La censura literaria avanza en 2024 con paso firme. El auge de partidos de extrema derecha, la polarización ideológica y las políticas anti-LGTBIQ+ tienen en el punto de mira a libros infantiles, revisiones de obras con perspectiva inclusiva y obras maestras de autores como Federico García Lorca o Mark Twain.
La censura ha conseguido que ‘La casa de Bernarda Alba’, de Federico García Lorca; ‘El cuento de la criada’, de Margaret Atwood; ‘It’, de Stephen King, o ‘El mercader de Venecia’, de William Shakespeare, hayan sido eliminados de bibliotecas públicas y escolares de Florida, Iowa o Alaska.
Estados Unidos es sin duda el país con una situación más grave -varios estados han aprobado leyes que prohíben libros por ejemplo de contenido sexual en las escuelas- y en Europa y otros países democráticos la censura literaria se ha multiplicado en los últimos años de manera exponencial (es el caso de Hungría).
Estados Unidos triplica los libros prohibidos
Según el último informe de la asociación PEN en Estados Unidos, el curso 2023-2024 ha sido el año que más títulos se han prohibido en bibliotecas públicas y escolares del país. En total, se han eliminado más de 4.000 títulos de sus estanterías, el 81 por ciento de ellos en los estados de Florida y Iowa.
Detrás de esta “ola sin precedentes de prohibiciones” están asociaciones de padres como Moms for Liberty (Madres por la libertad) que realmente son “grupos conservadores extremos” conectados con “redes de organización bien financiadas”, explica a Efe Madison Markham, miembro del programa Freedom to Read de PEN América.
Su objetivo no es otro que ejercer “un control ideológico” sobre lo que los jóvenes pueden leer.
‘Con Tango somos tres’, un libro infantil inspirado en una historia real de dos pingüinos macho que incuban un huevo y se convierten en una familia, ha sido prohibido en varias bibliotecas escolares. Sus autores han denunciado a Florida por la prohibición.
“En otras partes del mundo estamos viendo un aumento en los sentimientos anti-LGBTQ que, con frecuencia, han precedido a las prohibiciones de libros impuestas por los gobiernos”, añade Markham.
La censura se extiende
Una investigación de la asociación británica Index on Censorship publicada este año asegura que la mitad de las bibliotecas escolares encuestadas habían recibido peticiones para que libros -fundamentalmente de temática LGTBQ- fueran retirados de las estanterías.
Entre los libros eliminados están ‘This Book Is Gay’ (‘Este libro es gay’), de Juno Dawson; ‘Julián es una sirena’, de Jessica Love, y ‘ABC Pride’, de Louie Stowell, Elly Barnes y Amy Phelps.
La Federación Europea Internacional de Libreros (EIBF) publicó un informe este año en el que recoge, además de casos de censura similares a este, el auge experimentado en los últimos años de ataques a librerías.
El caso más flagrante en la Unión Europea es Hungría. El Gobierno del ultranacionalista Viktor Orbán endureció este año la legislación ya de por sí restrictiva -que Amnistía Internacional tacha de ‘homófoba’ y ‘tránsfoba’-, y que afecta a medios, al sector editorial y a librerías. La UE ha denunciado la normativa ante la justicia europea.
La ley prohíbe la publicación de libros infantiles con personajes LGBTI, obliga a precintar los libros y prohíbe venderlos cerca de centros infantiles. En ese contexto, ‘Meseorszag mindenkie’, que revisa cuentos populares con personajes inclusivos como una Reina de las Nieves lesbiana, se ha convertido en un símbolo de la lucha por la libertad de expresión en el país.
En un movimiento similar, el gobierno de Argentina y varias asociaciones conservadoras pidieron recientemente la retirada de las escuelas de Buenos Aires de varios libros por su contenido sexual.
Los libros señalados son ‘Cometierra’, de Dolores Reyes -sobre el feminicidio-; ‘Las primas’, de Aurora Venturini; ‘Si no fueras tan niña’, de Sol Fantin; y ‘Las aventuras de la china Iron’, de Gabriela Cabezón Cámara. El apoyo internacional a las autoras ha sido unánime.
“La libertad es un derecho humano inalienable que debe garantizarse a todas las personas -argumentan desde Pen América- Es vital celebrar historias que reflejen y revelen mundos diversos a los lectores. Los ciudadanos debemos seguir alzando la voz en foros públicos para protestar por la censura que hemos visto”.
Persecución, exilio y detención de escritores
El último informe de Pen América sobre escritores encarcelados publicado este año -con información de 2023-, arroja datos preocupantes: el número de escritores encarcelados ha alcanzado su máximo en cinco años, con 339 escritores en prisión -un aumento del 9 por ciento con respecto a 2022-.
Los países con más escritores encarcelados son -por número- China, Irán, Arabia Saudí, Vietnam, Israel, Bielorrusia, Rusia, Turquía, Myanmar (Birmania) y Eritrea. Entre los más destacados se encuentran Narges Mohammadi (Irán) y Pham Doam Trang (Vietnam).
Y las detenciones continúan. Hace unas semanas el gobierno de Argelia detenía al escritor francoargelino Boualem Sansal -acusado de terrorismo-.
Una situación que ha obligado a exiliarse a muchos escritores. Es el caso de los nicaragüenses Gioconda Belli y Sergio Ramírez (Premio Cervantes 2017), a los que España concedió asilo el año pasado después de que el régimen de Daniel Ortega les despojara de su nacionalidad.