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Una Medusa inconforme con su destino y con el anhelo de vivir el placer sin que el otro termine convertido en piedra, es lo que plantea Luis Felipe Fabre en su libro “Poeta griego arcaico” donde retoma la historia mitológica de Medusa, Perseo y Ganimedes.
“Medusa me ha fascinado desde niño cuando vi `Guerra de Titanes´, me ha parecido una figura encantadora, me gustan las figuras que tienden a lo monstruoso y además amo la escultura clásica, entonces de pronto me preguntaba: Medusa es una gran artista, ¿qué cantidad de esculturas que están en el Museo de Louvre serán obras suyas? Era algo que tenía la cabeza, pero no sabía cómo abordarlo”, comenta el autor.
A la par, Fabre se planteó las preguntas: ¿cómo habla un monstruo?, ¿cómo hablo?, ¿quién no es un monstruo?
“Medusa debe tener un alma hondísima, debe ser muy profunda, una criatura primordial y me di cuenta que los héroes matan a los monstruos como parte del proceso (civilizatorio)… la llegada de Zeus al Olimpo implicó la destrucción de los regímenes anteriores y de repente pensé lo que estaba pasando en mi país”, añade.
Zeus engendró héroes, comenta Fabre. “Se acostó con las mujeres mortales para que hicieran el trabajo sucio de borrar los restos de eras antiguas. Medusa es algo muy antiguo, representa todos estos antiguos órdenes que cayeron en desgracia, dioses derrocados que regresan como demonios”.
A la inquietud de ¿cómo habla Medusa?, el autor señala que se quitó la idea de lo monstruoso. “Pensé que era un alma bellísima, entonces tiene que hablar poéticamente y entender que es alguien a que visitan nada más para matar y, al mismo tiempo, no puede evitar petrificar con la mirada. Eso es fascinante”.
-Sobre el acto de mirar, ¿qué miramos cuando tenemos una prohibición?
Uno se refleja en los ojos del otro y te devuelve otra imagen de ti. Sin duda es de los grandes misterios, ¿qué miras cuando miras a otro que te mira, te estás imprimiendo tú en lo que estás mirando y no puedes verte más que a ti mismo?, ¿el otro está entrando en ti?
Había una teoría medieval de que los amores pasaban por los ojos, era una frase literal, se entendía que había unos espíritus que entraban en los ojos de los otros e imprimían imágenes en el corazón.
Fabre escribe en el libro editado por Sexto Piso que no hay nada más hermoso que un hombre vencido por placer, idea que reitera.
“Claro, cuando te toca transgredir tu propia prohibición… el deseo proviene del otro, proviene dentro de ti, ese dentro y fuera creo que cada vez es mucho más incierto, hay una fuerza que te vence y también la sensación de que quedas vencido después de un encuentro sexual, en eso hay algo de derrota e incluso de tristeza, de un fin”, señala.
-¿Por qué retomar a Ganimedes y hablar de numerología?
Llevo muchos años clavado en la astrología, si crees en la astrología, crees en los dioses griegos, los ves actuar en ti, hay una parte entre destino y libertad que te cuestiona la astrología.
Me gustaría que llegara el INEGI a hacerme y en la pregunta de qué religión profeso, poder contestar que pagano, si es que esa opción tiene una casilla. Entre la astrología y la literatura griega siento que ésa es mi religión, sí soy un politeísta y sí siento a los dioses actuar. Mi aproximación en ese sentido no es tan esteticista.
El poema de Ganimedes, que es el poema sobre el muchacho más bello que ha pisado la tierra, realmente lo que yo quería era llegar a los dioses. Yo no soy ese muchacho bello, a Ganimedes se lo llevó Zeus, entonces tenía que hacerle un Ganimedes a los dioses para acceder a ellos, traté de hacer el poema más bello que pude escribir para llegar a ellos.
También reflexiono sobre qué significa ser el más bello…es ser un monstruo, no hay tanta diferencia entre Medusa y Ganimedes, eres monstruoso para los demás, de alguna manera su belleza hiere.
Finalmente, Fabre menciona en su libro a Euríale y Esteno como aquellas que impiden la felicidad de su hermana Medusa. “Son las inmortales, pero son las menos famosas, de las que se ha hablado menos, en cambio Medusa es la única mortal, la que puede ser vencida”.
“En poema de Píndaro que habla de Perseo cuando mata la gorgona, dice Píndaro que, de los alaridos de las serpientes, de los cabellos de las otras dos hermanas, Atenea inventó una música que es la música de las mil flautas, entonces me imaginaba a qué sonaba eso porque era una música de funerales y de tragedia”, indica.