Opinión

La entrega de la República

E

n México vivimos una transformación que se da en un contexto de mentiras y manipulaciones, lo que inició como un movimiento en beneficio de México se ha convertido en el peor presagio para la patria. La transformación de la 4T inició por dividir al país para pasar al control absoluto de los mexicanos.

Durante seis años el Presidente se encargó de proferir calumnias generalizadas en contra de los organismos autónomos encargados de garantizar la construcción nacional, para enfrentarlos con los mexicanos.

Quien era el responsable de la conciliación nacional resultó el verdugo de la democracia.

Así, la patria se disuelve ante falsas acusaciones, por un nefasto orgullo de la perpetuación en el poder el régimen avanza hacía el absolutismo sin control, el mismo que tanto daño a hecho a la patria. En este nuevo sistema político no hay cabida para la verdad y la conciliación nacional.

En este contexto se define la suerte de la nación. Un régimen que apuesta por la pérdida de las libertades esenciales con tal de imponer su voluntad, donde las minorías son quienes ellos deciden, donde las ideas contrarias al sistema son parias y enemigas.

En este contexto es en el que la instrucción a los ciudadanos será la obediencia. En este régimen se tiene derecho a obedecer, nunca a disentir.

Se destruye a las instituciones democráticas, detrás de ello existe un oscuro y perverso fin, su exclusión definitiva como instrumento de unidad nacional, como obstáculo al poder absoluto.

En 1901, Ricardo Flores Magón nos enseñó que en un escenario como el que ahora enfrentamos se hace de nuestra patria un vasto circo de autómatas, que no tiene más voluntad que la del jefe, de un jefe que utiliza reformas constitucionales con un tenebroso fin, el de destruir las instituciones democráticas para reemplazarlas con funcionarios a los que les vienen grandes las circunstancias nacionales.

Sin reflexionar sobre la suerte de la nación, ésta se entrega a individuos que no tienen amor al pueblo ni a la patria, porque no ama a la patria aquel que teniendo la sublime función de velar por las instituciones democráticas las desvirtúa en su beneficio y en perjuicio del bien nacional, dislocándolas al servicio del poder absoluto.

¡Unámonos en la lucha por defender la democracia, Unámonos! #Reformasíperonoasí

El columnista invitado es Magistrado de Circuito del Primer Tribunal Colegiado del Décimo Quinto Circuito en Mexicali, Baja California.