Cultura

Nos quitó más libertad que cualquier conquista espiritual o armada. Tenemos la mente fue consumida, añade la escritora

Melisa Arzate: “La necesidad de consumo del humano es bárbara”

Melisa Arzate Melisa Arzate presenta su poemario “Entera nueva” donde reflexiona sobre la violencia, el capitalismo, la infancia y la empatía.

“La pérdida más grande de la libertad tiene que ver con la imposibilidad de ejercer tus propias ideas”, expresa en entrevista Melisa Arzate Amaro (Ciudad de México, 1985) con motivo de la publicación de su poemario “Entera nueva” donde reflexiona sobre la violencia, el capitalismo, la infancia y la empatía.

La escritura poética es lo que me da un territorio de absoluta libertad, añade la autora. “No encuentro en ningún lugar ese nivel de libertad porque es la libertad absoluta de mi pensamiento, es decir, para mí la poesía es el arma, la ballesta, el arco y la flecha con la cual puedo ejercer un pensamiento”.

Arzate Amaro señala que escribe poesía para que alguien más, un otro, mire como salvoconducto a las palabras y sea partícipe de la libertad.

“En el libro hablo de pinturas e intento pintar incluso con las palabras, intento construir imágenes y para mí ese es el ejercicio de la libertad y quiero ejercerlo junto con quien voluntariamente elige leerme y encontrar allí también una posibilidad de ser”, indica.

La autora se declara un ser humano nuevo al terminar de escribir su libro porque el artista ejerce un acto volitivo, es decir, una voluntad de compartir alojada en el cerebro y en lo más profundo de su ser. “Lo hago posible y lo comparto para que nos podamos dar la mano a la mitad de mis palabras”.

También indica que hoy existen pueblos sufriendo de una falta de libertad. “Tenemos en este momento una guerra en Gaza, en Ucrania y un sinfín de guerras en distintos países de Medio Oriente donde las mujeres son prohibidas del tránsito público, de congregación, del ejercicio mínimo de sus libertades, de la educación, pero también son prohibidas de la palabra en el espacio público, ¿eso no es una guerra tremenda?”.

Otra privación de la libertad, agrega Arzate Amaro, es la que vivimos todos los seres humanos en el día a día.

“Vivimos una guerra contra un sistema capitalista que si bien nos ha permitido llegar hasta donde estamos, también nos tiene absortos en una necesidad de consumo brutal. Me he encontrado con que no importa si estoy en la Ciudad de México, en Oaxaca, Monterrey o en Sevilla porque la necesidad de consumo de los seres humanos es bárbara, eso nos ha quitado más libertad que cualquier conquista espiritual o armada”, comenta.

A la autora le asombra que la mayoría de personas, al reunirse, vayan a una terraza a pagar 50 euros por un trago y tengan la atención en sus dispositivos móviles. “Nuestra mente ya fue consumida, absorta, conquistada y pauperizada por ese dispositivo”.

-¿Hay una nostalgia por la infancia vivida?

Cada generación piensa que vivió la peor realidad y, después, cada ser humano ve en su infancia lo mejor que hubo. En el libro sí hago un reclamo porque tú y yo podíamos ir a la tienda a comprar una congelada. Cuando teníamos 9 años nos enviaban por un kilo de huevo, regresábamos pateando una piedrita despreocupadas de cualquier cosa y mi abuela se quedaba tranquila esperándonos. Hoy no puedo hacer eso.

Edición El libro es editado por Elefanta Editorial.

Veo el reclamo hacia un país que se ha pauperizado, una serie de políticos que han tomado las peores decisiones y que han llevado a un empobrecimiento económico y humano, además de una violencia atroz.

La poeta admite que, en su poemario, editado por Elefanta, le pasa un “examen duro” a la realidad que le rodea.

“Soy parte de esa realidad, entonces qué hace la poesía con eso, ¿la poesía está autorizada de expresarse y pasar limpia a un costado de la realidad? Yo creo que no. Ningún ciudadano del mundo no tiene derecho a no ver lo que está pasando en Líbano, en Gaza y en Ucrania, a no ver la violencia en México”, expresa.

Un tema que aborda Arzate Amaro es el feminicidio. “Cuando me decidí escribir sobre las desapariciones de mujeres en mi país me inmiscuí deliberadamente en leer noticias, vi unas fotografías que decidí no olvidar jamás porque si las olvido las desaparezco y no las quiero desaparecer, no las quiero borrar. Al final, después de ser todas esas otras mujeres, he optado por proclamar vida y vivir por ellas”.

-¿También celebras la vida en comunidad y la empatía?

Lo único que puede salvar a la humanidad de todos sus demonios, desastres y guerras, es la ternura y la posibilidad de ver al otro, de levantar la cabeza de nuestros dispositivos móviles y de nuestras propias ropas para ver al otro.

Una de las cosas que más valoro y a la que quisiera honrar en Entera nueva es la posibilidad de sonreírnos, es decir, hacer ese gesto mínimo cuando nos encontremos en la calle porque hará nuestro día diferente; la sonrisa abona a la construcción de una realidad donde tú le estás diciendo al otro: yo te veo.

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