La reciente publicación del monero y dibujante mexicano José Ignacio Solórzano Pérez, mejor conocido como Jis, es “Gato encerrado” (Grijalbo, 2024) y se trata de una recopilación nostálgica de historietas publicadas en los años 80s, 90s y primeros años de los 2000s.
“Por un lado ya no soy un muchacho, ya llegué a la edad de ruco. Una cosa que nos llega a las personas mayores es encontrar delicia en el recuerdo y la nostalgia”, confiesa en entrevista.
“Muchas de las cosas que ocurrieron las valoramos mucho y las comparamos con los momentos actuales. A mí me dio mucha emoción estar viendo al Jis historietista, ver qué cosas todavía sigo de los alucines gráficos y de qué cosas me siento distanciado”, agrega.
Para seleccionar las tiras que vienen en el libro, el autor hizo una revisión de todas las publicaciones que guarda de su época en La Jornada Semanal.
“En general, a la hora de plantearme hacer un libro es justamente recopilar material, casi nunca me pongo a hacer un libro desde cero, sino que me pongo a revisar cosas que ahí están y cómo ordenarlas”, explica.
De acuerdo con el monero, el proceso fue “tal cual, darle vueltas a los cajones”, buscando entre sus trabajos anteriores, con un criterio narrativo para condensar aquella etapa dentro de una trayectoria de más de 4 décadas.
“Están ahí, siento yo, ya muchas de mis características: cosas de la línea, del dibujo, muchos de mis debrayes ya estaban”, elabora sobre la revisión de su trabajo.
El material está organizado según lo que Jis considera sus grandes series: “”La dura vida del monero”, “Historias de la Luna”, “Parsimonia”, “Tejo Bejuco” , “La tumba de Zénon”, “La ruta de los milagros”, “Gato encerrado”, todas unidos bajo la noción de historieta o narrativa gráfica, ya en varias páginas o una sola.
“Me dio gusto ver al Jis de entonces, el historietista trabajando y ver con qué cosas me identifico", continúa
Los temas que abordaba entonces son las piedras, las islas, la psicodelia, el erotismo, los abismos, entre otras imágenes recurrentes que continúan en su trabajo gráfico actual. Principalmente, los cambios de su obra devienen de un refinamiento hacia lo sintético.
“Se fue dando de forma bastante natural, a la hora que empecé a ser más consciente de la incomodidad que me ocasiona intentar narrar historias. No era lo mío estar sosteniendo una narración, aunque no fueran tan largas -la mayoría son de una sola página-, pero aún así, narrar y sostener algún personaje o tema a lo largo de varias viñetas me ocasionaba mucho mucho conflicto”, relata sobre la manera en que su trabajo ha evolucionado.
Poco a poco, al monero le “cayó el 20” de que tenía que librarse de las caricataduras del género para encontrar algo “más natural” a su modo de expresión, “que terminó siendo esta cosa de la imagen sola, el cartón”.
“Afortunadamente, creo que estos tiempos en que estuve haciendo historieta están bastante efectivas porque sí le echaba a todos los kilos para que salieran bien. Entonces están las cuestiones existenciales, psicodélicas, filosóficas y experimentaciones formales. Es un conjunto interesante de ver, creo que es un libro bastante decoroso”, opina.
-¿Cuál consideras tu mero mole?
“La cosa más sintética: una imagen sola, con o sin texto, con o sin chiste, porque muchas veces ni siquiera son cuestiones humorísticas, a veces son puros debrayes o experimentos gráficos, pero me gusta mucho que se resuelva cada pieza en una sola imagen, me estimula mucho más y me gusta porque puedo pasar a otro asunto, que la cosa esté terminada en ese rato, que quede resuelto ese mono y pasar al siguiente, no estar pendiente de seguir desarrollándolo a lo largo de varios días...no, no, me siento, lo hago y me retiro”, responde de un tirón.
-Y en este recuento nostálgico, ¿qué conclusiones haces sobre ti o sobre tu trabajo?
“Sigo siendo el mismo. Quiero pensar que ha habido evolución en ciertas cosas, que me he ido refinando o siendo más efectivo en mi manera de resolver algún dibujo, pero por otro lado me da gusto esta cosa de cómo cada quien tiene su esencia. En muchos sentidos, me doy cuenta de que sigo siendo ese”.
Desde su perspectiva personal, Jis se ha especializado en su propio estilo.
-Ahora que no colaboras con un diario, ¿cómo ha cambiado tu forma de trabajar?
“Ahora que por cuestión laboral ya no estoy casi publicando en periódicos, la parte estrictamente humorística o de confección de un cartón lo tengo un poco en suspenso, pues porque no estoy chambeando en eso. Estoy más metido en el debraye puro, haciendo pachecadas, espero no terminar volviéndome loco”, comenta.
Por la mañana y por la tarde, el monero se encuentra en una situación curiosa, porque su chamba viene de otras cosas -como programas de radio, tv, redes, etc- pero no ha perdido el oficio.
“El trabajo de dibujante y monero sigue siendo mi esencia: es lo que hago desde que el día comienza a funcionar, sigue siendo lo que más me gusta hacer, con lo que más me identifico”, manifiesta.
“Aunque ahorita no haya paga, yo me levanto, hago las cosas que tenga que hacer -desayunar, pasear a la perra, etc- y me siento en mi escritorio a dibujar. Como no son dibujos específicos para publicación, me pongo a hacer un sistema de libretas, apuntes como una especie de circo a varias pistas donde pongo muchas libretas frente a mi y empiezo a relacionar todas, transcribiendo de una a otra algún chiste, desarrollo gráfico o tema”, añade.
Se considera en un momento interesante, en el que continúa entretenido con el dibujo y sus exploraciones. Rigurosamente, por ahí de las 8pm el monero se retira a sus aposentos para ver series y descansar.