Cultura

Abren muestra sobre el último tlatoani mexica en el Templo Mayor, que este 2025 cumple su 500 aniversario luctuoso. “Esta exposición es producto de reuniones, reflexiones y discusiones sobre los puntos fundamentales de la vida del tlatoani”: Eduardo Matos Moctezuma.

“Cuauhtémoc es un enorme y poderoso símbolo cultural”, señala Diego Prieto

500 aniversario luctuoso.
Muestra. La exposición temporal “Cuauhtémoc. Historia y memoria” en el Museo del Templo Mayor reconstruye la vida, muerte y legado del último tlatoani mexica. (Eleane Herrera Montejano)

La exposición temporal “Cuauhtémoc. Historia y memoria” en el Museo del Templo Mayor reconstruye la vida, muerte y legado del último tlatoani mexica: el Huey Tlatoani Cuauhtemoctzin, cuya ejecución fue ordenada por Hernán Cortés en 1525, y de quien el próximo 28 de febrero de 2025 se conmemorará el 500 aniversario luctuoso.

“Nos encontramos en la antesala de una efeméride de la mayor importancia para la memoria de los mexicanos”, aseguró el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, durante la ceremonia inaugural que se puede revisitar en redes sociales del Museo.

Entre las razones por las que el personaje de Cuauhtémoc sigue vigente, Diego Prieto Hernández destacó que se trata de un “enorme y poderoso símbolo cultural”, que además de ser trágico, pasa a ser idealizado y tanto a ser elemento clave de reivindicaciones nacionalistas como figura romántica en literatura, artes plásticas historia y tradición popular.

“Viene a ser el símbolo simultáneo de la catástrofe que representó la conquista de México, como el territorio que ahora es nuestro país; y también de la resistencia”, ahondó.

“Por supuesto, con la caída de México-Tenochtitlan y la ejecución de Cuauhtémoc no terminó la resistencia, tuvo como un episodio la independencia...pero se prolonga como resistencia de los pueblos indígenas que defienden sus lenguas, sus formas de organización y de gobierno, tradiciones, creencias, sus formas de ser en el mundo y vivir en sus territorios”, continuó.

En la inauguración también estuvieron presentes la titular del Museo del Templo Mayor, Patricia Ledesma Bouchan, el director del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, Salvador Rueda Smithers, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, el historiador Antonio Saborit y varios académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México.

500 Aniversario.
Piezas. Otras de las obras de la muestra. (Eleane Herrera Montejano.)

LA EJECUCIÓN

Del episodio de la ejecución del último Tlatoani tenemos muy escaso conocimiento, “apenas gracias al registro de 2 soldados que fueron testigos de los hechos”, según recordó el director del INAH.

Uno de esos 2 soldados fue el capitán Hernán Cortés, de quien debemos asumir una narración acorde a sus intereses y la necesidad de deslindarse de la injusta ejecución -”por cualquier lado que la miremos”- así como lo cuenta en su 5ta carta de relación al rey de España. El otro soldado fue Bernal Díaz del Castillo, quien en la “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España” refiere este dramático pasaje.

“De ahí en más lo que hay es un conjunto de versiones, de conjeturas que no por ello deben ser desechadas porque la antropología se debe ocupar de todo: el dato escrito, la tradición oral, la creencia, el simbolismo y por supuesto todo aquello que aparece en el imaginario de pueblos o grupos específicos que forman a los pueblos”, consideró Diego Prieto Hernández sobre la construcción histórica que se ha hecho de este personaje.

“Cuauhtémoc fue personaje de gran relevancia por los episodios que el destino lo obligó a afrontar con la ética de un mexica tlatelolca y lo llevó a ganarse un lugar en la memoria”, agregó.

Después de la ejecución, no se supo a dónde fueron a parar los restos del Tlatoani, aunque sí “sabemos que hay una línea de tradición que vincula el destino de la imagen la figura, el símbolo, con el orgulloso pueblo indigena Ixcateopan, en el estado de Guerrero”.

“Es un fenómeno que debemos atender, comprender juntos con la obra de una importante arqueóloga nahuatlista que no fue tan reconocida en su momento, doña Eulalia Guzmán contribuyó a la recuperación de historia náhuatl”.

estudio.
Muestra. La exposición ofrece piezas que describen la vida del Tlatoani. (Inah)

INAUGURACION

“Esta breve exposición es producto de reuniones, reflexiones y discusiones que platicamos -los aquí presentes- acerca de los puntos fundamentales de la vida del tlatoani” dijo por su parte el arqueólogo y Premio Crónica, Eduardo Matos Moctezuma.

“Hay un orden en el discurso de la exposición, que se inicia con la etimología del nombre del tlatoani ¿cuál es el sentido que encierra el nombre Cuauhtémoc?”, participó el investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), fundador y director del Proyecto Templo Mayor (1978).

Al concluir el acto protocolario, las autoridades institucionales recibieron un recorrido privado a cargo de Patricia Ledesma Bouchan, directora del Museo de Templo Mayor, tras lo cual se invitó al resto del público a pasar a la muestra.

El recorrido está pensado de manera cronológica, a modo de hablar de Cuauhtémoc en distintos momentos de su vida y de la historia mexicana, desde lo prehispánico hasta lo virreinal.

“Hay una línea temática que se sigue, empiezas con el nombre de la persona y la identificas con iconografía que existe en el periodo prehispánico, después en el periodo virreinal con mano indígena, que son los códices; después te sigues con el biombo y las representaciones barrocas, luego el siglo XIX y, finalmente al siglo XX ya incluso con una intención didáctica para los niños”, explicó Salvador Rueda Smithers, director del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, uno de los investigadores detrás de esta muestra.

“A Patricia Ledesma y a mí nos tocó escribir los textos del siglo XIX y del siglo XX, lo demás no. María Castañeda y Miguel Pastrana escribieron lo del periodo prehispánico y a Antonio Saborit le toca una buena parte de la colonia del siglo XIX”, comentó sobre el papel que tuvo en la curaduría.

En este esquema museográfico, al historiador le tocó revisar “por qué Cuauhtémoc es héroe y no otro”. Es decir, ¿por qué Nezahualcóyotl, como héroe más antiguo de la historia mexicana, no pegó y Cuauhtémoc sí?

En primer lugar, porque es un símbolo de resistencia contra el invasor y porque el proceso heroificador de Cuauhtémoc nace precisamente después de la guerra con los Estados Unidos, después de la invasión francesa, entonces queda cerca como ejemplo de resistencia: “de un mexicano, de aquí, contra el invasor”.

“Al mismo tiempo que se buscó la reivindicación del personaje prehispánico, en México se llevaron a cabo proyectos como poner la reja al “árbol de la Noche Triste” porque también es un símbolo de la de la resistencia y de la derrota de los españoles, “en un momento en donde estás buscando fortalecer la idea de que México es un país que resiste”, detalló.

Las representaciones del último tlatoani mexica han evolucionado: desde bustos esculturales, hasta la etiqueta de una marca de cervezas, su imagen ha evocado temáticas como el penacho, el águila e incluso alusiones al códice mixteco.

“Se ha ido conformando el símbolo como es lo mexicano, con jirones de realidades”, describió el historiador.

Entre estas representaciones, una de las más icónicas es la de “El Suplicio de Cuauhtémoc” (Leandro Izaguirre, 1893, se encuentra en el MUNAL) que se encuentra reproducida para narrar uno de los pasajes más impactantes del personaje que resistió a la tortura española.

También se pueden encontrar objetos arqueológicos, históricos, etnográficos y artísticos tales como el Busto de Cuauhtémoc (bronce, proveniente del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec) o reproducciones de genealogías de tlatoanis, obtenidas directamente del Manuscrito Mexicano 72.

De acuerdo con Salvador Rueda Smithers, en su generación se vivió un momento donde la política pública era ‘hacer a todos los mexicanos iguales’, el estandarte Cuauhtémoc pretendía ser una manera de unificar norte y sur. Sin embargo, a futuro concede que pueda pervivir como un símbolo de la otredad.

“Por ahí es por donde en un momento dado va a dar, porque la idea del artículo 2ndo de la Constitución y los derechos de los pueblos indígenas rompe con la idea de unificar a todo México cuando no somos iguales, somos culturalmente un mosaico. Entonces, ahí podría funcionar como símbolo de otredad, en el sentido de que existe además una otredad occidental”, considera.

Sobre las significaciones que adquirirá Cuauhtémoc en el futuro próximo, el historiador considera que habrá que esperar unos meses para definir un rumbo a los discursos que nuestra nación necesitará frente a las políticas extranjeras.

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