Opinión

Tres circunstancias de la presidenta Sheinbaum

Ayer inició el gobierno que encabeza Claudia Sheinbaum Pardo, la primera mujer que ocupa la Presidencia de la República, la primera persona que, al alcanzar la más alta responsabilidad pública, lo hace proviniendo de un sector real de la izquierda, la primera cuya formación académica y científica la determina a entender de manera distinta el ejercicio de la política. Estas tres circunstancias condicionan lo que se puede esperar del próximo gobierno y marcarán, en buena medida, el cumplimiento de las expectativas que desde hace meses se han generado.

Claudia Sheinbaum durante su discurso en el Zócalo

Cuartoscuro

Claudia Sheinbaum es la primera mujer que alcanza la Presidencia de la República. En un país en el que la violencia contra las mujeres y la persistencia del machismo forman parte de nuestra cultura nacional, la llegada de una mujer al cargo político de mayor relevancia debe servir como muestra de que en México la igualdad entre hombres y mujeres puede y tiene que ser una realidad generalizada. Tener a la primera presidenta de nuestra historia hace suponer que, si bien existen enormes dificultades estructurales para ello, en México hay condiciones para que las mujeres alcancen los espacios de poder más altos y las responsabilidades políticas de mayor responsabilidad. Sobre si la llegada de una mujer a la Presidencia implica la priorización de una agenda feminista o cuando menos la construcción de una política pública verdaderamente comprometida con la igualdad sustantiva y efectiva, solo el tiempo y los hechos lo confirmarán.

Claudia Sheinbaum es la primera persona cuyo origen político se encuentra en un espacio real de la izquierda mexicana y ocupa la Presidencia. Aun cuando se quiera afirmar que Andrés Manuel López Obrador fue un presidente ideológicamente ubicado en la izquierda – situación que muchos consideramos más una narrativa que una realidad – nadie puede poner en duda que la formación política originaria del tabasqueño se hizo al amparo del priismo de los años setenta del Echeverriato. Claudia Sheinbaum, por su parte, se formó primigeniamente en el activismo estudiantil de los años ochenta como parte del Consejo Estudiantil Universitario. Su incorporación al PRD, primero, y a Morena, después, no son sino circunstancia lógica de quien buscaba insertar tanto pensamiento como acción política en la estructura partidista más afín a sus convicciones. En el muy corto plazo podamos ver qué pesa más en la presidenta: sus ideales de juventud o el pragmatismo de gobernante.

Claudia Sheinbaum es la primera persona en alcanzar la Presidencia con una formación y vocación académica y científica. Si bien se puede señalar que otros presidentes, como José López Portillo o Miguel de la Madrid eran profesores universitarios antes de convertirse en presidentes, ello obedecía más a una actividad secundaria. Claudia Sheinbaum, en cambio, fue investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM durante muchos años y los comienzos de su carrera estuvieron ligados más a las aulas y los laboratorios, que a las plazas públicas y las oficinas de gobierno. Por doble vía esta condición es esperanzadora pues, en primer término, hace suponer que la razón y la evidencia serán elementos esenciales de su forma de gobernar y, en segundo lugar, anticipa que entre sus prioridades estarán la educación, la ciencia, la tecnología y la cultura. Muy pronto, con la presentación del proyecto de Presupuesto de Egresos, se confirmará si, en verdad, su carácter como académica y científica va más allá de su curriculum.

Muchas personas esperan que con Claudia Sheinbaum se avance en la agenda de igualdad y erradicación de todas las formas de violencia por razón de género, se construya un gobierno cuyas políticas públicas tiendan a la defensa de los derechos humanos de todo tipo y se confirme que el apoyo a la educación, la ciencia, el desarrollo tecnológico y la innovación es el mejor camino para terminar con males del pasado como la pobreza, la desigualdad, la violencia, la inseguridad o la exclusión. Solo el tiempo permitirá saber si las tres circunstancias a partir de las cuales inicia su gobierno determinan su actuar como gobernante y le permiten mantener la congruencia o si, en cambio, el pragmatismo y la realidad se imponen.

Profesor y titular de la DGACO, UNAM

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