Opinión

Los Millennials toman Morena

En el nuevo partido hegemónico se registró un cambio generacional drástico. Los Millennials asumen el control del partido justo en su momento de mayor poder. Acaba de ganar la elección presidencial por paliza, controla el Congreso, logró colapsar al Poder Judicial y militantes suyos despachan en la mayoría de los gobiernos estatales.

Asumen las principales posiciones dos chicas talentosas, pero jóvenes y sin experiencia significativa en las contiendas electorales. Luisa María Alcalde, nueva dirigente nacional, acaba de cumplir 37 años. Carolina Rangel, que será secretaria general, es todavía más joven, tiene 35 años. Jóvenes talentosas, pero sin experiencia partidista al menos en puestos de dirección.

Algunos dirán que la posición de poder será la Secretaría de Organización, en la que está el hijo de López Obrador. Andy, de quien se dice es un eficaz operador político, tiene apenas 38 años, pero un largo recorrido al lado de su padre.

Es cierto que Morena arrancará el sexenio prácticamente sin oposición y acaso por eso quienes toman las principales decisiones políticas en el país, el presidente que se va y la presidenta que llega, resolvieron poner el partido en manos de Millennials.

¿Qué dicen los mayores?

La primera petición de la doctora Sheinbaum a la nueva dirigencia de Morena fue cuidar el legado de López Obrador, además no dividirse y ser eficaces. También les demandó no caer en la frivolidad del consumismo.

La buena noticia para las casas encuestadoras es que la presidenta electa está favor de seguir eligiendo a los candidatos a partir de encuestas. Los plurinominales irán a las tómbolas.

El presidente López Obrador le pidió al partido que creó acompañar con lealtad, cariño y entusiasmo a Claudia Sheinbaum y, ojo, reiteró que se retira de la militancia partidista y de la vida pública. Cerró pidiéndoles que no sean prepotentes.

El partido en el poder mostró sus cartas. Se habló mucho de una nueva era. Es más que eso, es una apuesta.

La última semana

Arranca la última semana del sexenio del presidente López Obrador. A pesar del holgado triunfo del partido oficial en la elección presidencial, la recta final está cargada de tensión.

De los fierros en la lumbre destacan tres. El primero son las secuelas del caso Mayo Zambada que ha provocado una guerra entre dos fracciones, ahora antagónicas, del Cartel de Sinaloa. Aunque el epicentro es Culiacán los enfrentamientos se han extendido a Morelos, Sonora, Chiapas. Las fuerzas armadas han logrado capturas relevantes de jefes de pistoleros. Ya se verá si eso amaina la refriega.

El segundo foco rojo es el décimo aniversario del caso Ayotzinapa y el grado creciente de violencia de las movilizaciones de los normalistas que ya han intentado entrar por la fuerza a una instalación militar en Iguala.

A pesar de que ya concluyó el proceso legislativo la verdad es que la Reforma Judicial todavía dará dolores de cabeza, los trabajadores del sector están decididos a llegar más lejos. Lo dicho, serán días de tensión intensa.

Cruzada infantil

A los morelenses les urge que se realice el cambio de gobierno y una nueva administración, encabezada por Margarita González Saravia, tome las riendas de la seguridad en el estado. La gente quiere paz.

Ante el creciente problema de desaparición de menores en ciertas zonas del estado, la Diócesis de Cuernavaca decidió emprender una campaña dirigida a sus fieles para subrayar el cuidado a los menores, comenzando por los niños que asisten a actividades sacramentales.

El obispo Ramón Castro envió una circular para pedir a la gente que se tomen todas las medidas de seguridad necesaria y que ante la menor sospecha se avise a las autoridades para esta cruzada para proteger a los infantes. La desaparición de menores es un fenómeno que se extiende en todo el país pero que es particularmente grave por el desgobierno en Morelos y el tiradero que dejó Cuauhtémoc Blanco.