Opinión

El power de AMLO y Sheinbaum

La megamarcha del 27 de noviembre pasado dejó claro, tanto a sus opositores como a sus correligionarios, que el nivel de aceptación y respaldo popular de Andrés Manuel López Obrador sigue siendo tan alto, natural y consistente como siempre.

El episodio dominical, registrado en la entidad que gobierna Claudia Sheinbaum, congregó a más de un millón 200 mil personas, informó la mandataria capitalina. Una cifra récord para una movilización social en la Ciudad de México.

La megamarcha confirmó varias cosas. La primera, que AMLO es, como dijo Sheinbaum, uno de los presidentes más queridos en la historia del país.

AMLO marcha en compañía de Adán Augusto y Sheinbaum

La segunda, que nadie tiene la posibilidad de convocar a un millón 200 mil acarreados y, además, contentos, emocionados y vitoreando al mandatario durante seis horas. Eso no lo hace un acarreado.

En la esfera política, la movilización mostró que AMLO, de cara al proceso electoral que se avecina en 2024, mantiene un nivel de convocatoria por encima de sus opositores juntos.

También confirmó que la mayoría de las y los mexicanos están de acuerdo con las políticas públicas instrumentadas por AMLO en el país y por su representante en la CDMX, Claudia Sheinbaum.

La visión mayoritariamente positiva que se tiene de AMLO no solo es interna, en el extranjero es el segundo mandatario mejor calificado del mundo, solo por debajo del primer ministro de India, Narendra Damodardas Modi, jefe de Estado con 71% de aprobación entre sus gobernados.

Como la calificó Claudia Sheinbaum, fue una marcha histórica por la cantidad de simpatizantes congregados, pero también porque la convocó el gobierno en funciones y se desplegó en orden, con tranquilidad, alegría y unidad.

Ese tinte festivo y el saldo blanco que arrojó, ya que no se rompió ni un cristal, dan cuenta que la mayoría fue porque quiso.

Y es que la encabezó un presidente que navega sobre una inédita popularidad de alrededor de 62%, según el promedio de los últimos sondeos de las más reconocidas encuestadoras nacionales.

Pero ¿qué hace tan popular al presidente y le otorga tanto poder de convocatoria?

La respuesta es simple. AMLO cumple lo que promete y eso genera confianza.

Prometió un gobierno que privilegie los intereses de los más pobres y, como nunca, ha habido beneficios para ellos.

Propuso una verdadera transformación para desterrar la corrupción, la impunidad y los privilegios de los grupos de poder y hoy, por primera vez, todos pagan impuestos, incluso los más poderosos.

Prometió estabilidad económica, sin endeudar al país, y el peso está más fuerte que nunca, no han aumentado los impuestos, se incrementó el salario mínimo más que en 40 años y se ha controlado la inflación mundial sin sobresaltos.

En síntesis, el poder de convocatoria del presidente radica en su congruencia, su absoluta coherencia entre lo que dice y hace. Pero también en su honestidad y sencillez. O Usted, apreciable lector, ¿recuerda a un expresidente que haya marchado seis horas continuas al lado de sus gobernados al grito de: “Es un honor estar con Obrador”.

Lo zarandeaban, apretujaban, trastabillaban, pero con emoción y respeto, porque la intención era saludarlo, regalarle cosas o tomarse una foto con él.

Ese es el power de López Obrador: honestidad, congruencia y sencillez. La regla: utilizar el poder para servir a los demás. Una norma que, por lo visto, sigue al pie de la letra la doctora Sheinbaum.