Opinión

¿Utopías o distopías para los animales no humanos?

Y ya que estoy sobre una UTOPÍA con esto de promover no mantener más elefantes bajo cautiverio, al menos no en zoológicos urbanos, me cuestiono si más allá de crear una “fiscalía especializada contra el maltrato animal” e instalar hospitales veterinarios en diversas zonas de la ciudad (promesas de campaña) doña Clara Brugada, próxima Jefa de Gobierno en CDMX, podría pensar en realizar un verdadero ejercicio de UTOPÍAS a favor de la fauna que dice querer y respetar; eso sí, sin discriminar especies y pensando en el aterrizaje del término que tanto le agrada y cuyo gestor fue Tomás Moro. O sea, la idealización o representación de una civilización perfecta donde planes, proyectos y doctrinas se vean imposibles pero factibles de realizar bajo normas estrictas que busquen alcanzar justicia y paz para todos… ¿aaarroz?… Y con ese “todos” obvio que incluyo por completo al Reino Animal no humano. Seguramente que de leer lo anterior la gobernadora electa pudiera sentirse inquieta o dudosa de poder llevar a cabo algo semejante para la fauna libre o la silvestre cautiva, la doméstica y la domesticada, dado lo cual se la pongo fácil con solamente sugerirle ordenar de momento la estricta vigilancia y cumplimiento del Código Penal local y de la omisa, confusa y enredosa Ley de Protección y Bienestar Animal de la capital mexicana, no olvidando que sumando lo citado por la Constitución local deberán asimismo reflejarse políticas públicas que en principio den al traste con la infame y abusiva compra-venta de animales en calles, automotores, parques, domicilios particulares, mercados, tianguis y similares que son votos, sí, pero ilegal y mala mala práctica que debe quedar e-rra-di-ca-da al igual que la omisión o deficiencia para aplicar sanciones ejemplares contra la crueldad y el maltrato animal, situación que le exigirá la implementación de un presupuesto etiquetado e intocable y/o intransferible, y de equipos capacitados y su-fi-cien-tes para empezar a meter toques iniciando con algo que seguramente no ignora y menos tras haber encabezado la Alcaldía Iztapalapa: que la capital mexicana y su área metropolitana tienen un ya insostenible problema de sobre población de perros y gatos, mismo que para su solución precisará de una muy eficiente, permanente y gratuita campaña de esterilización y de sanciones ejemplares para al abandono, recurriendo para esto último a métodos que puedan identificar plenamente al infractor con la idea de que al término de su sexenio no se tenga un solo animalito en situación de calle, lo que obligará la prohibición temporal de la reproducción de guaguás y mininos, con la salvedad de aquellas razas cuyo linaje deba conservarse y/o mejorarse, más siempre y cuando todos esos nacimientos pro-gra-ma-dos queden debidamente registrados por vía oficial y se demuestre previamente que dispondrán de un hogar seguro sin posibilidad de ser reproducidos domésticamente y mediando desde luego el pago de un impuesto riguroso. El problema mayor será con los michis, pero bajo la correcta consumación de una verdadera UTOPÍA para ellos habrá de lograrse su control, porque con ellos inclusive tenemos hasta un peligroso silencio epidemiológico. En resumen, esta visión quimerista para los otros animales pudiera darse con el simple cumplimiento de las diferentes normatividades por parte del gobierno y la ciudadanía. Eso sería suficiente en lo que se logran avances tan necesarios como la proscripción a las “corridas de toros” y “peleas de gallos” en armonía con la Constitución de la CDMX, lo que indiscutiblemente coronaría la gestión de Clara Brugada. Hay forma, pero se requiere voluntad política, aguante, y…

OTRA VEZ ME DISCULPO porque problema técnico dejó un tanto ilegible mi texto en la edición del jueves pasado. Agradezco a mi estimado Oscar Viale haberlo arreglado de inmediato para la versión digital de La crónica de Hoy.

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