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La muestra “Un lenguaje incomprendido: el abstraccionismo de Fernando Guerrero” presenta al joven artista de 27 años, quien por primera vez expone su obra de manera individual, en la Casa de Cultura de la UAEMéx en Tlalpan.
“Soy consciente de que la pintura me está funcionando: me hace sentir bien y puedo comunicarme con mi entorno sin reglas, puedo tener una comunicación libre con ustedes”, expresa el artista.
Para él, la pintura es un medio de introspección y autoconocimiento a través del cual logra conectar con otras personas, así como con otros pintores, siendo Manuel Felguérez y Vassily Kandinsky sus referentes más importantes.
En recorrido por la exposición, Fernando Guerrero comparte que la pintura le ha dado tranquilidad y se siente convencido de querer continuar en ese camino.
Su principal meta es no despegarse de la creación y eventualmente compaginar la vida artística con la docencia, “hacer algo con chavos, como lo hace la Universidad. Me llama poder impulsar a jóvenes para que tengan espacios dedicados y cuidados”.
“Nunca es temprano para empezar algo nuevo, ni tarde para terminar algo”, agrega en sus reflexiones.
RECORRIDO
Una de las 20 obras que integran esta muestra es un cuadro llamado “Playa”, que representa un episodio traumante de infancia.
“Yo soy de Veracruz y de chiquito no sabía nadar y una vez estuve a punto de ahogarme en una playa que se llama Tecolutla, entonces recuerdo muy bien … bueno, no quiero recordar, pero esto es lo que representa y quise experimentar con collage, se me hace una técnica interesante”, comenta el artista.
Por su parte, Francisco Plata, quien estuvo a cargo del discurso curatorial, opinó que Fernando Guerrero es un artista con potencial de alcanzar un reconocimiento nacional e internacional.
Entre las técnicas que maneja el jóven, tales como el óleo y collage, Francisco Plata destaca el uso de papel, “un material muy endeble, que maneja de una manera muy acertada”.
“Van a tener la posibilidad de ver figuras geométricas -rectángulos, círculos y manchones- y ver la calidad vibrante de la obra. El valor artístico de la obra de Fernando corresponde a una tradición que se tiene en todas las culturas del mundo”, invita.
CASA CULTURAL
La Casa de Cultura de la UAEMéx en Tlalpan cuenta con 3 salas de exhibición, 1 sala experimental y un auditorio para 50 personas. Uno de los aspectos estéticos más llamativos del interior es una cúpula de vitral, creada bajo comisión por el artista mexiquense Leopoldo Flores (1934-2016).
De acuerdo con la curadora en jefe y encargada de la programación de las actividades artístico-culturales del recinto, Aída Arely Pérez Landeros, al tratarse de un espacio universitario, se enfoca en la profesionalización de Jóvenes Creadores.
“Si bien egresan artistas con una calidad y herramientas técnicas y discursivas muy fuertes, el área que adolece un poco tiene que ver con la divulgación y la gestión de eventos”, indica.
Es por ello que la Universidad Autónoma del Estado de México, junto con estudiantes de “universidades hermanas” diseñaron un programa de profesionalización artística, en el que jóvenes como Fernando cuentan con un acompañamiento de todas las fases de producción de un evento cultural.
“En este caso, la producción de una exhibición: desde el análisis del cuerpo de obra, la selección, el proceso curatorial, desarrollo de los textos reflexivos de su trabajo, la posterior mediación de la obra durante la vida de la muestra”, ahonda Aída Arely Pérez Landeros.
El acompañamiento de este programa también contempla la realización de recorridos con prensa y visitas guiadas con escuelas y los públicos aledaños de Tlalpan, hasta la clausura de la Muestra.
“Propiamente, la Casa de Cultura no realiza la venta de obras, pero el artista sí recibe una formación en cuanto a cómo comercializar su obra y poner su discurso en divulgación con los distintos agentes culturales involucrados en el circuito/circulación de arte”, detalla.
Próximamente, La Casa de Cultura de la UAEMéx en Tlalpan inaugurará el “Museo de sitio”, una exposición permanente de los vestigios arquitectónicos que datan de los siglos XVIII y XIX.