Esta exposición curada por Karl Frías García reúne a este artista con Juni Aranda,Yolotzin Arias, Nathan G. Ambriz, M Sin Título, Andy Medina, Enoch Palacios, Queso Rayones, RÍO, Karim Salinas y Tizha Shi.
Frías desarrolla una exposición con artistas que se relacionan “directa o periféricamente" con el arte contemporáneo, sondeando la posibilidad de fincar una memoria del Arte Transmasculino; postura anticipada por exposiciones recientes en México como Palimpsestos, 2019, curada por Siobhan Guerrero para Jauría Trans dirigida por Ambriz en el extinto Centro Cultural Border, o Doireann O’Malley en la Galería Nordenhake (Ver Artgenetic, 10MAY2019).
Más allá del arte, Trans y Fugas, Memoria de la Delincuencia, la Cárcel y sus Fugas fundado por Laura Glover y el Archivo de la Memoria Transmasculina por Aldri Covarrubias, más recientemente han buscado construir una memoria Transexual más allá del amarillismo mediático y la violencia y marginación social que padece la comunidad Trans y LGBT+.
La Semana Cultural Lésbico Gay fundada en 1982 por José María Covarrubias (1948-2003) trasladada en 1987 al Museo Universitario del Chopo, UNAM, (después Festival de la Diversidad Sexual) marca un punto de inflexión para crear esta memoria, para ello, la dicotomía Lésbico-Gay es pulverizada hoy con la suma de clasificaciones como Intersexual, Asexual, Demisexual, etc. y donde se complica el límite entre Pansexual, Género Fluido u Omnisexual. Así, mientras virtualidad sexual y crisis de la representación de género se tornan cultura cotidiana de lo no-binario, en el arte la ruptura de límites entre disciplinas o el conflicto entre arte y no-arte, genera una Performatividad Estética —paralela a la Performatividad de Género de Judith Butler— y donde el arte al incorporarse a lo civil cotidiano, desaparece como fenómeno estético-formal historiográfico y de mercado, y donde el arte contemporáneo muere para convertirse en cultura, ¿No es justo lo que anhelaban tantos artistas?.
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