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Qué es el descanso y el sueño después de una jornada de 9 o 19 horas, cuando suena la alarma del pago de la renta y después de pensar el sueldo que recibirás si quieres ser madre, son preguntas que lanza Maricela Guerrero en su poemario Sueño per cápita & Wonderful Production.
“Este libro es mi homenaje a Primero sueño, de Sor Juana Inés de la Cruz, toda la estructura está basada en el estudio que hizo Méndez Plancarte sobre este libro maravilloso. La idea es revisar desde los aspectos laborales, la relación entre descanso, no descanso, sueño y la posibilidad que tenemos de imaginar o no otros futuros para nuestras vidas”, indica en entrevista.
Guerrero comenta que a la posibilidad de vacaciones y jubilarse se añaden otros elementos que las redes sociales suman a nuestras vidas, convirtiéndose en ideas que quitan el sueño o en hacernos imaginar posibles descansos que nunca llegan.
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“En Primero sueño, Sor Juana plantea la idea del alma que asciende en el momento del sueño y puede ver todo lo que hay por conocer, en ese mismo momento también se da cuenta de que la única forma que tenemos para conocerlo todo en el mundo es a través del cuerpo”, detalla la poeta.
Hoy, podemos aprender también dando clics en internet y preguntándole al Chat GPT, “pero si no hay un cuerpo que lo experimente, que lo investigue, que lo camine, que lo perciba, no hay un conocimiento pleno”, añade.
Además, el argumento que provocó que la Décima Musa perdiera toda su biblioteca fue declarar que la mayor fineza de Cristo no era la obediencia sino el libre albedrío, lo cual es de admiración para Guerrero.
“Ella nos dijo, de manera adelantada, que la máxima libertad es la posibilidad que tenemos de elegir nuestras equivocaciones y eso es lo que nos hace humanos”, señala.
CRIANZA y JUVENTUD
Un tema que aborda la poeta en el libro editado por Elefanta es la crianza. “Muchas investigaciones que tienen que ver con maternidad y crianza en el mundo no se están haciendo porque las mujeres que plantean esas preguntas están en casa o criando en situaciones complejas”, advierte.
Guerrero menciona el despropósito de los horarios escolares y los horarios de oficina.
“¿Cómo no hay forma en que las empresas, ni las instituciones, ni nadie se dé cuenta que estamos obligando a las familias a criar en condiciones terribles? Los famosos viernes de consejo escolar en que los niños no van a la escuela, para las mamás que trabajan es un verdadero conflicto saber qué van a hacer con su hijo mientras ellas están en la oficina”, afirma.
A esa compleja relación se añade el boom de depresión y ansiedad entre jóvenes, su exposición a drogas o prácticas adictivas como el uso del celular. “Me parece desafortunado que esas situaciones recaigan individualmente sobre todo en las madres”.
En el poemario se colocan algunas críticas que recibió la obra My bed (1998) de Tracey Emin, creación que en palabras de la autora no es entendida por críticos ni el público general.
“Es un homenaje que le hago a una artista valiosa, es de la misma generación de Damien Hirst, sólo que a ella nunca le han hecho una retrospectiva. Muchas de sus primeras piezas eran letreros en neón y en ese momento era una novedad. My bed es interesante en relación a lo que se espera del trabajo de las mujeres y cómo es criticado, con ella ha sucedido que se le entiende poco o mal”, destaca.
EL PELIGRO DE LAS REDES SOCIALES
Como en toda su obra, Guerrero plantea su preocupación por el medio ambiente y en este libro se pregunta: ¿cuánto contamina nuestra participación en las redes sociales?
“Se han hecho cálculos de cuánto contaminan los servidores de la inteligencia artificial y es tanto o más que la industria automotriz. Esto de creer que la panacea para la contaminación sería lo digital, es peligroso porque no estamos viendo ni el humo, ni la basura, pero esa contaminación ya está participando en el cambio climático”, indica.
Otra interrogante de la autora es ¿qué pasa cuando la lucha ambientalista se realiza por redes sociales?
“Me interesa plantear cómo se ha desarticulado la lucha colectiva, el asistir a las protestas de manera presencial, creyendo que con hacer un clic es suficiente. Los pequeños cambios ayudan (separar la basura o llevar tu termo) y son necesarios, pero tampoco es suficiente, si no hay una verdadera exigencia a las empresas y a los gobiernos para que hagan transformaciones estructurales en la economía y en la forma en que se producen y se consumen las cosas, nada cambiará”, expresa.
A Guerrero le preocupa la confianza que hoy tenemos sobre cualquier objeto o política que se dice sustentable.
“La sustentabilidad es el peor de los males porque se nos hace creer que se está ofreciendo una solución cuando la realidad es que el problema sigue, se maquilla y se le da la vuelta, en ese sentido las empresas y los gobiernos son maravillosos y brillantes haciendo el famosísimo greenwashing”, opina.