Opinión

No llega sola, llegan todas

El Salón de Plenos de la Cámara de Diputados condensó por unas horas el estado que guarda el quehacer político nacional. La algarabía porque una mujer asuma por primera vez en la historia la Presidencia de la República, que es un logro colectivo que se sintetiza en la frase de la doctora Claudia Sheinbaum de que no llega sola, llegan todas.

Claudia Sheinbaum asume como primera presidenta de México

Cuartoscuro

Un presidente saliente con popularidad y liderazgo real en el movimiento que fundó. Las mega bancadas de Morena regodeándose en el gran poder que tienen y las oposiciones reducidas a su mínima expresión, casi fuera de cuadro, sin hacer ruido.

La presidenta mostró que tiene una perspectiva distinta a su antecesor sobre problemas apremiantes sobre seguridad, educación, salud y medio ambiente, insistiendo una y otra vez en que no habrá rompimiento con el pasado inmediato, pero sí una nueva perspectiva. La presidenta recibió en la tarde, con el cielo encapotado, el bastón de mando. Ahora sí el de a deveras.

Ifigenia abrió brecha

Conmovedor por ratos el esfuerzo que hizo Ifigenia Martínez para cumplir con su papel de presidenta de la Mesa Directiva durante la histórica ceremonia de cambio de poderes, a pesar de su deteriorada salud.

La doctora Sheinbaum le pidió personalmente que le colocara la banda presidencial porque ha sido ejemplo para toda una generación de mujeres que resolvieron ser protagonistas del quehacer político. Ifigenia fue integrante de la Corriente Democrática del PRI, germen para la creación del PRD y después de Morena.

Es una economista con blasones académicos del más alto nivel y una historia personal de lucha social desde antes incluso del Movimiento Estudiantil del 68. Ya recibió la Medalla Belisario Domínguez del Senado y fue figura central de la ceremonia en que una mujer, Claudia Sheinbaum, asumió la Presidencia de México. Ifigenia abrió una brecha que con el paso del tiempo se transformó en avenida.

Alcaldes en Donceles

Fue un día importante para los habitantes de la CDMX. Los 16 alcaldes electos en la elección del 2 de junio rindieron protesta. La encarnizada lucha política comienza a dejar paso a una civilidad que no rechaza el diálogo con los adversarios. Gobernar la ciudad, que en el día a día no reconoce fronteras entre alcaldías, requiere de coordinación efectiva.

El ejemplo lo ha puesto Clara Brugada, jefa de Gobierno electa, quien ha dicho que trabajará por igual con todos los alcaldes sin importar su partido de origen.

Los triunfos y derrotas políticas en la capital del país no están escrituradas para nadie. Morena ha sido víctima y beneficiario de ese comportamiento electoral. Por eso la clave es el respeto y el beneficio real de la población. Por cierto, uno de los acaldes que arrancan funciones es López Casarín de Álvaro Obregón cuyo triunfo fue ratificado por el TEPJF.

Morena creció un montón

Una vez que concluyó su encomienda en el Palacio de Covián, Luisa María Alcalde se concentra en su nueva responsabilidad de dirigente nacional de Morena que arranca el nuevo sexenio convertido en partido hegemónico.

Sin la figura tutelar de López Obrador en el horizonte la opción para Morena es institucionalizarse. Una talacha poco lucidora pero ineludible. Hay que hacer comités seccionales, municipales, hacer un censo de los militantes reales para saber quiénes son y dónde están.

Morena creció un montón, en palabras de la propia Luisa María. Hay que encausarlo y dotarlo de una disciplina partidista, que los militantes se acostumbren a cumplir las normas del partido y no limitarse a buscar el beneplácito del jefe político