Dando continuidad al debate respecto a la reforma al Poder Judicial de la Federación, existen varios puntos a aclarar y que es necesario para ahondar en la discusión pública en aras de crear espacios propicios para el diálogo democrático.

Este tema tan importante para la vida democrática de México, ha generado opiniones a favor y en contra. El pasado domingo 1 de septiembre algunas personas se reunieron en el Ángel de la Independencia para marchar hacia el Senado para mostrar rechazo a dicha reforma. Este movimiento también se vio reflejado en otras entidades federativas, siendo foco de atención a nivel nacional. Sin embargo, un hecho que pasó inadvertido para los diferentes medios de comunicación fue la movilización de los estudiantes a favor en distintas entidades federativas.

A la par, jueces del PJF han promovido demandas de amparo en contra de la reforma al considerarla violatoria de sus derechos humanos, a las cuales se les otorgó la suspensión provisional, buscando frenar la discusión en la Cámara de Diputados, lo cual no sucedió. Esto nos habla de los profundos intereses que permean en los altos rangos del PJF y de ahí se entiende el descontento con cualquier intento que pretenda reformar una estructura que por tanto tiempo ha permanecido intacta.

Asimismo, se ha sumado la planta de trabajadores y trabajadoras del PJF para suspender temporalmente sus labores en una muestra de solidaridad y desacuerdo a dicha reforma, acción sumamente significativa, pues representa el cese de todas las actividades del PJF.

Con las reformas a la Constitución, es la sociedad quien resulta favorecida ante un sistema judicial que ser resiste a adaptarse a los tiempos actuales. Entre otras cosas, hay que abordar la remuneración de Ministras y Ministros de la Suprema Corte; Magistradas y Magistrados de Circuito; Juezas y Jueces de Distrito; Magistradas y Magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial; Magistradas y Magistrados Electorales y demás funcionarios del Poder Judicial de la Federación. Ésta no podrá ser mayor a la establecida para la persona titular de la Presidencia de la República en el presupuesto correspondiente y no será disminuida durante su encargo. Esto responde a un reclamo ciudadano por tener instituciones austeras.

La semana pasada abordamos el tema de la elección, pero la reforma debe entenderse desde una perspectiva más amplia. Es de entender que haya rechazo por parte de las élites que se ven afectadas en sus privilegios. Sin embargo, las constituciones son el reflejo de su sociedad y cambian en tanto que éstas son cambiantes. Pretender que lo que se estableció en un momento que algunos llamaron “La dictadura perfecta” es negar que somos seres evolutivos.