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Con música y fuegos de artificio, cientos de miles de europeos festejaron el ingreso a la Unión Europea de diez nuevos países la noche del viernes al sábado y celebraron la unificación de un continente desgarrado durante mucho tiempo por la trágica historia del siglo XX.
Sin embargo, las celebraciones tuvieron lugar casi únicamente en los países adherentes, en su mayoría salidos del ex bloque comunista.
Sólo Dublín, capital semestral de la UE, desplegó esfuerzos para la ocasión. Pese al frío, miles de irlandeses asistieron a un gigantesco espectáculo de pirotecnia, con fuegos pirotécnicos lanzados desde 25 barcos para simbolizar a los 25 miembros de la Unión Europea.
En Berlín, donde se había organizado una fiesta popular alrededor de la Puerta de Brandeburgo, símbolo de la división de Europa durante 40 años, la asistencia fue escasa.
Y en Bruselas, el corazón de la UE, se había previsto un programa muy minimalista. Un vuelo de 25 globos aeroestásticos debió ser anulado a raíz de una tormenta y sólo unas mil personas se reunieron en la Gran Plaza.
En el este de Europa, acompañadas por un clima perfecto, las multitudes salieron a las calles de las grandes ciudades para escuchar a sus estrellas locales y entregarse al canto colectivo, que es la gran pasión de los países bálticos, donde miles de personas se congregaron en Vilna (Lituania), Talin (Estonia) y Riga (Estonia).
En Nicosia, unos 30 mil chipriotas griegos reunidos en la plaza principal festejaron con una hora de adelanto su ingreso a la UE, olvidando que la presidencia europea había establecido la adhesión de todos los nuevos países a medianoche hora de Roma (22H00 GMT).
Sólo la parte griega de la isla ingresó a la UE, ya que los grecochipriotas rechazaron en referéndum un plan de reunificación con el sector turco el pasado 24 de abril.
Praga, Varsovia y Budapest también vieron congregarse a decenas de miles de personas que festejaron escuchando a las estrellas locales. En Praga, la plaza de la ciudad vieja, habitualmente frecuentada por turistas del mundo entero, estaba repleta de gente.
Apenas unos segundos desde la entrada oficial de su país en la Unión Europea, el presidente checo, el euroescéptico Vaclav Klaus, advirtió a sus conciudadanos de que pueden tener desilusiones con la UE.
En La Valetta, la capital de Malta, unas 100 mil personas, según las estimaciones de las autoridades, es decir una cuarta parte de la población de este archipiélago mediterráneo, asistían al espectáculo de fuegos artificiales que marcó la entrada de su país a la UE.
En toda la Unión, que se extenderá el sábado por la mañana hasta la frontera de Ucrania o Belarús, los dirigentes de la UE dieron rienda suelta al lirismo.
"Tengo lágrimas en los ojos", dijo, por ejemplo, el primer ministro francés Jean-Pierre Raffarin. "Son las lágrimas de la memoria, de nuestras tragedias, de nuestros muertos, de nuestra vergüenza. También son lágrimas de alegría", explicó.
Lech Walesa, el ex sindicalista polaco que contribuyó en los años 80 al derrumbe del comunismo en Europa del Este, declaró simplemente: "El sueño de mi vida se cumplió. Ahora, mi lucha ha terminado".
Tampoco faltaron los gestos simbólicos.
Dirigentes austríacos, italianos y eslovenos se reunieron a 1.509 metros de altura, en una cumbre compartida por los tres países.
El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Joschka Fischer, y su homólogo polaco Wlodzimierz Cimoszewicz, eliminaron la frontera entre sus dos países a la medianoche del viernes estrechándose la mano en el puente que une Francfurt an Oder con Slubice.
Tambien a medianoche, el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, estuvo presente en otra ciudad dividida, Gorizia/Nova Gorica, en la frontera entre Italia y Eslovenia.
Todos los nuevos miembros continuarán las celebraciones el sábado e incluso el domingo, en algunos casos. En Dublín, los 25 jefes de Estado o Gobierno de la nueva Unión se reúnen este sábado e
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