Opinión

Una pradera que se incendiará

El presidente se enojó otra vez con la DEA, esta vez por espiar a la banda criminal de los hijos del Chapo. No queda claro si la molestia fue por espiar o porque escogieron como blanco a los Chapitos.

Lo curioso es que esa es precisamente la chamba de la DEA. Desde antes del caso de Kiki Camarena, en la década de los años 80, sus agentes recopilan información al interior de las bandas dedicadas al tráfico de estupefacientes, antes mariguana, hoy fentanilo, pasando por la heroína y la cocaína.

Que sea un trabajo discreto se entiende porque sus informantes se están jugando la vida. Si por una delación los descubren, los matan.

Que es un trabajo abusivo y prepotente, tal vez, pero no es sencillo saber de qué otra forma se podría realizar. Horas después de despotricar contra la DEA, el presidente se encerró en Palacio Nacional con Ken Salazar.

El embajador del sombrero está exhausto. Se nota. Desde hace rato perdió el interés de apagar fuegos en una pradera que, más temprano que tarde, se va a incendiar. No hay vuelta de hoja.

Conferencia del embajador Ken Salazar respecto a las acciones y acuerdos para el combate al fentanilo.

Cuartoscuro

Gobiernos de coalición

Hace bien la oposición en juntarse y buscar formas de integración para encarar al oficialismo en el 2024. Haría mejor en acelerar el paso y comenzar a tomar las decisiones importantes, porque en la acera de enfrente, la de Morena y sus aliados, ya tienen todo cocinado para emprender la campaña 2024.

Dijeron figuras de la oposición que buscarán un gobierno de colación para tratar de parar la aplanadora del presidencialismo exacerbado. Es un planteamiento correcto pero mientras siga en el aire, sin aterrizar, sirve de muy poco.

No es por asustar a nadie, pero una vez que se conozcan los resultados de las elecciones en el Edomex y Coahuila, Morena pasará al tema de las encuestas para elegir a su candidato, candidata, para el 2024. La oposición, sin desbocarse, tiene que buscar la pista de aterrizaje.

Simulacro Nacional

Mañana miércoles a las once de la mañana es el Simulacro Nacional para sismo.

Sonará la Alerta Sísmica. Es necesario que en escuelas, oficinas, fábricas, hospitales y domicilios particulares todo mundo participe.

El Valle de México es una de las zonas sísmicas del país. Es seguro que volverá a temblar una y otra vez. Si estamos preparados y sabemos qué hacer cuándo se escuchen las alertas se reducirán los daños.

Los grandes sismos han dejado profundas heridas en la ciudad. La ciudadanía está obligada a optimizar la preparación. Hay que tomar en serio el simulacro, para detectar errores y adelantar la solución a los problemas.

El país de las balaceras

Todas las reuniones del Gabinete de Seguridad terminan con evaluaciones positivas de la estrategia de seguridad de la 4T, condensada en la frase “Abrazos, no balazos”. Dicen, sin ruborizarse, que está funcionando.

Junto a esas notas los medios de información no tienen más remedio que pasar de la ficción a la realidad y dar cuenta de las balaceras del día.

Como el nuevo tiroteo en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, una ciudad que llegó a ser un lugar paradisiaco pero que ahora está en manos de grupos antagónicos del crimen organizado que disparan a las primeras de cambio.

La otra balacera fue, como muchas otras, en Guanajuato. Ahí el gobierno estatal fue superado desde hace años y el Federal se resiste a asumir su responsabilidad.

Fue una escena dantesca que recordó la reciente matanza de Caleta en Acapulco. Un grupo de sicarios irrumpió en un balneario atestado de bañistas para asesinar a una familia: hombres, mujeres y un niño. Dejaron siete muertos y al salir se llevaron tan tranquilos las cámaras de seguridad. La policía, adivinó usted, apareció cuando no había nada qué hacer.

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