La era violenta de los cárteles mexicanos, liderados en un tiempo por el tristemente célebre Joaquín “Chapo” Guzmán y demás peligrosos mafiosos de las drogas, en su mayoría desaparecieron, pero otros continuaron con sus familiares o hijos de sus socios, quienes siguen haciendo del narcotráfico su delincuencial empresa.

La mayoría de los delitos que cometen están relacionados con transacciones de blanqueo de dinero, por cuanto en su mayoría estudiaron administración de empresas, negocios internacionales o marketing. Son jóvenes que utilizan sus talentos y preparación profesional al servicio de sus oscuros negocios.

Muchos de ellos, están plenamente identificados y son cazados por la Policía Federal de México y por la Administración para el Control de Droga de Estados Unidos (DEA), instituciones que han dado fuertes golpes al crimen organizado que gira en torno al narcotráfico.

El “legado” del Chapo Guzmán en su hijo Ovidio

Algunos de los hijos del Chapo Guzmán siguieron los pasos de su padre y revolucionaron el criminal negocio del Cártel de Sinaloa, para llevarlo a otros niveles de complejidad y alcance mundial. Uno de ellos es Ovidio Guzmán López, quien el 23 de febrero de 2023 fue finalmente capturado tras un intenso operativo policial que llevó a su paradero en Culiacán, Sinaloa.

Su arresto marcó un importante precedente en la lucha contra el narcotráfico en México, pero, a la vez, abre nuevas incógnitas relacionadas con el camino que ahora seguirá el Cartel de Sinaloa, ahora sin su cabecilla, con todo lo que puede implicar en cuanto a nuevos niveles de violencia y corrupción en la región.

El hijo del Chapo llegó a supervisar 11 laboratorios de metanfetaminas en Sinaloa, que producían entre 3 mil a 5 mil libras de estas peligrosas drogas al mes. Además, ordenó el asesinato de varios informantes, un narcotraficante y, se dice, que mató a un cantante mexicano porque se negó a cantar en su boda.

El peligroso Mencho

Uno de los cárteles derivados del Cártel de Sinaloa es el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que desde 2010 viene funcionando en varios estados de México e, incluso, con ramificaciones en países como Colombia, Estados Unidos, Islandia y Reino Unido.

Su líder es Nemesio Oseguera Cervantes, mejor conocido como "El Mencho", quien es uno de los capos más buscados de México y de Estados Unidos. La DEA ofrece una recompensa de US$10 millones por cualquier información válida que lleve a su captura.

La policía mexicana ha efectuado diversos operativos que han llevado a la captura de importantes cabecillas del CJNG:, en marzo de 2022 detuvieron a "El Zorro", Christian "N" y a Aldrin Miguel Jarquín Jarquín, "El Chaparrito", con lo que se dio un certero golpe a la organización criminal.

Los nuevos desafíos para las autoridades

Ambos cárteles, el de Sinaloa y el CJNG, se han mantenido en constante enfrentamiento por el control de varios estados y rutas de narcotráfico, que se han acentuado en los últimos tiempos, en perjuicio de la población, que es la principal víctima de la ola de violencia derivada de la guerra de las drogas.

Estas organizaciones delictivas financian sus operaciones no solo con el narcotráfico, sino que ahora también secuestran, extorsionan y realizan distintas actividades ilegales en perjuicio de toda la sociedad, generando cada vez más violencia e incertidumbre.

Además, estos cárteles cuentan con algunos policías infiltrados y hasta con aliados dentro de algunos organismos gubernamentales, por lo que es necesario hacer una depuración total de las instituciones para combatirlas de forma más eficaz.

La lucha es dura, pero el gobierno mexicano y la DEA vienen desarrollando un arduo trabajo para tratar de acabar con estas mafias que tanto daño le hacen al país.