
La amistad es una compleja interacción social difícil de explicar, la ciencia ha revelado que existen procesos biológicos y químicos detrás de esos lazos interpersonales. Estudios recientes muestran que nuestro cerebro, olfato e incluso genética juegan un papel clave en cómo elegimos a nuestros amigos.
Uno de los hallazgos más sorprendentes fue el de la Universidad Hebrea de Jerusalén, donde investigadores descubrieron que los amigos íntimos tienden a tener olores corporales similares. En 2022, se analizaron las muestras de sudor de pares de amigos y encontraron que sus aromas se parecían más entre sí que con otras personas, incluso descartando que influyeran factores como dieta o productos de higiene.
Científicos creen que la relación entre el olor y las interacciones tienen que ver con nuestro sistema inmune, ya que inconscientemente buscamos personas con genes complementarios para fortalecer nuestras defensas. Los humanos utilizamos el olfato más de lo que se piensa para comparaciones subconscientes durante nuestras interacciones.
Por otro lado, los neurocientíficos de Dartmouth College observaron en 2023 que cuando los amigos comparten experiencias, sus cerebros se sincronizan de manera extraordinaria. Mediante escáneres cerebrales demostraron que las respuestas neuronales ante estímulos emocionales son casi idénticas entre amigos, especialmente en áreas como la corteza prefrontal y la ínsula, que son regiones clave para el procesamiento emocional.
La proximidad física juega un papel importante, los investigadores de la Universidad de Chicago rastrearon la formación de amistades en entornos laborales y descubrieron que el 65% de los amigos cercanos trabajaban a menos de 25 metros de distancia. Así se pudo comprobar que la cercanía física resultó ser un factor determinante, especialmente en los primeros meses de relación.
Aunque pareciera que este tipo de lazos afectivos muchas veces son indescifrables, lo cierto es que hoy por hoy, incluso se pueden predecir las amistades. Los científicos del MIT desarrollaron un algoritmo que, analizando solo patrones de conversación, risa y contacto visual, puede predecir con un 95% de precisión si dos personas terminarán siendo amigas.
La amistad, aunque parezca un fenómeno puramente emocional, ciertamente tiene profundas raíces biológicas y químicas. Desde nuestro sudor hasta nuestras neuronas, existen muchos factores que influencian nuestros lazos interpersonales.