobierno de la ciudad y el gobierno federal tienen la responsabilidad de salvaguardar el edificio principal de la SCJN y todas las demás oficinas que tenga la Corte.

Si algo se sale de control será su responsabilidad. No pueden alegar desconocimiento. Incluso la magistrada presidenta de la Corte ya hizo una petición formal de protección. Las autoridades tienen que actuar en consecuencia o de plano asumirse como cómplices.

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