Opinión

El Tío Sam tiene la última palabra

El gobierno del presidente López Obrador concluye su sexenio sin oposición política formal. La 4T consiguió hacer picadillo a sus oponentes. Políticos prominentes con abultadas cuentas bancarias dentro y fuera del país resolvieron hacerse a un lado como medida de precaución. Políticos mediocres, con ínfulas de gurús, asumieron la costumbre de perder y auto celebrar sus derrotas. El resultado es que la aplanadora de la 4T les pasó encima. Desconcertados por el golpe los opositores abandonaron la plaza. Los morenistas, claro, se están sirviendo con la cuchara grande.

Tío Sam

Que no tenga oposición formal no quiere decir que el gobierno no enfrente riesgos, algunos de ellos mayúsculos. El primero de ellos es un binomio indisoluble pero letal: el narco y el gobierno de los Estados Unidos. El gobierno no puede intimidar a esos adversarios. No les asustan los insultos en las mañaneras, no les preocupa que descubran depósitos en paraísos fiscales, ni que las pirañas electrónicas del partido en el poder se les vengan encima

Que el comandante Chayo, agente judicial activo en Sinaloa, haya sido en realidad escolta del Mayo Zambada no sorprende a nadie. Ningún delincuente importante prospera sin protección policiaca. Todo mundo lo sabe. El único que se hizo el sorprendido, aunque no convenció a nadie, fue el gobernador Rocha que va en caída libre. Es curioso que ninguna agencia de inteligencia mexicana haya descubierto la verdadera chamba del Chayo que se ufanaba de su poder, según dicen por allá. Puede usted apostar que sí lo sabían, pero aplicaron la fórmula de “abrazos, no balazos” para no tocarlo ni con el pétalo de una revisión de sus verdaderos ingresos.

Rocha no ha podido ni generar una versión lógica del asesinato de Héctor Melesio Cuén. Platiqué, por cuestiones profesionales, con Cuén en una de sus últimas visitas a la CDMX. No pudimos encontrarnos personalmente. La entrevista se realizó vía telefónica. Tomé notas de lo que me dijo y lo incluí en un artículo que redacté sobre el clima preelectoral en Sinaloa. Cuén está en las portadas de los diarios porque el Mayo Zambada asegura que lo atraparon porque le pidieron que asistiera a una reunión con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha y el propio Melesio, que eran, lo sabe todo mundo en Culiacán, enemigos personales. Me dijo textual que no había diferencia entre el Cartel y el gobierno del estado. Son, me dijo, uno mismo. No solo me lo dijo a mí, lo repitió ante cualquier micrófono abierto.

Lo malo para el gobierno es que el Mayo está en poder de Estados Unidos y como es un hombre inteligente Ismael está dispuesto a cantar lo mejor de su repertorio para salvar el pellejo o para que sus condiciones de reclusión sean lo más amables posibles. No solo está en poder de Estados Unidos, sino que allá hay una campaña política cuyo eje central es la seguridad en la frontera con México y el tema del fentanilo, la droga más mortífera. Para el gobierno gringo resultará benéfico mostrar a los electores que detienen capos y ponen al descubierto estructuras de protección al más alto nivel. De modo que, aunque la oposición interna no cuenta, hay insomnio el Palacio Nacional porque no tiene forma de parar la ofensiva gringa. Está atenido a que no quieran exterminarlo.

Que todos los mandatarios de la coalición oficialista apoyaran a Rocha fue un error. No salva al gobernador de la quema, pero sí puede mostrar como cómplices a sus correligionarios que es justamente la narrativa que se quiere implementar en Estados Unidos; o sea que hay una vinculación estructural entre el narco y el gobierno, como lo denunció hace poco un ex director del FBI, Chris Swecker. ¿Usted qué piensa?

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