Opinión

¿Por qué quiebran los bancos?

El negocio clásico de los bancos es recibir depósitos de los ahorradores y prestar dinero a quien lo necesita. En este sentido son meros intermediarios entre los que tienen excedentes de dinero y los que tienen necesidad de él. La diferencia entre lo que pagan a los ahorradores y lo que cobran a los acreditados se conoce como margen financiero. Esta diferencia es lo que constituye la principal fuente de ingreso bancario. Los bancos también obtienen ingresos mediante la venta de servicios por los que cobran una comisión y cuando su liquidez sobrepasa la demanda de créditos, ese excedente lo suelen colocar principalmente en bonos de deuda gubernamental. En eso consiste, básicamente y simplificando, el negocio bancario.

En la contabilidad bancaria, los créditos y los bonos de deuda se registran como un activo y los depósitos del público como un pasivo. La administración de los bancos debe cuidar que exista un equilibrio entre éstos. Cuando se pierde este equilibrio, cuando los pasivos no pueden cubrirse con los activos, los bancos enfrentan un problema de solvencia.

Las crisis bancarias tradicionales ocurren generalmente cuando los acreditados son incapaces de devolver el dinero recibido en los términos pactados. En este caso, la cartera vencida impide a los bancos resarcir los depósitos. Las crisis también ocurren cuando la desconfianza genera una salida súbita de ahorradores, en esta situación los bancos no pueden hacer frente a todos los retiros porque el dinero no está disponible, está prestado

Los acuerdos de Basilea han establecido una serie de normas para el buen funcionamiento de los bancos, que rigen internacionalmente. Dentro de estas normas están aquellas que obligan a los administradores, a realizar ejercicios periódicos de evaluación de los riesgos de sus pasivos y de sus activos. Con base en estas evaluaciones los bancos se obligan a crear las reservas y coeficientes de liquidez suficientes para cubrir los riesgos estimados. Las autoridades de supervisión bancaria de cada país tienen la obligación de vigilar que los bancos se ajusten a esas normas y prevenir las quiebras. La insolvencia de un banco puede generar un efecto dominó y una crisis en el sistema bancario de un país, con graves daños para toda la economía.

La semana pasada nos enteramos con sorpresa que el Silicon Valley Bank (SVB) había sido intervenido por las autoridades estadounidenses por haber entrado en franca insolvencia. Las autoridades nombraron a la Corporación Federal de Seguro de Depósitos, como su administrador judicial que intentará dar una salida ordenada a esta crisis. El domingo sucedió lo mismo con un banco neoyorkino, el Signature Bank que está relacionado con el primero. ¿Por qué quebró el SVB? ¿Tiene la quiebra de estos bancos el potencial para generar un efecto dominó en el sistema bancario norteamericano?

Silicon Valley Bank

EFE

El SVB se fundó en 1983 como un banco de nicho, especializado en atender principalmente a las nuevas empresas tecnológicas, las creadoras de las llamadas “startups”. El crédito otorgado a estas empresas era de alto riesgo porque las financiaba en su etapa inicial en la que su éxito no está asegurado y en la que aún no cuentan con los activos suficientes para garantizar los préstamos. La mayoría de estas empresas no eran sujetos de crédito elegibles por la banca tradicional. Por el lado de los depósitos, los cuales habían crecido vertiginosamente en los últimos cinco años, estaban concentrados en un número relativamente pequeño de clientes del mismo sector. El aumento de los depósitos superó con mucho a la demanda de créditos, por lo que fue invertido en bonos del tesoro norteamericano. La demanda de créditos por parte de este tipo de empresas se redujo debido al aumento de las tasas de interés y la inflación. Incluso las grandes empresas tecnológicas tuvieron que hacer despidos masivos de personal en los últimos meses.

La insolvencia del SVB se originó por una pinza que lo presionó. Por un lado, enfrentó un retiro masivo de depósitos, los cuales disminuyeron su saldo en una cuarta parte, entre marzo de 2022 y febrero de 2023. Eso fue consecuencia de la falta de diversificación de sus clientes pasivos y probablemente por el riesgo que éstos percibieron en la solvencia futura del banco. Por el otro, para hacerle frente a la falta de liquidez que requería la inesperada corrida, el SVB tuvo que vender los bonos del tesoro en el mercado secundario con pérdidas en su activo. Esto último fue consecuencia de la relativamente acelerada subida de tasas de interés por parte del tesoro norteamericano. La tasa de interés de los bonos del tesoro con vencimiento de diez años prácticamente se duplicó, de marzo del 2022 a marzo del 2023. El valor de los bonos de largo plazo que tenía en su poder el SVB habían sido comprados a una tasa de rendimiento menor, por lo que a la hora de venderlos fueron castigados en un mercado en el que ya se podían obtener mayores rendimientos.

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El SVB es el decimosexto banco en tamaño en ese país, con activos de alrededor de 200 mil millones de dólares. Su quiebra podría tener efectos principalmente en el sector en el que desarrollaba su actividad, aunque el nerviosismo de los inversionistas tiró el valor de las acciones cotizadas en bolsa de prácticamente todo el sector bancario. El lunes el presidente Biden intentó calmar el nerviosismo en un discurso en el que prometió resarcir el dinero a los ahorradores de los dos bancos, sin cargo a los contribuyentes. Estados Unidos cuenta con un seguro de depósitos bancarios que cubre hasta 250 mil dólares por persona, formado por las cuotas que los propios bancos aportan. Biden también anunció que pedirá al Congreso endurecer las reglas de operación bancaria relajadas durante la administración de Donald Trump. La Fed, por su parte, ofreció disponibilidad de fondos suficientes para los bancos que lo requieran. Aparentemente estos anuncios tranquilizaron a los mercados financieros el lunes por la tarde, sin embargo, la incertidumbre, la volatilidad y la especulación seguramente continuarán en los próximos días.

La quiebra de los bancos debe prender las alertas entre las autoridades bancarias y monetarias. La laxitud en la supervisión y las alzas en las tasas de interés suelen tener consecuencias indeseable.