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En una charla vibrante y llena de reflexión, Mia Couto, el reconocido escritor mozambiqueño y ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances de esta edición, compartió con los jóvenes asistentes su visión sobre la literatura, la naturaleza, y la identidad, en un diálogo enriquecedor con la presentadora Ave Barrera. Bajo el título “Mil Jóvenes con Mia Couto, Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances”, la conversación abarcó desde los orígenes de su escritura hasta las profundidades filosóficas y espirituales de su obra.
La charla comenzó con Barrera trazando el contexto histórico de Mozambique y su lucha por la independencia en 1975, recordando cómo Mia Couto, en ese momento, dejó su carrera de medicina para sumergirse en la escritura, contribuyendo al proceso de reconstrucción del país a través de las palabras, “Reconstruir un país que se encontraba en cenizas”, señaló la escritora mexicana, remarcando la importancia de las historias como vehículos de sanación colectiva.
Ave Barrera señaló que, tiempo más tarde Mia se sumerge en la bilogía, profesión que, al contrario de alejarlo de las letras, le dio un enfoque único que cohesiona lo natural y lo literario. Lo que dio pie a la reflexión del escritor sobre el planeta y la naturaleza, desafiando la idea de que los humanos son los dueños del mundo. “Los árboles hacen su propia luz”, afirmó, sugiriendo que en la naturaleza hay entidades con las que los seres humanos están en una relación simbiótica.
El escritor compartió su creencia de que la literatura no comenzó con sus libros, sino mucho antes, con la necesidad de contar historias. “La voz que nunca conocí, habitaba en mi casa”, confesó, evocando las raíces profundas de la oralidad en su vida. Señalando, de igual manera, la importancia de poder identificarse con las cosas que te rodean.
Un tema recurrente en la charla fue la transformación y la transmutación. Couto expresó su fascinación por la flexibilidad de la identidad y cómo, al escribir, se puede cambiar de perspectiva. “Nosotros podemos ser lo que queramos, podemos tener una movilidad entre diferentes entidades”, comentó, refiriéndose a la escritura como un medio para explorar esas posibilidades.
Un punto clave de la charla fue cuando Mia Couto compartió una anécdota de su infancia que más tarde Ave Barrera relacionó con los naguales, figuras mitológicas capaces de desprenderse de su forma humana y transformarse en animales. “Cuando yo les dije que quería ser Mia, ellos lo aceptaron y comenzaron a llamarme así”, contó el autor, evocando un momento especial de su niñez. Relató que de niño le gustaba pensar que era un gato. Su madre, recordando esa etapa, le dijo en una ocasión: “Hijo, a ti no te gustaban los gatos, tú pensabas que eras un gato”. Mia dormía con los gatos, les daba de comer y compartía un vínculo único con ellos. Este deseo de identificarse con otras criaturas no solo marcó su infancia, sino que también influyó en su decisión de adoptar el nombre “Mia”, un gesto que sus padres recibieron con total aceptación. Barrera, tras escuchar su relato, sugirió que quizá, en su infancia, él fue un nagual, un comentario que resonó profundamente con la audiencia.
El diálogo se adentró también en el poder del lenguaje, en su capacidad de reconstruir la paz y generar esperanza. “El lenguaje es de todos”, destaco la presentadora, mientras que el escritor complementó lo dicho sugiriendo que la poesía y la narrativa están inextricablemente mezcladas, como una forma de juego y de exploración, y que las historias tienen el poder de rehumanizar y transformar.
A lo largo de la charla, Couto compartió reflexiones personales sobre su proceso creativo y su relación con los traumas y olvidos históricos de Mozambique. “Mozambique es una gran suma de olvidos”, mencionó, recordando que la escritura le permitió sanar y transformar esos recuerdos tristes en un espacio personal de luto y belleza. “Las palabras no se inventan, ya están ahí, simplemente hay que quitarles el polvo”, añadió, destacando la belleza inherente en las palabras olvidadas.
La sesión concluyó con una sesión de preguntas y respuestas en la que los jóvenes asistentes expresaron su admiración y curiosidad por el escritor. Cuando se le preguntó qué consejo daría a quienes quieren comenzar a escribir, Mia Couto, con su característica humildad y humor, respondió: “No acepte ningún consejo nunca”, provocando una carcajada entre el público.
Antes de finalizar, Mia Couto expresó su profundo agradecimiento por haber sido parte de la charla. Con una sonrisa en el rostro, comentó: “Me voy lleno de esperanza, porque hay mucho más, y el fin no está cerca”. Esta reflexión final dejó al público con una sensación de renovada energía, reafirmando la creencia de que las historias tienen un poder infinito para transformar vidas y realidades.
La charla cerró con una poderosa reflexión: “Lo más importante es no perder la capacidad de transformar la vida en diversas historias”. De esta manera, Mia Couto dejó claro que la literatura no solo es un refugio para el alma, sino un espacio para reescribir la historia y, quizás, reconstruir el futuro.